—Hasta los guardias susurraban del tema en el pueblo.
Entramos saludando a nuestro padre, ya estaba con el cuchillo en la mano despellejando al animal. Nos tumbamos en el sofá y comentamos el tema con detalle especulando lo que ocurriría después. Pasados unos minutos papá se incorporó a la conversación desde la mesa, de hecho cambió el tema y me felicitó por la adquisición.
-Luego iré al lago a bañarme-dije levantándome del sofá.
Me acerqué al espejo de enfrente y agarré el cepillo de la mesita; tenía un nudo en el cabello que me estaba molestando desde hacía unas horas. Mi pelo era relativamente ondulado, me llegaba por la cintura y brillaba con el sol.
Mi padre me recordó que no debería tardar mucho por si los guardias aparecían. Tras la charla de siempre salió a cocinar la carne en la fogata de fuera.
-Te acompañaré-dijo Haise comiéndose una mora del cesto de frutas.
Al menos sabía que hizo su parte y fue a recoger frutos.
-No te inches a moras que vamos a comer en breves, enano.
-¡No soy enano! Mido uno setenta y cinco.
Revolví su cabellera y disfruté de esa mirada escalofriante que me dedicaba.
-Pero eres menor que yo-dije sacando la lengua para enojarlo más.
-Tienes diecisiete, no te creas tan mayor-murmuró cruzándose de brazos.
Siempre se enfadaba cuando recordaba que era mayor que él, siempre usaba esa flecha para recordar que yo poseía cierto poder sobre él.
-Qué lindo es mi hermanito de quince añitos-dije apretando sus mofletes.
No tardamos en estar en plena persecución por la casa, yo siendo perseguida, mi padre gritando que paráramos que íbamos a romper algo y mi hermano insultándome incluso comparándome con una oruga o cualquier insecto.
Comimos tranquilamente como siempre a pesar de las miradas retadoras de mi hermano. Disfruté de las vistas que había de árboles. Comíamos normalmente fuera, a menos que lloviera. En invierno también solíamos comer en la mesa de dentro.
—Iré al pueblo-dijo mi padre tras recoger los platos.
Mi hermano y yo miramos a mi padre de inmediato.
—¡Cervatillos!, nunca vas, ¿A qué se debe?-pregunté.
-Necesito unas semillas para el huerto-dijo bufando.
Mi padre odiaba bajar, le recordaba a nuestra madre, por eso solíamos bajar nosotros, más mi hermano que yo. Haise de alguna manera disfrutaba el ambiente del pueblo, le gustaba escuchar las conversaciones y noticias del reino directamente de la frutera. Abracé por detrás a mi padre, debía echar de menos a mamá.
-¿Quieres que vaya yo? Después de bañarme, claro.
Sonrió y asintió sin quitar su preciosa sonrisa del rostro.
-Gracias, Cirene.
-No hay porqué agradecer-dije besando su mejilla.
Nada más entrar a la casa me tiré en el sofá. Quería dormir un poquito antes de irme al lago. Pedí a mi padre que le despertara tras apagar el fuego y ordenar la madera de fuera, tardaría una media hora en ello. Cerré los ojos, me hice bolita en el sofá y disfruté del olor a pino de mi casa hasta quedarme completamente dormida.
Me até las botas nuevas satisfecha por la comodidad de las mismas. Escuchaba como mi padre y mi hermano discutían debido a que mi hermano quería llevarse el cinturón de cuchillos por si ocurría algo mientras me bañaba. Él y el arco no eran tan familiares como yo, Haise se manejaba mejor con los cuchillos de pequeño tamaño.
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El Secreto mal Guardado De La Corona- JK
FanfictionLa corona guardaba un pequeño secreto que acabó enlazando la vida de Cirene y Jungkook. -Jeon Cirene, hija del verdadero Jeon Kerel y por tanto la verdadera descendencia de la corona.