CAPÍTULO 30

1.6K 73 30
                                    

Las chicas se miraron sorprendidas, sin dar crédito a lo que les muestra la pantalla.

-Pero ¿este tío qué se cree? - Sandra parece más molesta que la propia destinataria del mensaje -. Ni se te ocurra responderle.

De pronto un destello iluminó los oscuros ojos de su amiga y Chiara supo al instante que alguna idea acaba de formarse en la maquiavélica cabecita de la rubia. Cuando a Sandra le da por idear cosas, Chiara se pone a temblar porque nunca sabes por dónde puede salir. Pero en esta ocasión no piensa pararle los pies, quiere saber qué se le ha ocurrido porque está claro que piensa devolvérsela al abogado. ¿A qué juega? ¿Pretende ponerla celosa?

«-Pues está apañado. Como si a mi me importara lo más mínimo con quién esté.»

«-Claro... Por eso estás así de "tranquila" ¿Verdad?»

«-La que faltaba. Querida conciencia, por mí como si Ian se tira a toda la selección femenina de fútbol. Entre nosotros no hay nada, puede hacer lo que le plazca.»

«-Sonaste muy convincente, sí señorita.»

«-Se supone que eres mi conciencia, podías estar de mi parte por una vez.»

«-Te recuerdo que, precisamente por ser tu conciencia, sé exactamente lo que estás (estamos) pensando... »

Ver a su amiga dando vueltas por la habitación, revolviendo entre su ropa, la trae de vuelta a la Tierra. Parece que está buscando algo pero ¿qué? De pronto la ve sacar del armario sus viejos vaqueros de hombre (sí, ella también cayó en esa moda y sí, tampoco había usado esa prenda más allá del día que la estrenó) y enseguida parece comprender las intenciones de Sandra.

-Oye ¿sigues teniendo la camisa que le "robaste" a Jorge en la cena de Navidad? -preguntó mientras seguía revisando puertas y cajones.

-Debe estar en el armario pero ¿para qué quieres todo eso?

-Vamos a darle a don Desconocido un poco de su propia medicina ¿Quiere ponerte celosa? De acuerdo, juguemos, pero ese parece olvidar que puedes conseguir al tío que quieras con solo chasquear los dedos.

-Sí, pero da la casualidad de que justo hoy no hay ningún tío por aquí...

-Ya, pero eso lo sabemos tú y yo, él no lo sabe ¿verdad? Y no veo qué tiene de malo hacerle creer que encontraste una oferta más tentadora que la suya para pasar de tus planes de dormir... Así la próxima vez se lo currará más.

-¿Y quién te dice a ti que habrá una próxima vez? Además ¿quién te dice que yo quiero que la haya?

-No... Nadie, nadie... Es solo que me aburro y quiero chinchar a alguien -respondió Sandra con ironía.

-Él puede hacer lo que quiera, entre nosotros solo hubo un par de polvos y listo, si no fuera porque es mi jefe ni siquiera nos hubiéramos vuelto a ver... ¿Tú crees que le importa si estoy con otro tío o con veinte?

-Claro, por eso el otro día le escoció tanto verte con Jesse que tuvo que interrumpiros en medio del morreo y hoy ha vuelto a dejártelo caer. Además ¿tú desde cuándo te piensas tanto las cosas? Tú déjame a mí que yo sé lo que hago. Vamos a divertirnos un rato. Dame tu ropa.

-Eres tremenda -suspiró Sandra mientras obedecía la petición.

-¿Qué estoy tremenda? Lo sé - le soltó guiñando el ojo -. Y que tú me amas y no puedes vivir sin mí, también lo sé.

Déjame volar [+18] ©Onde histórias criam vida. Descubra agora