CAPÍTULO 11

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CHIARA Y RAÚL

Raúl y Chiara vivían en barrios muy cercanos por lo que habían ido desde pequeños al mismo colegio aunque no habían coincidido nunca en la misma clase.

Raúl era el prototipo de chico perfecto: simpático, de buena familia, buen estudiante, delegado de clase y, por si fuera poco, también se le daban bien los deportes. Estaba en el equipo de fútbol del colegio y se llevaba bien con todo el mundo, desde alumnos hasta profesores.

Y era guapo, muy guapo. Año tras año tenía a las chicas suspirando tras él aunque nunca se le vio interesarse por ninguna. Obviamente Chiara lo conocía, por supuesto, no es que pasara desapercibido, pero nunca tuvo la más mínima esperanza de que él se interesara por ella. Ella nunca había sido del tipo de chica que va babeando detrás de un chico por muy guapo que fuera además no tenía tiempo para pensar en ligues ya que estaba cien por cien volcada en sus estudios.

Chiara tenía que sacar las mejores notas, solo así podría convencer a sus padres que la dejaran inscribirse en el mismo instituto al que irían sus dos mejores amigas desde infantil. Dicho instituto quedaba fuera de su zona pero había conseguido que sus padres aceptaran llevarla allí con la condición de acabar el colegio con una nota media de sobresaliente. Así que se pasaba la vida entre la biblioteca y su habitación, estudiando a todas horas y no le quedaba demasiado tiempo para pensar en chicos.

Finalmente tanto sacrificio obtuvo su recompensa y acabó el colegio como la primera de su promoción y a sus padres no les quedó más remedio que cumplir su promesa.

- Nunca te hubiera imaginado como la empollona de la clase - dijo Ian aprovechando que Chiara hizo una pausa en su historia para ir a por otra bebida.

- Hay muchas cosas de mí que no sabes - respondió ella utilizando las mismas palabras que él había usado antes.

- Habrá que descubrirlas - dijo mirándola por encima de su vaso al dar un trago.

Aquella mirada provocó en ella un escalofrío que recorrió toda su espalda, sensación que no era la primera vez que le provocaba. Bebió un sorbo de su vaso y prosiguió con la historia.

Al año siguiente estaba en el instituto que quería sí, pero poco había cambiado en su vida. Bueno, una cosa sí había cambiado: sus amigas no estaban en la misma clase que ella y tenía muchos compañeros nuevos, uno de los cuales resultó ser Raúl. Y esta vez, sin saber cómo ni porqué, sí que se había fijado en él.

- Déjame adivinar - interrumpió Ian - te enamoraste de él, él se enamoró de ti y fuisteis los reyes del baile.

- Tío, en serio, deja de ver Gossip Girl. Él no sabía ni que yo existía, yo seguía siendo la amiga empollona de la guapa de clase. No, Raúl no se acercaba a mí si no era para pedirme algún apunte o comparar ejercicios; él seguía siendo también allí el guapo, el popular y tenía un club de fans bastante nutrido como para fijarse en alguien como yo.

El curso avanzó y Chiara acabó colada por él hasta los huesos pero siempre fue muy realista y era consciente de que tenía más posibilidades de ganarse un Grammy que de tener algo con él. Y así fue hasta que llegó el verano.

Sus amigas se iban fuera de la ciudad a pasar las vacaciones por lo que ella se vería obligada a pasar los 3 meses de verano allí sola, con la piscina del barrio como único medio de escape a su aburrimiento.
Pasaba las tardes en la toalla con sus cascos y sus libros, ajena a cualquier cosa que pasara a su alrededor, pero aquello era mejor que quedarse en casa aguantando a su madre. Una tarde cualquiera, bien avanzado ya el mes de julio, se encontraba como siempre perdida entre las páginas de su novela romántica favorita cuando alguien se acercó por detrás y la saludó. Era él, Raúl.

Resulta que ese año su familia tampoco se iba fuera por vacaciones, al parecer por compromisos laborales de su padre, por lo que también estaba solo y decidió bajar a la piscina para entretenerse un rato. Como no solía ir por allí no conocía a nadie y al ver a Chiara la reconoció y decidió acercarse a saludar. Al final acabaron quedando cada tarde para ir juntos a la piscina; para cuando iba a comenzar de nuevo el curso, Raúl le confesó que se alegraba de no haberse ido de vacaciones y una tarde finalmente le pidió salir como pareja.

- ¿Ves? Ahí tienes tu momento Disney - se burló Ian.

- Es posible, aunque nuestro cuento no tuvo un final feliz...

- Pero, por lo que me contaste antes, sí que fue una historia larga. ¿Qué pasó? Si se puede saber.

- Digamos que me cansé de ser un complemento de moda - prosiguió.

Raúl era un encanto, un estudiante ejemplar, el deportista del año, el novio que la madre de Chiara siempre había soñado para ella, pero nada más. Entre ellos no había emoción, no había pasión. Para Raúl lo más interesante que se le ocurría hacer con su novia era quedarse a ver una película o ir a comer un helado, siempre solos, o almorzar el domingo con los padres de él.

Al principio, Chiara vivía como en un sueño y le parecía super tierno y romántico que él quisiera pasar el tiempo a solas con ella pero al poco, la rutina empezó a ahogarla y Chiara se convirtió en los más parecido a un ama de casa americana de los años 50: vivía por y para su novio, sus padres y sus estudios. Nada de amigas, de salir de fiesta a menos que fuera el cumpleaños de algún compañero de equipo (aunque se limitaba a hacer acto de presencia, saludar a todos y hacer bomba de humo en cuanto tenía ocasión), nada de ir a bailar o a cualquier otro plan que se le pudiera ocurrir.
Al final acabó por convencerla que estaban mejor así y con el paso del tiempo terminó por acostumbrarse, prácticamente se quedó sin amigas y solo lo tenía a él.

- Suena siniestro... - comentó Ian pensativo.

- Lo era - respondió ella.

- Y ¿cómo conseguiste escapar de ahí?

- Pues en gran parte gracias a Sandra. A ella le debo muchas cosas y una de ellas es que me abriera los ojos. Me devolvió las ganas de hacer cosas, la pasión por descubrir el mundo, me recordó lo mucho que me gustaba la música y bailar sin motivos en medio de la calle y todos esos planes que había dejado aparcados por el camino. Y poco a poco volví a ser yo sin necesidad de ser "la novia de".

- Me alegro que lo consiguieras.

- Y yo. Me perdí demasiadas cosas por su culpa. Pero no creas, después de todo eso me he dedicado a recuperar todo el tiempo perdido.

Después de unos minutos en silencio, Chiara lo miró fijamente a los ojos y lanzó la pregunta que llevaba rondando por su mente desde el principio de la noche.

- Oye ¿yo te intereso o no?

¡ Hola de nuevo! ¿Qué os ha parecido este capítulo doble? Ahora ya conocéis un poco mejor la historia de Chiara y Raúl

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¡ Hola de nuevo!
¿Qué os ha parecido este capítulo doble? Ahora ya conocéis un poco mejor la historia de Chiara y Raúl. Parece que parecer ser la pareja perfecta no es sinónimo de que sea así ¿no creéis?
Por cierto ¿qué pensáis que responderá Ian a la "indirecta" de Chiara? No sé si el alcohol habrá jugado a su favor pero parece que nuestra protagonista empieza a sucumbir al guapo letrado y sus dotes de seducción...
Como siempre, espero vuestros comentarios por aquí o a través de mi Instagram @rok8400

¡Gracias por leerme!

Déjame volar [+18] ©Where stories live. Discover now