Enamorándome de mi jefe

CAPÍTULO 3

ALMA

—¡Deja de seguirme!—se queja Alan molesto.

—No es que quiera estar pegada a ti como chicle todo el dia, pero es mi trabajo—digo.

—Es fin de semana, acaso, ¿no tienes vida?—Pregunta.

—Por supuesto que la tengo, pero si te comportaras como el empresario que eres no habría necesidad de seguirte

Okey, les explicare lo que sucedio, terminando el trabajo el señor Joseph me mando hablar para pedirme que no me despegara de Alan en todo el día, ya que era viernes y el niño mimado acostumbra a irse de fiesta en fiesta, y mañana teníamos que ir a un desayuno importante de un accionista.

—por favor, aparte de cuidar a mi hijo, quiero que veas si sus amistades son las correctas —Dice Joseph preocupado.

¿Enserio?

Realmente lo tratan como si fuera un niño.

Vacilo un poco y suspiro—¿puedo hacer una pregunta indiscreta?

Joseph sonríe—Adelante.

—¿porque esta decisión?, digo, su hijo es mayor, creo que debe de saber quienes son sus verdaderos amigos...

El señor joseph suelta un largo suspiro y su hijo expresión relajada cambia a una seria.

Ups, creo que no debi de haber preguntado.

—Mi hijo siempre ha tenido esa actitud de ser un muchacho egocéntrico y siento que esto no le esta llevando a nada bueno. Se cree superior a los demás, y sus amigos son una fuerte influencia en él, eso creo..

—No comprendo, no creo que haya necesidad de cambiar a sus amistades solo por su actitud.

—Por eso le hable, usted decidirá lo que es correcto.

Esta familia no ocupa una asistente, ni mucho menos una niñera, lo que necesitan es una psicóloga.

Y eso fue todo de mi conversación. Por lo menos, lo mas relevante.

En realidad se me hace una tontería todo esto, ¿porque tengo que decidir esto?

Bueno, a estas alturas  creo que ya nada tiene sentido.

Viernes en la noche y yo de niñera.

Así que al terminar el trabajo, Alan salio muy deprisa de la oficina, lo que no me quedo mas remedio de meterme por la fuerza a la limusina en contra de su voluntad.

Después comenzamos a pelear.

Qué sorpresa...

—Eres como un chicle pegado a mi —se queja molesto mientras me empujaba para que saliera.

—Muy bien y ¿cuales son nuestros planes para esta noche jefe?—Pregunto ignorando su comentario mientras cierro la puerta detrás de mi.

—Ojalá pudiera despedirte—Susurra.

Alzo una ceja.

Alan suspira—Iré al jay alai, un lugar  exclusivo, no creo que estés acostumbrada, será mejor que te vayas a descansar.

Bufo.

¿Como puede ser tan egocéntrico?

Aunque no es una mala idea ir a descansar, toda la semana me ha traído de arriba para abajo, no me dejo descansar ni un momento.

Sinceramente estaba exhausta pero no podía dejarlo ir solo, me mataría su padre.

Llegamos a un exclusivo bar, donde había una enorme fila para entrar.