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🍒 Semanas después 🍒

Jimin miraba desde la comodidad de su cama el cielo azul que se visualizaba desde su ventana, observando a este adquirir tonalidades anaranjadas y a su vez oír el ruido proveniente de la calle que se colaba a su habitación, el cual iba haciéndose menos intenso.

Así pasaba su tiempo desde que salió del hospital, a unos días de cumplirse un mes desde aquel día en el que vio a Jungkook por última vez.

Cada día que pasaba sentía su corazón doler más que ayer, la tristeza se había convertido en cansancio y cada noche que pasaba iba quedándose sin más lágrimas que soltar. Era como si la pena lo estuviera matando, como si volver a despertar y chocar con la realidad fuera su verdadero castigo.

Era por eso que no había puesto objeción en su estadía en el hospital cada vez que lo sedaban, manteniéndolo dormido por horas, al punto que se desentendió de las horas y los días. Era por eso que, incluso en su casa, no ponía objeción cada vez que la enfermera que había contratado su madre entraba y le daba su "medicamento", que muy bien sabía que era para mantenerlo dormido.

Prefería caer en un sueño profundo, donde su cruel y piadosa mente lo regresaba a sus mejores momentos con Jungkook, con los chicos y con Copito.

Había muchas cosas que lo desconcertaban, como por ejemplo, el hecho de que no lo hayan citado para declarar respecto a su relación con Jungkook. Tampoco había visto a su padre, ni en su estadía en el hospital ni cuando salió. Tampoco tenía comunicación, no tenía permiso de usar la televisión y tampoco tenía su celular consigo.

Jimin prácticamente estaba aislado del mundo.

—De verdad el chico es tranquilo —Jimin oyó la voz de la beta a sus espaldas entrando a su habitación y se quedó inmóvil, cerrando sus ojos cuando la puerta se cerró a sus espaldas—. Sí... Ahora está dormido.

Algo que había descubierto de su enfermera es que le encantaba hablar por teléfono y bueno, no la culpaba. Con él durmiendo todo el día y solo despertando para comer, haría cualquier cosa con tal de llenar las horas de trabajo.

Escuchó como la silla al lado de su mesa de noche era arrastrada y luego a la chica dejándose caer sobre ella tras soltar un pesado suspiro. Jimin agradecía haberse quedado del lado contrario, dándole la espalda en posición casi fetal.

—No hemos hablado mucho... En realidad, no hablamos nada, pero me da pena —Jimin tuvo que aguantar las ganas de gruñir. Joder, como odiaba la pena de los demás—. Supongo que el secuestro le ha dejado así de triste.

Jimin frunció su ceño y abrió sus ojos.

¿Secuestro?

—Yah, Sooyeon —reprendió la enfermera a través de la llamada—. Que esos chicos sean lindos no les quita lo malos que pueden ser. El pobre chico estuvo secuestrado por esa banda y sabe quién cuántas cosas malas le hicieron... —se quedó en silencio escuchando a su amiga—. ¿No viste las noticias? Hasta ese tal JK lo puso en el medio para recibir la bala y salvarse... —otro silencio y tras unos segundo tarareó en afirmación—. Ojalá la policía los encuentre pronto y los meta en la cárcel, con sus rostros por todo el país les será difícil seguir escondiéndose.

Los ojos de Jimin fueron a parar sobre su otra mesa de noche, donde había un plato con una manzana cortada a la mitad y también un pequeño cuchillo.

La chica conversó de algunas cosas más con su amiga y terminó por cortar la llamada. Estaba a punto de girarse para ver a Jimin, cuando de pronto un cuchillo fue puesto a escasos centímetros de su cuello y unos ojos vacíos e intimidantes la miraban fijamente a corta distancia.

Sinners ⟢ kookmin auWhere stories live. Discover now