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Los ojos de Jungkook estaban puestos sobre la persona que ahora tenía entre brazos sobre la cama, aquella que había terminado por caer en un sueño profundo mientras las lágrimas habían continuado deslizándose por sus tersas mejillas.

Ahora Jimin dormía con parsimonia, su pecho subía y bajaba con una calma que lograba relajarlo luego de la gran preocupación que experimentó tras encontrarlo hecho un desastre. Su rostro estaba recostado sobre su pecho y los cabellos rosados ahora cubrían sus ojitos hinchados.

Hasta hace días sus manos ansiaban por volver a estar sobre el cuerpo pecaminoso de Jimin, de volver a recorrer esas tentativas curvas y saborear de nuevo esa piel lechosa que se volvió su perdición. Sin embargo, nunca imaginó experimentar otro tipo de sensación al tener al pelirrosa consigo. Tener a Jimin entre sus brazos, durmiendo en su pecho como si él fuera una especie de lugar seguro, le generaba otro tipo de calor, otro tipo de sentimientos.

Con Jimin, su lobo parecía dominarlo y un solo pensamiento rondaba su cabeza.

Protégelo.

El cuerpo del pelirrosa comenzó a moverse con lentitud. Jungkook pestañeó varias veces volviendo a la realidad y bajó su mirada, encontrándose con el rostro de Jimin y con una tierna imagen de que apenas podía abrir sus ojos.

Joder, ¿por qué era tan lindo?

—Yo...

—¿Cómo te sientes? —Jungkook lo interrumpió, alzando su mano para peinar los cabellos de Jimin hacia atrás, dejando al descubierto la parte superior de su rostro—. ¿Más calmado?

Jimin suspiró, volviendo a bajar su mirada para esconder su rostro en el pecho de Jungkook—. Sí.

—¿Qué fue lo que pasó? —soltó la pregunta de frente, logrando que Jimin se tensara, y antes de que si quiera pudiera pensar en huir, Jungkook ya sujetaba su cintura con cierta presión para impedir cualquier movimiento fuera de la cama—. Y ni pienses en escapar, me debes demasiadas explicaciones.

—¿Por qué debería darte explicaciones a ti? —esbozó una sonrisa a ojos cerrados. Dios, Jeon olía tan bien.

—Porque vives en mi casa, trabajas para mí —mencionó con obviedad—. Creo que eso es más que suficiente.

—Uhm... —Jimin apoyó su mentón sobre el pecho del alfa y lo miró directamente a los ojos, con una pequeña sonrisa asomándose por sus labios—. No me parece del todo suficiente, jefe.

Pero a pesar de la pequeña sonrisa que tiró una de sus comisura de Jeon, Jimin pudo divisar un brillo en medio de la oscuridad de sus orbes; en ese rostro que siempre se encontrado marcado por la seriedad y la indiferencia, pudo divisar una preocupación genuina que logró erizar su piel y que por momentos le arrebató el aire.

¿Por qué últimamente se sentía así?

—¿Por qué estabas llorando? —esta vez la pregunta se deslizó con suavidad de sus labios.

Jimin exhaló con pesadez, apartando su mirada con cierta vergüenza—. Tuve una pesadilla.

—¿Una pesadilla hizo que tiraras todas tus cosas del tocador? —cuestionó con intriga, a lo que Jimin solo se limitó de asentir—. ¿De qué se trató?

—Yo... —Jimin tragó en seco disimuladamente—. Prefiero no hablar con eso.

Y Jungkook lo entendió, porque más allá del carácter que solía tener, comprendía a Jimin, o al menos intentaba hacerlo. Era la primera vez que lo veía vulnerable, incluso tímido.

Jimin, quién había tenido su mirada perdida y de paso su mente también, se sorprendió cuando sintió el cuerpo de Jungkook moverse con él encima. De pronto, tenia al alfa abrazándolo por la cintura, con sus grandes manos puestas sobre su espalda, mientras que rostro se hallaba escondido en su cuello. Un cosquilleo se instauró en su estómago como pequeñas mariposas cuando sintió la respiración del contrario chocar contra aquella zona mientras su nariz parecí acariciar su piel.

Sinners ⟢ kookmin auOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz