30.

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La cercanía de Liam estaba matandolo lentamente, su respiración estaba a nada de agotarse y podía jurar que si llegaba a acercarse un solo centímetro más, sin dudas sufriría un colapso.

Y todo eso estaba a punto de pasar, Payne se acercó un poco más, a tal punto que sus narices chocaron.

— No me hagas esto... — dijo en un bajo, casi inentendible jadeo, y esa fue una súplica robada.

Porque en ese momento, Liam se encargó de juntar sus labios con los del moreno frente a él, quitándole hasta el último suspiro.

Había leído algunas veces en algunos libros, que cuando algo así pasaba, los personajes sentían un sin fin de sensaciones; había leído sobre esas mariposas en el estómago, o que su piel se erizaba y sus manos temblaban; también había leído sobre  el estúpido hilo rojo y hasta el sentir que tú alma se unía a otra, en un simple beso.

Y había creído que eran pura palabrería para darle un toque romántico para que los lectores se sintieran satisfechos y felices cuando los personajes se daban su primer beso.

Y él creía que eran estupideces, si, lo creía, hasta en el momento en que probó esos labios que jamás en su vida se hubiera siquiera imaginado que besaría.

Pero, ahí estaba, entregándose y sintiéndose malditamente bien al besar a Zayn. Sintiendo como si su alma, mente y corazón hubieran encontrado su hogar, sin siquiera haberlo buscado antes.

¿Era así como se sentía el amor? ¿Era verdad todo lo que plasmaban en aquellos párrafos literarios?

Porque estaba sintiendo cada una de esas sensaciones, él, quien realmente no pensaba enamorarse o querer, incluso, amar, a quien él sentía que debía de odiar.

Pero odio era lo que menos sentía en ese beso, sino, todo lo contrario.
Porque si Zayn fue capaz de demostrarle amor con tan solo una mirada, lo que estaba haciendo con sus labios era increíblemente imposible describir con palabras.

¿Cómo, la persona que él había odiado todo ese tiempo, era capaz de amarlo tanto?

Era una pregunta difícil de responder.

Se separaron, no porque querían, sino porque de otra forma se hubieran desmayado por falta de aire.

El de ojitos ámbar se encontraba agitado, aunque él no estaba mucho mejor. Aún mantenía sus ojos cerrados y fueron esos segundos en lo que se permitió observarle sin vergüenza alguna; jamás se había tomado el tiempo, hasta hace muy poco tiempo, en apreciar la suma belleza que el chico frente suyo poseía.

Zayn era perfecto, en todo sentido, en todos los aspectos posibles.

Era simplemente perfecto, no había otra forma de describirle mejor que esa.

Parpadeando lentamente, Malik le devolvió la mirada y se miraron en silencio.

Las palabras no hacían falta en ese momento, no por un rato, al menos.

Una sonrisa se plasmó en el rostro del azabache, mientras le miraba con esos ojitos brillantes.
— Golpeame. — dijo.

Eso le generó una risa algo estúpida, creyó que era la primera vez que se reía así.
— ¿Que?

— Golpeame. — repitió. — no creo que esto esté pasando, tal vez todo esto es producto de una pasada de los calmantes, necesito saber que esto es real y no una alucinación como sospecho desde que llegaste.

Una completa sonrisa se extendió en sus labios hasta que negó.
— Creo que volver a besarte sería mejor antes que hacer eso. — respondió y soltó otra risa al ver cómo las mejillas del moreno se volvían rojas nuevamente. — Si, definitivamente quiero besarte otra vez.

Te amo, Liam. (ZIAM)Where stories live. Discover now