Aғᴛᴇʀɢʟᴏᴡ¹ || Ikaris [The Eternals]

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—Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 13—

ACTUALIDAD 2024

DAKOTA DEL SUR

La química entre ambos era algo único, con una sola mirada se decían más que mil palabras desde siempre, aunque este no era el caso. Desde que dejaron la casa de Ajak, Gold estaba en un trance, Sersi le había ofrecido conducir, pero se negó y se fue a la parte de atrás del carro sin comentar o decir nada.

Parecía en shock, las cosas de Ajak estaban en la cajuela y para todos era un peso de lo que esto significaba, además de que Gold había vuelto a ese limbo de sus pensamientos, cada vez que parecía dar un paso enfrente daba dos para atrás.

Se encontraba en duelo.

E Ikaris se sentía idiota y doble cara al verla, vamos, él había participado en lo que la tenía de esta manera y no podía negar que empezaba a cuestionarse si la decisión había sido correcta, aunque ya nada pudiera hacer para cambiarlo.

Sprite tampoco dijo nada, conocía a Gold demasiado y lo mejor era darle su espacio.

Mientras Sersi sentía esa necesidad de decir algo, no por ella, no por Ikaris, sino por Gold que parecía ida, pero una mirada por el retrovisor a Ikaris que estaba al lado de la rubia fue suficiente para que desistiera.

Cada quién estaba llevando el duelo como podía y eso era algo de lo que todos estaban conscientes.

Duraron así un rato, nadie diciendo nada y el silencio del carro estaba siendo agotador, ninguno hablaba perdido en sus pensamientos.

En la mente de Gold todo estaba dividido, la tristeza de la muerte de su madre estaba en una esquina, el dolor junto al enojo en otra, las ganas de acabar con todos estaban en otra y por último el enojo y celos que de alguna manera la estaban invadiendo por saber que ella no sería la eterna suprema.

Observó a Sersi, estaba siendo egoísta y desconsiderada. Sabía que algo debía de haber para que su madre no la hubiera escogido a ella, pero era inevitable sentirse así luego de tantas promesas que Ajak le había hecho.

En conclusión, no sabía cómo sentirse.

Pero tenía que hacer algo. Tenía que empezar con su venganza, tenía que salir del agujero en el que estaba.

Así que secándose las lágrimas que no se había dado cuenta habían salido de sus ojos se enderezó y aclaró la garganta llamando la atención de los tres, Ikaris al verla se sintió orgulloso al ver la determinación que de la nada salía de sus expresiones.

Se había casado con alguien fuerte, más fuerte que él.

― Quitando lo obvio, Ajak está muerta ― dijo sintiendo las últimas palabras como una apuñalada a su corazón ― Tenemos que seguir con la búsqueda de todos, así que manos a la obra.