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—Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 33—

― Realmente nos engañó ¿no? ― Kingo preguntó luego de un silencio en dónde Gold miraba un punto fijo dejando de estar en los brazos de Druig

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― Realmente nos engañó ¿no? ― Kingo preguntó luego de un silencio en dónde Gold miraba un punto fijo dejando de estar en los brazos de Druig.

Ikaris había logrado engañar a todos y jugar de la misma manera con la rubia.

Estaba enojada y furiosa, pero el sentimiento que más predominaba era decepción.

¿Cómo pudo confiar ciegamente en él?

Sintió nuevamente la espina de ir con él, de hacer lo que Arishem quería para poder recuperar no solo su vida normal, sino a Ajak y Gilgamesh, aunque las voces de George, Wanda, Sam, Stacey y los demás no la dejaban pensar con claridad.

¿Estaba dispuesta a ser la villana de las personas a las que llamaba familia?

Sabía la respuesta.

No.

No podría hacerle eso al legado de Tony, a sus amigos, a ninguna persona que había salvado para ahora matarla y cerró los ojos sintiendo su poder recorrerla entera ante la expectativa, ese lado malo de ella que tanto ocultaba estaba ansioso por pelear contra el amor de su vida.

Recordó todas esas veces que Ikaris le decía que algún día pelearían en bandos contrarios, no quería creerle, en ese tiempo le parecía una gran estupidez pensar que su esposo y ella se volverían enemigos.

Ahora todo lo que quería hacer era hacerle pagar por la muerte de su madre.

Druig la observó cruzado de brazos desde el otro lado de la habitación... ¿era normal que le diera una pizca de satisfacción ver cómo Ikaris al final no era el eterno que todos pensaban?

Sabía que no, pero no podía evitarlo... era como si su lado más horrendo saliera a la luz, le agradaba la idea de que el mundo viera a Ikaris como él lo veía desde hace siglos atrás, lo que no le gustaba era como estaba Gold en estos momentos.

Le asustaba que estuviera en silencio con la mirada perdida, en esa mente podía ocurrir una guerra sin que nadie se diera cuenta y eso era el colmo para él, porque solo Gold podría detener su lado siniestro.

― Karun, vámonos ― Kingo observó a todos deteniéndose en la rubia que ante lo dicho por el eterno levantó la vista alejándose de sus pensamientos y Druig lo agradeció.

― Esperen ¿a dónde diablos van? ― Phastos alejó sus gafas de sus ojos mientras los observaba confundido ¿las cosas se caían y ellos se iban?

― No puedo ayudarlos, chicos. Sigo pensando que Ikaris tiene razón.

Gold se levantó del suelo. ― ¿Te vas? ¿No piensas ayudarnos con esto?

Kingo se acercó lentamente a ella tomándola entre sus brazos, a lo cual Gold no se negó, necesitaba el abrazo de uno de sus mejores amigos, al que consideraba un hermano.

Aғᴛᴇʀɢʟᴏᴡ¹ || Ikaris [The Eternals]Where stories live. Discover now