Aғᴛᴇʀɢʟᴏᴡ¹ || Ikaris [The Eternals]

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—Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 10—

ACTUALIDAD (2024)

DAKOTA DEL SUR

Gold recordó el momento exacto en el que ambos decidieron casarse, habían tenido una relación de ciento veintitrés años cuando Ikaris se lo propuso bajo el atardecer, el recuerdo de porqué el atardecer significaba lo que significaba la invadió.

Vamos, había sido una Gold orgullosísima en esos momentos y se alejó del eterno durante siglos hasta que en un atardecer ambos decidieron volver a hablarse, lo querían y así pasó. El atardecer fue el lugar en el que ambos charlaban por horas hasta que la luna estaba en su punto más alto, o a veces, hasta el amanecer de un nuevo día.

Sonrío mientras observaba por el retrovisor como Sprite estaba recargada en su esposo mientras dormía, Ikaris la observaba y sonrío para ella guiñándole un ojo sin saber que Sersi los estaba viendo.

Algo en ellos se sentía bien, no podía explicarlo pero de algo si estaba segura. Seguía queriendo a Ikaris, no sabía de qué manera pero lo hacía y estaba consciente de eso.

Gold tomó el volante haciendo una pequeña vuelta y entraron al terreno que le correspondía a su madre, la casa estaba alejada de toda sociedad lo que transmitía paz y serenidad al lugar. Siempre le gustó venir aquí a despejarse de cosas tan mundanas como los temas de su empresa.

Recorrió el camino hasta la casa y empezó a sentir que algo no estaba bien.

Observó por el parabrisas la nube que parecía derrochar una gran lluvia en la ciudad, los truenos los alcanzaba a escuchar lo que ponía sus pelos de punta. Se estacionó orillándose del camino y se bajó apresuradamente sintiendo que algo no estaba bien.

Ikaris tragó grueso mientras veía como Gold se bajaba del auto, bien, podía continuar con la mentira cinco días más. En cinco días todo se habrá ido y nadie sabrá la verdad.

Sersi volteó a verlo y este meneó a Sprite haciendo que la pelirroja abriera sus ojos.

─ ¿Ya llegamos? ─ preguntó mientras se tañaba los ojos e Ikaris asintió sintiéndose mal, sabía lo importante que era Ajak para estas tres.

En especial para Sprite y Gold.

Sersi se quitó el cinturón y bajó siguiendo a Gold seguida de los otros dos eternos. Gold se quedó un poco estática al ver la puerta abierta, su madre nunca la dejaba así.

Ikaris llegó a su lado y le dio un leve empujoncito que la hizo reaccionar, bien, nada malo pasaba. Se repitió una y otra vez.

Sersi tomó la delantera caminando hacia la entrada que se veía un poco tétrica.

─ ¿Hola? ─ preguntó entrando seguida de Sprite y detrás de ellas la parejita ─ ¿Ajak?

Nadie contestó y Gold se empezó a inquietar, desde Chicago siente que algo no está del todo bien y no quiere confirmar nada.