04

1.5K 76 16
                                    

Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 04

El amanecer con sus ondas ultravioletas que entraban por la ventana hacían que la piel desnuda de Gold resaltará más, Ikaris que no había podido dormir en toda la noche la observaba sintiéndose dichoso de que ella fuera la mujer final con la que d...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El amanecer con sus ondas ultravioletas que entraban por la ventana hacían que la piel desnuda de Gold resaltará más, Ikaris que no había podido dormir en toda la noche la observaba sintiéndose dichoso de que ella fuera la mujer final con la que decidió pasar su vida.

Sus ojos recorrieron todo lo que se podía ver que no estaba cubierto por las sábanas. Su espalda marcada señal de que hacía ejercicio, sus brazos delgados pero fuertes. La sábana que resaltaba sus curvas en la parte inferior de su cuerpo, no era de tener mucho pecho pero tenía caderas y trasero heredadas de su madre. Gold era de sueño ligero pero después del sexo era cuando más dormía, por eso no se vio afectado de que fueran las diez de la mañana y ella siguiera dormida.

Se veía tan angelical, cosa que era pero no tanto.

Cuando salía con Druig se volvió alguien inestable, Ikaris lo culpaba aunque esa no era la realidad, Gold sólo había explotado por un momento y luego se había recuperado como la guerrera que era. Aunque hace trescientos años pensó que iba a recaer no lo hizo.

En esos momentos le hubiera gustado estar con ella como ahora.

Sonrío para sí, después de haberse levantado para despedirse de Sprite a las cinco de la madrugada ninguno pudo volver a conciliar el sueño, y por decisión de Gold este día la pasarían juntos sin la necesidad de ir a la empresa, ser los jefes a veces era bueno, aunque no debían aprovecharse de eso, mañana repondrían las horas que estuvieran fuera.

Así que se amaron de la manera en la que la piel se conectaba creando una sincronía en ellos, esta vez se lo hizo suave, no como estaba acostumbrado, era una disculpa por lo que había hecho y ella lo tomó sin saberlo.

Luego cayó rendida a la cama.

Ikaris observó su anillo de boda, ese anillo que portaba desde hace cuatrocientos años y que juró nunca quitarse. Conocía la realidad, eso lo hizo decidirse por Gold y no se arrepentía.

No podía perderla, a ella no.

Sintiendo los movimientos de su esposa volvió a verla, sus ojos cafés ahora lo observaban con todo el amor que tenía, Gold sonrío antes de estirarse y sentarse en la cama haciendo que la sábana que cubría sus pechos se bajara.

Eso poco le importaba, Ikaris la conocía a la perfección y su cuerpo nunca fue algo que le ocasionara problema.

─ ¿Ya despertaste, bella durmiente? ─ Ikaris se enderezó acercándose a su hombro y dándole un beso ahí que la hizo estremecerse.

─ Lo suficiente para notar que te quedaste pensando, y que no dormiste en toda la noche ─ Gold se dio media vuelta sentándose en el regazo de su esposo tocándole la barbilla con su pequeña barba que picaba su mano creando cosquillas ─ ¿Estás bien?

Aғᴛᴇʀɢʟᴏᴡ¹ || Ikaris [The Eternals]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora