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Como Lisa ya lo esperaba, Jennie no se veía entristecida por irse, metía solo algunas prendas que había usado en la mochila y sus zapatillas también iban dentro, después de todo no los iba a necesitar, estaba segura que un closet completo la esper...

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Como Lisa ya lo esperaba, Jennie no se veía entristecida por irse, metía solo algunas prendas que había usado en la mochila y sus zapatillas también iban dentro, después de todo no los iba a necesitar, estaba segura que un closet completo la esperaba con ropa fina y elegante.

La sonrisa emocionada de la castaña entristecía más a la pelinegra, no entendía porqué había tenido esa pequeña esperanza de que Jennie se haya encariñado con ella, se sentía una tonta.

_¿Quieres...que te lleve en mi bicicleta? - se ofreció Lisa, inconscientemente quería hacer más tiempo para estar con ella.

_No te preocupes - colocó su mochila en su espalda - mi padre envío un auto - había recibido un mensaje en cuanto Lisa le había entregado de vuelta su celular.

_Está bien...- jugaba con sus manos - ¿Quieres que te acompañe? - volvía a pedir.

_No, Lisa - giró a verla con una sonrisa - pero gracias - tomó su gorra, la bocina que provenía de afuera le dió aviso que habían llegado por ella, ambas se miraron por unos segundos, Jennie sonrió con nostalgia y sin decir nada, abrazó por los hombros a Lisa - gracias.

Lisa, dudosa, rodeó su cintura con sus brazos y sonrió de igual manera, sabía que iba extrañar pasar sus días con ella, no sería igual con tan solo trabajar en su jardín.

Jennie se alejó, bajó la mirada apenada y sin atreverse a mirarla, se dirigió directo a la puerta, saliendo de la casa de Lisa.

La pelinegra se quedó mirando la puerta, sintiendo nuevamente ese vacío en el centro del pecho.

_Buenos días, señorita - saludó el chófer - un gusto volver a verla.

_Sí, también - asintió sin darle mucha importancia, su mirada estaba en el vecindario, los que habían sido sus nuevos vecinos y el puesto de Doña Lely que se veía a lo lejos, aún cerrado - conduce - ordenó, iba a extrañar aquel lugar.

El auto comenzó a avanzar y detrás de ellos venía otro camión, en ellos estaban todas sus mascotas que no entendían lo que estaba pasando.

Estaban casi todos, menos uno es especial, Lisa se había quedado con Feredico, el pequeño gallo sin plumas que no la dejaba en paz, se había encariñado y prometió a Jennie cuidar de él.

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