11. En un solo mes

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Como es capaz de erizarme así la piel sin si quiera estar presente.

Estoy en una burbuja, en un completo sueño estando despierta del que no quiero salir, en el cual quiero permanecer, un sueño que me está provocando sensaciones muy reales, tan reales que siento que podría enloquecer ahora mismo, yo solita.

No voy a evitarlo, obedezco a mi imaginación y recorro con mis propias manos el repaso que dan las de Daniel en mi mente, llevando la experiencia a un nivel mas allá, culminando mis sentidos, liberando la ansiosa descarga eléctrica que amenazaba con estallar si él volvía tan solo a respirarme cerca. 

Alucino, si Daniel es capaz de provocarme esto con solo su recuerdo... No imagino como será con su presencia.

No me lo pienso perder.

Llegada a esta conclusión, apago el grifo y salgo de la ducha escurriéndome el pelo, con la mano intento eliminar el vapor del espejo. La imagen que ven mis ojos es la de mi cara roja como un tomate y ojos oscurecidos. 

Daniel me gusta tanto...

Me arreglo lo mejor que puedo, siendo consciente de que con lo que me ponga tengo que trabajar. Cuando estoy lista bajo al chiringuito, preparada para dar el turno de noche.

Siendo sincera, estoy un poco tensa. Después de lo sucia que ha sido mi imaginación, lo último que deseo es mirar a Daniel a los ojos como si nada hubiese pasado, ignorando las ganas locas de hacer realidad todos y cada uno de mis pensamientos. 

Ahí está, tan alto como siempre, tan sonriente como siempre, tan atrayente como siempre. Cuando se gira y me mira... El corazón se me desboca, siento que en cualquier momento podría salirse de un solo salto del cuerpo.

-Mi chica favorita ha llegado.- Pronuncia casi en un susurro cercano a mi oreja que levanta hasta el último y mas escondido pelo de mi cuerpo. 

Aquí estoy. Pero lo digo únicamente en mi cabeza. Solo una sonrisa se dibuja en mis labios y esta es completamente suya.

Como siempre, el turno se sucede rápido, esta vez incluso más rápido de lo normal puesto que la gente esta yendo a la fiesta de Luna, gracias a eso cerraremos pronto y podremos ir.

Cuando solo quedan algunos amigos de Daniel, entre ellos Sam, cerramos la puerta y comenzamos a servirnos unas copas mientras terminamos de rellenar las neveras y limpiar el bar.

Después de un par, o varias copas entre bromas y cachondeo, hemos terminado de recoger y nos sentamos todos juntos a tomar la última antes de subir a la fiesta de Luna. 

Siento que ya vamos todos un poco tocadillos de alcohol, pero sobre todo Daniel, que comienza a irse de la lengua cuando me acomodo entre sus brazos en la silla, sintiéndolo cálido y cercano a mi, más que nunca.

-Me encantas... me encantas tanto Gabi.- Dice mientras no para de darme cortos besos en el cuello que provocan que no pueda evitar la risa tonta y el rubor de mis mejillas puesto a la vergüenza de que estén todos delante.

No puedo evitarlo, me está tentando demasiado y me veo en la necesidad de girarme a darle un beso en los labios, que no se a él, pero a mi, me revienta.

-Y tu a mi Dani y tu a mi.- El que no estemos solos empieza a darme igual puesto que todos llevamos cierto nivel de alcohol y cada uno viaja en su propia emisora.

-¿Dani? nunca me dices Dani... A no seeer, que quieras conseguir algo.- Objeta con una mirada desafiante y después añade:

 -¿Qué intentas conseguir?-

-¿¡Yoooo!? nadaaa.- Alargo las palabras denotando inconfundible sarcasmo.

-Gabiiiii ¿Qué quieres conseguir?- Dice mientras me hace cosquillas y me revuelvo entre sus brazos.

-A ti.- Y con las mismas vuelvo a besarle y le beso y me besa y le beso y me vuelve a besar, no hay momento más perfecto, no hay nada mas cómodo, no hay circunstancia mas precisa para mi.

Pero enserio, no me hartaré de repetirlo una y mil veces. La única piedrecilla en el zapato de los momentos mágicos, es que son tan efímeros como soñados. 

Este no va a ser menos, ya lo veréis, este va a ser uno de los que se tornan pesadilla sin remedio, oscuros y tenebrosos, de aquellos sueños de los que escaparías sin dudarlo si tuvieras opción, o bueno, quizá no sea para tanto, pero desde el corazón se vive todo mucho más intenso, en fin, veamos realmente que sucede.

Daniel me mira y pasa su mano por mis hombros pegándome a él de manera amistosa, como dos colegas en un partido de futbol, levantando la mano y la voz, llamando la atención de todos los allí presentes.

-A ver a ver, escuchadme todos.- Los platónicos ojos de nuestros acompañantes cayeron sobre nosotros enseguida.

-¿Veis a esta chica?- Pregunta al aire señalándome -¿Veis esta preciosa chica?- repite antes de continuar.

-Dan..- Me tapa la boca para que no pueda aportar nada, antes de ni siquiera poder pronunciar su nombre.

-Esta chica me ha dado tanto en tan poco tiempo, esta chica en... en ¿Cuánto hace que nos conocemos Gabi?- Pregunta Daniel, mientras yo, atónita por su afirmación, me demoro un breve instante en responder.

-¿Un mes?- Contesto con cara de duda, sin estar demasiado segura de mi respuesta. Sí, hará un mes más o menos, digo yo.

-Esta chica en un mes, en un solo mes, me ha dado más cariño y me ha aportado muchas mas cosas que Esther en tres años y medio.- Todos apartan incomodos la mirada, yo no estoy muy segura de si alegrarme o no de lo que está sucediendo, pero permanezco entre sus brazos, sintiendo como si me estuviese exhibiendo como un trofeo, pero algo me dice permanece. 

- Me ha hecho sentirme querido, valorado he importante, gracias Gabi, gracias.- Tras esas palabras me relajo, sobre todo por que me toma suavemente la cara con sus manos y me da un beso lleno de ternura, de esos lentos que volverían loco hasta al habitante más cuerdo de la Tierra. 

-De nada, supongo.- Digo con una leve sonrisa.

Daniel sin soltar mi cara apoya su frente en la mía y con sus ojos cerrados afirma:

-Voy a hablar con Esther Gabi, te lo prometo, hablaré con ella y cortaré contacto-.

Y sonó tan suave y sincero, que le creí con todo mi corazón.

ROTA (cuando el alma pide auxilio)Where stories live. Discover now