4. Los complejos

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-¿¡Cómo que no ha ido!?- pregunto sorprendida.
-Sí, le tocaba abrir esta mañana el local y no se ha presentado- Contesta Daniel con voz enfadada.
-Madre mía entonces ¿Qué va a pasar?- digo preocupada.
Al parecer esta mañana el local estaba cerrado cuando han ido algunos clientes. Le tocaba abrir a Sam y no se ha presentado, entonces Daniel ha tenido que venir rápido para abrir.
-Nada. Hoy le haré a Jorge el favor de estar todo el día.
-Jolín... si pudiera iría a verte ahora, pero no puedo. Estoy liada con las labores de la casa- le digo suspirando al teléfono.
-No te preocupes, mi chica guapa. Estaré bien- Mis mejillas adquieren una tonalidad escarlata y la sonrisa tonta de siempre aparece.
-Vale, pero ¿esta noche subirás cuando salgas a la caseta?-
-Contigo, voy a donde sea- Mi corazón enloquece completamente y lanzo el móvil a la cama y me llevo las manos a la boca para no chillar ¡¿QUE ME PASA?!
-¿¿Gabiii??¿¿Holaaaa??- su voz se escucha desde la cama y yo me apresuro asustadiza a recoger el móvil para que no cuelgue.
-Eeeh-
-¿eeh?-
-¿EEEhhh?-
-Gabriela, ¿Te ha dado un derrame?- Pregunta Daniel dejando esa risa ronca que me encanta saliendo de sus labios.
-No, no, estoy bien. Solo me he distraído porque había una cosa en mi ventana-
-Mmmm, bueno vale. Te voy a dejar que ya están llegando clientes-
-Jo, pero bueno, adiós guapo-
-Hasta luego, preciosa-
Cuando cuelga el suspiro más largo del mundo sale de mi boca, me lanzo sobre la cama y trato de entender mis reacciones, como siempre, sin respuesta. Me estoy dando cuenta de que me comporto como si Daniel me gustase, pero de verdad, nada más lejos de la realidad, solo... yo... Oh, mierda, ni siquiera yo lo entiendo, esto es agotador.
Carlossssss: te echo de menos.

yo: Y yo :(

Carlossssss: Ven a verme esta noche.
¿Y no ver a Daniel en todo el día? Lo siento, pero no. Mi pobre salud mental no lo soportaría.
"Que nivel de dependencia"
Cállate conciencia, solo me apetece verlo y ya.
Yo: Que va cariño, no puedo... Otro día ¿Vale?

Carlossssss: Vale, ¿te parece si voy la semana que viene a tu barrio, al famoso chiringuito?

Carlossssss: y nos damos un bañito en esa piscina tan chula.

Yo: Vale, me parece genial.

Carlossssss: Pues te veo entonces, te quiero.

Yo: :) Y yo
De nuevo lanzo el móvil lejos. No sé por qué pero tengo una sensación como agobiante en el pecho. La relación con Carlos es extraña, yo le quiero mucho y él a mi, pero no nos aguantamos como pareja. Nos hemos hecho daño mutuamente, pero realmente es normal, nuestra historia comenzó a mis doce años y a esa edad, no se hacen más que tonterías, todo lo llevas al máximo y las sensaciones son diferentes. Todo afecta demasiado, porque eres joven y te empiezas a conocer, empiezas a descubrir los sentimientos, las hormonas y los complejos, todo en esa edad comienza a hacerse más cuesta arriba y eso nos pasó. Realmente, puede llegar a ser hasta toxico porque nunca hemos podido conocer a otra persona, siempre acabábamos molestando al otro y estropeando lo que fuese que estuviese creando y eso no nos hace bien. Pero así somos, y según fueron pasando los años el desapego se fue complicando, y en esto nos hemos convertido, en el claro ejemplo del ni contigo, ni sin ti.
El día pasa rápido hasta que la luna expulsa al sol del firmamento y es nuestra señal, hora de ir a la caseta.
Los de mi barrio hoy están inspirados. Se les ha ocurrido la idea de decirme que me gusta Daniel, como si mi cerebro no estuviese cortocircuitando suficiente con el tema, ahora esto también. Lo que va a pasar a continuación solo hace que darles más motivos, pero no me importa:
Yo: ¿Vas a venir?

Danielcito<3: puf... no sé

Yo: ¿Estás bien?
Sé que está dándole vueltas a la discusión que tuvo anoche con Sam, a la inesperada llegada de Esther y a todo lo que implica el hecho de que Sam se haya marchado.
Danielcito<3: Si.

Yo: Voy a bajar, ¿Tienes gente?

Danielcito<3: No, solo hay una persona, pero no vengas por mí, me iré a casa y ya está.

Yo: Ya estoy bajando.
Me meto el móvil en el bolsillo y me levanto de mi asiento. Anuncio a la gente que me voy, argumentando que me voy con Daniel a la una de la madrugada porque quiero ayudarle con un par de cosas. La excusa no pasa desapercibida y la gente se ríe sarcásticamente, pero yo los ignoro y me voy en busca de mi hombre.
Cuando llego me encuentro la puerta cerrada, y las luces apagadas, no me preocupo porque el coche de Daniel está en la puerta. Golpeo fuertemente la entrada y Daniel me abre a los pocos segundos.
-¿Ya has cerrado?- pregunto
-Sí, se acaba de ir- responde él
-¿Quieres irte a casa?- le digo agachando un poco la cabeza porque me apetecía estar con él.
-Quiero estar contigo- Y su mano se posa sobre mi espalda empujándome hacía él y abrazándome de manera ruda y necesitada, sonrío irremediablemente y le devuelvo el abrazo. Cogemos dos sillas y nos sentamos el uno cerca del otro y comenzamos a charlar sobre tonterías, películas, casos paranormales... Su mano juega con la mía y con el vaivén de la conversación y tras hablarme de sus complejos, me abro con él y hablo de los míos.
-Yo, realmente, me ves así, extrovertida y que parece que tengo la autoestima alta, pero realmente a veces no es así. Parecerá una tontería, pero tiendo muchas veces a comparar mi cuerpo con el de mis amigas, sobre todo con el de Luna, se ve tan atlética y sus piernas y caderas se ven tan estilizadas, y su abdomen completamente plano y me siento insegura porque después me miro yo y me veo las piernas anchas, las caderas sin forma y el abdomen de todo menos plano. Yo sé que mal no estoy, pero muchas veces no puedo evitar compararme y más ahora en época de verano, cuando todos llevamos menos ropa-. Sus ojos me miran fijamente de arriba abajo, después su expresión sorprendida se torna tierna y protectora, y lo mejor que me pudo pasar, fue escuchar lo que él tenía que decir.
-Los complejos no son ninguna tontería, siempre nos exigimos más y más a nosotros mismos y vemos lo bueno de los demás e ignoramos lo nuestro. He de decir, que respeto totalmente como te ves, pero no puedo decirte que lo entiendo, porque yo te miro y sólo veo belleza. Tu cuerpo me parece brutal y tu cara, tu cara es preciosa, y bueno, quizás tu no sepas verlo, pero yo sí. Además, tu corazón y tu locura potencian todo- y así, con eso se levanta y me doy cuenta de que es hora de irnos, sin nisiquiera saber que contestar a la cosa más bonita que me habían dicho.
Ya en mi casa me tumbo en la cama, dándole vueltas a sus palabras y tratando de entender por qué yo no pude decirle algo así cuando me habló de sus complejos, sabiendo que si tan solo pudiese expresar como se ve a través de mis ojos, todos ellos se convertirían en polvo.
Así me dormí, pensando en todo lo que había pasado esa noche, lo mágica que había sido para mí, él no sería capaz de entender nunca lo que provocaron en mí sus palabras y la falta que me hacía que alguien me entendiera. Hasta ahora todas las respuestas a mis complejos habían sido: "Pues si tu te ves mal imagínate yo", "exageras yo te veo bien", "que va tía, tienes buen cuerpo" y nadie decía te entiendo, lo respeto, pero no lo comparto.
La mañana en el chiringuito transcurría tranquila, esa mañana no fui sola, fui a tomar algo con Luna y la conversación se encaminó hacia donde había estado evitando a toda costa, pero después de contarle mis celos cuando Esther besó a Daniel, mi escapada histérica en cuanto me dijo que no estaba bien, nuestra conversación de después y como yo veía a Daniel, hizo que esa conversación fuese inevitable.
-¿Te gusta Daniel?-
-No-
-Te gusta-
-Que no-
-Bueno, pero te vas a liar con él-
-Que no, de verdad- intento hacerle entender que no lo veo así, pero ella insiste.
-Pues explícame qué es lo que te traes con él- me espeta
-No lo sé, es algo fuera de lo común. Lo veo y no necesito más, me da paz, calma, tranquilidad, y además es super bueno conmigo. Me siento atraída a él con una fuerza inexplicable, pero a su vez siento la necesidad de alejarme. Niego todo lo que siento constantemente porque solo lo veo como amigo, pero aun así provoca algo en mí desconocido, pero se que no es nada que con el tiempo no pueda gestionar, solo es raro, nunca había tenido una amistad tan cercana con un hombre. Eso es lo que pasa, además está Carlos, yo quiero a Carlos.- y los ojos de Luna me miran completamente de par en par, se aclara la garganta antes de hablar y con mucha calma añade.
-Mira, yo sé que con Carlos han pasado muchas cosas, pero yo creo que ya no lo quieres, sólo estás acostumbrada a tener eso que tienes con él. Poco a poco el sentimiento se ha ido, pero la costumbre no. Además, esta negación a lo que sientes por Daniel no está haciendo más que crear tensión sexual entre vosotros, por eso sé que os vais a liar. Así que tu verás si quieres seguir engañándote, pero Gabi, te conozco y a mi no me la das, te vas a liar con Daniel y si no, tiempo al tiempo-. suspiro para negar otra vez lo ya innegable.
-Sabes que para liarme con Daniel, me tendría que enamorar de él.

ROTA (cuando el alma pide auxilio)Where stories live. Discover now