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- Axl - Dijo mientras sollozaba.
- Lo lamento -
La chica se levantó y se acurrucó en los brazos de Rose.
- ¿Me quieres Rose? - Por alguna razón la chica necesitaba con urgencia conocer la respuesta - ¿Me quieres Axl? - Insistió.
Axl solo beso su nuca, la chica soltó un suspiro aliviada, el estar envuelta en los cálidos brazos de Axl le daba tranquilidad, tal vez nunca podría olvidar lo sucedido aquella noche pero al menos estaba más tranquila.
- Te quiero -

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Me sentía verdaderamente culpable por lo sucedido, ése sería un recuerdo que Keys nuca podría borrar de su memoria.
De cierta forma su pregunta causo inquietud en mi ¿De verdad la quería? ¿La quería como a una amiga o cómo algo más?

Cuando finalmente se quedó dormida la dejé sobre la cama y salí de su habitación, yo no quería meterme en mí habitación simplemente era un sitio aburrido así que opté por salir de la casa, me senté sobre el pavimento, no tenía hierba, no tenía tabacos ni siquiera una botella de licor a mi alcance, me puse a contemplar el cielo estrellado de aquella noche, las calles de Lafayette eran silenciosas un silencio excesivo, una brisa de viento enredó mis cabellos, pero lo que más captó mi atención era que esa singular brisa arrastraba con ella tú perfume, ¡sí! ¡Tú perfume! El perfume que se había impregnado en mi ropa cuando te abrazaba.

Lo siento niña...

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Querido diario:
Anoche me sentí totalmente desprotegida, ha sido una experiencia traumática, daría lo que sea por borrar eso de mi memoria.

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- ¿Volverás? -
- ¿Por qué no habría de volver? Eres lo único que tengo niña - La envolví en mis brazos.
- Te quiero Axl, te quiero mucho -
- Keys, mírame -
Ella alzó su mirada, después de mirarla me dí cuenta que a lo largo de esté tiempo se había convertido en una adolescente, aunque para mi siempre sería una niña, nunca olvidaré la primera vez que la ví.
- Yo voy a proteger de ti ¿Comprendes? Nunca dejaré que nada malo te pase -
- Lo prometes -
- Lo prometo - Besé la punta de su nariz, después me aferré más a su abrazo.

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Le había escrito mil notas a Jeffrey, pero no sabía a dónde enviarlas, nunca había escrito su ubicación exacta, no tenía idea de si al menos tenía un techo en el cuál dormir.

Después de ponerme el abrigo salí a la oficina de correos esperando salir con una carta de Jeffrey.

Afortunadamente la señorita me dijo que la noche anterior había llegado la nota, el remitente era Izzy Stradlin y en destinatario me encontraba yo.
Agradecí la amabilidad de aquella jovén, salí del lugar y volví a casa, ansiosa abrí el sobre y comencé a leer la nota, que parecía más larga de lo habitual.

"Las últimas semanas han sido muy productivas, conseguí un empleo de medio tiempo, conseguí una chica y también un pequeño departamento, no me quejó, está bien.
Últimamente he pensado mucho en ti, tal vez Axl esté molestándote con sus estupideces, no puedo dejar de pensar que en unos días estarás cumpliendo quince años, me gustaría enviarte algo, algo que te guste.
Tengo que irme, mi horario laboral está por iniciar, recuerda que te quiero mucho, no dejes que Axl te arrastré a hacer estupideces junto con él.
Te quiero tú hermano Stradlin"

Al reverso de la nota Jeffrey ingresaba su dirección, finalmente después de mucho tiempo podría enviarle las notas que había guardado para él.

De nueva cuenta corrí a la oficina de correos y deje una de las muchas cartas que tenía guardadas.

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- ¿Qué vas a querer cómo regalo de cumpleaños? - Cuestionó mi abuela mientras servía la comida.
- Lo que sea me parece bien -
- ¿Segura? ¿Qué tal si te regalo unas muñecas? -
- No abuela, al decir lo que sea me refiero a algo que sea de mi agrado -
- Hija, tiene mucho que no conversamos, siempre estás con tu amigo el pelirrojo -
- ¡Axl! -
- Sí, cómo sea, lo que quiero decir es que te has distanciado de mi, quisiera escucharte hablar conmigo, que me digas que te gusta no lo sé cariño -
- Quiero un álbum de Led Zeppelin, o tal vez de Pink Floyd -
- ¿Sabes que te quiero o no? -
- Yo sé que me quieres abuela -
- Daría lo que sea por ti pequeña -
- Bien, lo agradezco demasiado -
A mí abuela parecía desilusionada con mis palabras, no dijo nada al respecto ella solo continuo haciendo lo suyo.

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- Dijiste que volverías -
- ¡Estoy aquí! ¿No lo ves? -
- Creí que volverías anoche -
- Da igual la hora ¿No lo crees?
- ¡Mentiroso! Dijiste que no dejarías que nada malo me pasará y tú eres el primero en hacerme daño -

To Be Continued...

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