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7 de Marzo

—¿Este es tu coche? —me preguntó Hayoung, con una ceja arqueada.

Estábamos en el aparcamiento de la universidad, frente a mi destartalado coche naranja. Me había costado horrores convencer a Hayoung de que yo podía llevarla y aun estando delante del vehículo, ella se lo estaba pensando. Parecía que todavía no se fiaba de mí, pero tal y cómo había dicho mi abuela, iba a necesitar mucha paciencia e ir poco a poco.

—Sí, fue un regalo de mi abuelo.

—Parece que se va a caer a cachos —respondió Hayoung con una sinceridad mordaz.

—¡Eh, no digas eso! —me quejé y abracé mi coche—. Está un poco viejo, pero funciona de maravilla.

—Si tú lo dices... —Hayoung puso los ojos en blanco—. ¿Nos vamos ya o qué?

Asentí con la cabeza y abrí el coche, Hayoung se sentó en el asiento del copiloto. Mientras arrancaba el coche, me di cuenta de que Hayoung observaba el ambientador con forma de pino que colgaba del espejo retrovisor, la miré con curiosidad y Hayoung giró la cabeza con rapidez.

—¿Te gusta cómo huele? —le pregunté y rocé levemente el ambientador con los dedos.

—No está mal, supongo —contestó ella.

—Es un aroma que me da algo de nostalgia, me recuerda a cuando mi abuelo me llevaba de excusión —le conté a Hayoung.

—Enternecedor...

—No es necesario que seas tan borde, ¿sabes?

—Tampoco es necesario que me cuentes tu vida, yo no te estoy contando la mía.

—¿Y por qué no? No hay nada de malo en ello —dije—. Por ejemplo... puedes decirme como estuvo la exposición a la que fuiste con Dawon.

—Oh, eso será sencillo. Fue un coñazo —me aseguró.

—¿Y eso?

—En principio, porque no tengo ni idea de fotografía y segundo, el guía de la exposición era un chaval que estaba más pendiente de las chicas que iban y venían que de su explicación —me explicó Hayoung con una mueca de disgusto—. Casi me quedo dormida de pie.

—¿Y a Dawon qué le pareció?

—Él salió maravillado y no paró de contarme todos los detalles que había visto en las imágenes, me taladró tanto el cerebro que podía escuchar su voz por la noche.

—Entonces no habrás dormido mucho.

—Qué observador... —dijo Hayoung con ironía—. ¿Ya estás contento? Te he contado mi vida.

—Me lo dices cómo si te hubiese obligado a hacerlo —dije con un ligero tono burlón.

—Lo que sea, vámonos ya.

El trayecto fue silencioso, sabía que Hayoung no iba a animarse a iniciar una conversación y yo tampoco sabía muy bien que decir para que no fuese incómodo, así que preferí mantenerme callado. Hayoung miró por la ventana, pensativa y aunque tenía curiosidad por saber lo que pasaba por su mente, pensé que era mejor centrarse en la carretera. Una vez llegamos a mi casa, vi que Hayoung se ponía recta y que tragaba con fuerza, me sorprendió pensar que estaba nerviosa, porque por lo general tenía una expresión estoica en el rostro.

—¿Va todo bien?

—Sí, deja de perder el tiempo y abre la puerta de una vez —me dijo Hayoung, de brazos cruzados.

Al entrar en casa, saludé a mi abuela desde el pasillo, mientras Hayoung y yo dejábamos los zapatos en la entrada y Hayoung miraba con curiosidad los cuadros de flores que había colgados en la pared. Cuando llegamos al salón, mi abuela estaba con sus pasatiempos hasta que nos notó y entonces levantó la mirada, me dispuse a presentar a Hayoung, pero ella ya estaba haciendo una reverencia.

Marzo {Jacob/Bae Joon Young}Where stories live. Discover now