I. Gracias, Lucy

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Los cabellos rubios de la mujer estaban esparcidos a lo largo de la almohada. La luz del nuevo día que se filtraba a través de la ventana los bañaba, iluminándolos y fascinando al hombre que se encontraba a su lado mirándola con pura devoción. Brillaban como hilos de oro. Tan puro y tan hermoso. En ese instante, el rostro de Lucy estaba relajado, aunque algunas veces se encogía con muecas de molestia, haciendo que su nariz se arrugara de forma graciosa y causando que una débil risita se le escapara a Natsu. 

Sumergido en aquella imagen tan maravillosa, Natsu recorrió con la mirada el cuerpo de su esposa, medio cubierto por una sábana, mientras esta dormitaba con tranquilidad y ajena a todo. Era increíble que, con cada día que pasaba, la encontrara más y más hermosa. Contenta, triste, angustiada, enfadada... Daba igual la emoción que hubiera en su rostro, ninguna la hacía menos guapa a los ojos de Natsu, sino al contrario. Con cada una de ellas, nuevos rasgos y gestos se abrían ante él, nuevas caras. Estar junto a ella era como vivir continuamente en una aventura en tierras todavía sin explorar, suministrándole esas emociones intensas y adictivas que tanto necesitaba. Sin embargo, hoy se sentía distinto. No se sentía como ayer. Ni como el anterior. Ligero y con una sensación extraña en la parte baja del estómago. Parecía como si estuviera flotando en una nube.

Un recuerdo se coló en su mente, sin aviso ni consideración, burbujeando entre sus pensamientos. Se vio a sí mismo, bastantes años atrás, arrastrando a la mujer que descansaba junto a él en aquella cama matrimonial. Más jóvenes. Menos maduros. Más energéticos. 

"-¿¡Y por qué he de huir yo también!?" gritaba Lucy, cogida de la mano del chico, mientras eran perseguidos por los guardias de Halgion. Previamente, habían destruido el pueblo, como resultado de la pelea del Dragon Slayer contra Bora. Un mero daño colateral. 

"-¿No decías que querías entrar en Fairy Tail? Pues ven." Le dijo él con una enorme sonrisa en los labios. Sin darse cuenta de que aquel día estaba destinado. Ellos mismos estaban destinados a estar juntos desde hacía mucho tiempo. 

Desde aquel día señalado, pasaron por muchas cosas. Rieron, lloraron, se divirtieron, sufrieron... Pero todo juntos. Y juntos se habían alzado contra todas las complicaciones que se metieron en su camino y les habían hecho frente con una voluntad férrea. Implacables, impenetrables. Nada ni nadie pudo derrotar la esperanza que vibraba en sus corazones decididos. Sí. Todos aquellos tiempos eran lejanos para Natsu. El presente era distinto al pasado, muy distinto. Con menos aventuras, menos locuras y tal vez menos problemas. Pero al Dragon Slayer no le importó. El presente le gustaba demasiado. 

Y el futuro. Sí, seguro. 

La barriga hinchada de la mujer se alzaba entre las sábanas, como si de una bandera se tratara. La prueba misma del futuro. Un futuro próximo por llegar. Durante un instante, el hombre la observó con sumo cariño para, después, acercarse y colocar su oreja sobre ella, teniendo cuidado de no despertar a su esposa. No pudo evitar esbozar una sonrisa tontorrona al sentir como la criatura que se encontraba en su interior lo saludaba con una buena patada. Sin duda había heredado su energía. 

-Hola, pequeña...-La saludó en un susurro, colocando su mano en el vientre hinchado y acariciándolo, como si, con ello, pudiera tocar a la criatura de su interior. Otra patada le indicó que le estaba escuchando- Parece que hoy estás muy animada ¿eh? No deberías molestar a Mamá, que después lo paga Papá-Otra patada. 

El hombre de cabellos rosas se inclinó y depositó un beso en la barriga, antes de levantarse de la cama donde yacía su mujer y su futura hija. Una vez de pie, alargó sus brazos y estiró sus músculos agarrotados, provocando que sus huesos crujieran, protestando y resentidos por falta de movimiento. Una placentera sensación lo recorrió. Y, una vez destensado, observó nuevamente a Lucy, con la misma devoción con la que la había mirado hacía unos instantes. Parecía un maldito ángel caído del mismo Cielo. 

Gracias, Lucy. (Nalu fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora