Capítulo 4

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-Anoche vi a un hombre extraño sentado frente al banco, del otro lado de la calle y... ¡te juro que me estaba mirando!

-Cálmate Elías, estás exagerando – la niña jugaba con su tableta acostada en la cama de su hermano mayor, flexionaba sus piernas cada vez que sentía que la posición en la que estaba le parecía incomoda. Por algún motivo le gustaba estar en la habitación de Elías en vez de la suya, su hermano no tenía ningún problema en que estuviera allí, siempre podía hablar con ella y contarle sus problemas aunque a su pequeña hermana no le interesara.

María tenía 10 años, era solo 6 años menor que su hermano asistía a la misma escuela y ambos eran buenos en los deportes. No era sorpresa porque su padre había jugado desde muy joven en el equipo regional de béisbol, incluso seguía practicando deportes luego de graduarse de la universidad.

El Tenis, el futbol y la natación eran los deportes favoritos de su padre, y esta pasión había sido trasmitida a sus dos hijos. María amaba nadar y correr, mientras Elías se inclinaba más por el futbol y el tenis. Actualmente solo jugaba en el equipo de su escuela y aspiraba a ser profesional.

-¿Qué tal si regresa esta noche? – pregunta mirando hacia la ventana, a pesar de que le había dado miedo también sentía curiosidad por saber por qué ese sujeto estaba mirándolo.

-¿Acaso quieres que regrese? ¡Estás loco!

-No es eso, pero... y ¿Qué tal si es un asesino en serie? De esos acosadores que hablan por la tele, de esos secuestradores que solo desean sacar dinero de los padres de los niños que secuestran.

-Por favor, deja de ver esas series, le diré a mama que te acuestas tarde mirando historias sobre asesinatos

-... -Elías la mira de reojo – si supieras realmente lo que veo – dice en voz muy baja pero su hermanita logra escucharlo.

-¿Qué cosa?

-nada... nada – repite y suspira, se queda mirando hacia la calle recordando que el día de ayer había sido muy estresante a diferencia del presente que no había sufrido ningún dolor de cabeza, ni ninguna molestia en sus oídos – iré a dar una vuelta

-No olvides que mañana tienes examen, no vayas a llegar tarde

-No tardaré – Elías responde denotando fastidio, sale de su casa y decide caminar, no tenía un rumbo fijo en realidad ni siquiera sabía por qué había salido de su casa en un día tan caluroso.

No tenía un destino, solo seguía caminando, salió de su vecindario, atravesó el centro de la ciudad llegó a los edificios más altos caminando bajo la sombra que estos producían.

Elías apenas lucía cansando, estaba acostumbrado a hacer ejercicio y caminar largos distancia, pero en este momento estaba comenzando a sentir el agotamiento. No podía detenerse parecía que caminase contra su voluntad.

A lo lejos ve las montañas y es allí entonces donde finalmente su mente se detiene pero sus piernas no lo hacen.

-¿A dónde voy? – se pregunta y de nuevo comienza a sentir un fuerte dolor de cabeza y un zumbido en sus oídos, el mismo del día anterior – otra vez...

-"no pares, continua..."- escucha la misma voz susurrando en su mente. Había llegado a una autopista, del otro lado solo se encontraba los dos barrios más exclusivos de la ciudad, donde solo la gente con grandes ingresos económicos y con popularidad podía construir la casa de sus sueños, del tamaño y con los lujos que quisieran.

Allí, se dio cuenta de que había atravesado toda la ciudad porque él vivía en la zona oriental. El bosque detrás de las grandes casas le llamó la atención, claro que lo había visto antes pero ahora le estaba causando curiosidad. Quería acercarse más aquella voz se lo pedía con insistencia.

Es real?! (COMPLETA)Where stories live. Discover now