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Todo estaba en orden, su herida se miraba un poco mejor y ahora se miraba que iba a mejorar, pero pronto comenzó a tener fiebre y no me quedó de otra que volver a ponerle ese pañuelo en su frente. Me estaba preocupando, su respiración eran más lenta y eso.... Eso era demasiado. Al rato entró Silena, pero al hacerlo se arrepintió de inmediato, trató de salir de nuevo pero la detuve.

—Ahora nos necesita más que nunca, Silena. Está realmente mal, no se que le sucede. De un momento a otro tiene un ataque de pánico, grita cosas sin sentido y ver alucinaciones. Debo saber que está pasándole para poder ayudarlo.

—Tienes razón, debo estar ahí para él. Creo que... Que voy a intentar, voy a estar para ambos, solo dime que hacer.

—Bien, lo primero que hay que hacer es esperar durante una hora, si no mejora... Entonces sabremos lo que ocurre, mientras tanto hay que ponernos hacer la cena y luego cocinar algunas hojas medicinales para ayudarlo, ¿crees poder hacer eso?

—Por supuesto, Luke. Haré lo que sea.

Silena salió de la cabaña en busca de más hojas medicinales, mientras que yo me ponía a cocinar. Al terminar solo los serví en los platos y me acerqué a Percy para revisar su temperatura, ya había bajado. Le quité el paño húmedo y lo dejé sobre la mesa, luego levanté un poco su camisa y le quité las vendas para ver su herida. Se encontraba mucho mejor, ya estaba cicatrizando. Le volví a poner la venda y la camisa. Miré de nuevo a Percy, se le miraba tan tranquilo, pero su respiración me preocupaba, tomé su pulso... Estaba allí, pero era muy lento.

Suspiré con cansancio y le puse la manta. Luego me dirigí de nuevo a la cocina con el paño, lo puse en la pila y lo lave, luego lo colgué para que se secara. Al cabo de un rato, Silena entró a la cabaña, solo que está vez, con una canasta de frutas y hojas medicinales. Sonreí al verla, ella me miró y sólo asintió. Dejó la canasta sobre la mesa y comenzamos a trabajar. Al finalizar, servimos la medicina en un vaso y lo dejamos reposar. El resto lo hicimos como crema, me acerqué de nuevo a Percy, y le puse la crema medicinal en su herida y la dejé descansar.

Silena se sentó en una silla y suspiró de cansancio, por lo menos teníamos que descansar un poco, entonces me senté frente a ella.

—¿Cómo estás? —me pregunté, aunque no fue la mejor pregunta, pero debía hacerla. Ella me miró y me fulmino con la mirada, luego la suavizó.

—No lo sé, me siento bien, pero a la vez culpable. Tengo miedo de que nunca despierte...

—Eh, no digas eso. Sabes que despertará, el peleará, el jamás se rinde ni lo hará nunca. Lo conoces Silena, él no es así.

—Si lo conozco, se que no se va a rendir pero aún así, con todo lo que está pasando... Tengo miedo, ¿dónde están los demás? ¿Dónde está Annabeth?

Respiré profundamente y la miré con una pequeña sonrisa triste.

—No tengo ni idea, desde que escaparon del bunker, no se ha donde han ido, tal vez Percy sepa. Pero no me ha dicho nada, todos están bien, de eso estoy seguro, no te preocupes. Todo va a estar bien Silena.

—Tienes razón, debo estar calmada y confiar en ellos. Además si tenemos oportunidad, podremos volver a verlos y también saber que haremos.

Asentí, ya no dije nada más. Cerré los ojos un momento para despejar mi mente y no pensar en todo aquello que necesitábamos hacer. Era cansado y no saber que tiene Percy, eso lo complica más.

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