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[Rachel]

Después de descansar una semana, ya estábamos preparándonos para salir a la superficie, en busca de la sangre de los Zombies para tratar de encontrar la cura. Todos estábamos felices después de la llegada inesperada de Charles y Cástor, la verdad era que nadie se lo esperaba y al parecer Dionisio estaba de un buen humor. Paseaba por el lugar todo feliz y silbando de vez en cuando, se miraba tierno, pero a la vez aterrador.

Los que íbamos a salir, nos encontráramos en la sala de exploradores, alistando las cosas y revisando lo último para poder salir. Nos tuvimos que levantar temprano, eran las seis de la mañana, necesitábamos aprovechar el día. Quirón había hablado conmigo ayer, me había dados instrucciones claras, si alguno peligraba, teníamos que volver de inmediato. También me entregó una radio o bueno eso parecía. Era algo para comunicarnos, cualquier cosa y le avisábamos.

Una vez listos, los chicos llegaron hasta nosotros y se fueron despidiendo, ninguno sabía cuando volveríamos, así que queríamos abrazarnos por última vez. Annabeth estaba sumamente nerviosa y triste, me acerqué a ella y la salude.

—Hey.

—Oh Rachel, no te vi. ¿Ya está todo listo para su partida?

—Si, solo quería ver cómo estabas y quería despedirme de ti.

—Rachel, estoy bien, que digo, estoy más que bien. Desde que Charles y Cástor llegaron me siento más feliz, ellos eran como la luz del campamento. Charles siempre con su sentido del humor y su adicción por arreglar las cosas. Cástor hijo de Dionisio, no se conoce muy bien sus orígenes, pero es un chico alegre, creo que se parece a los Stoll cuando molestan.

Ambos reímos por tal comentario, pero luego nos detuvimos y nos miramos, pronto las lágrimas salieron de los ojos de Annabeth y yo tampoco me quedé atrás.

—Te voy a extrañar Rachel, en serio.

—Yo también Annabeth, eres para mi, mi mejor amiga.

—Oh Rachel, tú también lo eres.... Ven aquí —sin previo aviso me acercó a ella y me envolvió en sus brazos, eran cálidos y transmitían paz. El abrazo duró al menos unos tres minutos, hasta que por fin nos separamos—, por favor sobrevive y por lo que más quieras.... Cuidalos, no dejes que esos zombies se los coman.

—Tú tranquila, de eso me encargo yo. Estarán a salvo, no te preocupes.

—Gracias, Rachel. Por todo.

—No hay de que, Annie.

—Te quiero.

—Igual.

Nos volvimos a despedir y me fui con los demás, me coloque mi mochila y le avise a los chicos que ya era hora. Todos nos miraban tristes pero felices a la vez, era hora. Mire por última vez a los chicos y me fije en Tomas, este al darse cuenta que lo miraba, asintió en mi dirección con una sonrisa. Hice lo mismo, luego me giré hacia la salida y abrimos por ella, luego todos pasaron y al final la cerramos, subimos las escaleras hasta la superficie y al final respiramos el aire del exterior.

***

Salimos del almacén con cuidado, fijándome si había algún zombie cerca, para suerte de nosotros, no se miraba ninguno. Le di la señal a los chicos y estos avanzaron detrás mío. Al estar en el exterior, pudimos notar la falta de humanos en el lugar, habían plantas por el lugar, tratando de salir por el suelo. Llegamos hasta la calle y miramos como poco a poco, Nueva York se convertía en un lugar lleno de plantas. Antes de llegar a dar un paso, un ruido, como de pasos nos hizo detenernos, Carter quién iba atrás de todos, se volteó para ver y cuando lo hizo se llevó una gran sorpresa.

—¿Nico? —inmediatamente los demás se giraron para ver a Carter, quien había nombrado al hermano de Hazel. ¿Pero que hacía allí?

—Hey Carter, ¿qué tal?

—¿Cómo qué que tal? —Carter frunció el ceño, buscando la trampa—, ¿qué haces aquí, Di Angelo?

—Nada, pasear por ahí, ya sabes, explorando el lugar —se encogió de hombros mientras avanzaba hacia nosotros, le miramos algo confusos.

—¿Nico qué haces aquí? —preguntó ahora Hazel, él miró a su hermana y le regaló una media sonrisa, luego me miró y se acercó a mí.

—Digamos que hice un trato por ahí con alguien y... Tomas me dijo que te diera esto —él buscó entre sus bolsillos y sacó un papel. Al ver el papel de cerca y leer lo que decía, mis ojos se abrieron como platos al leerlo.

—¿Quiere que también vayamos a una de sus instalaciones secretas? —pregunté con una ceja levantada y mirando a Nico, el cuál estaba jugando con sus dedos.

—Técnicamente.... Si, pero es por que allí podemos encontrar algunas respuestas que buscamos.

—¿Cómo escapaste de Will?

—Annabeth —sonrió él, suspirando un poco y luego nos miró de nuevo—, hice un trato con ella. Así que ella me dejó venir.

—¿Por qué no te ofreciste a venir con nosotros una semana antes? ¿Cuándo Quirón nos preguntó?

—Por qué Valdez, Will jamás me iba a dejar. Jamás se separa de mí por el problema del viaje sombra, se preocupa demasiado y a veces molesta tenerlo todo el tiempo contigo preguntándote si estás bien.

—Si, es algo... Si también pasa —le respondió Carter—, pero ahora que estás aquí, no veo el problema de que nos puedas acompañar, ¿verdad Rachel?

—Exacto —negué—, puedes venir con nosotros, Di Angelo. Pero te advierto de una vez, tratas de hacerte el héroe sacrificándote por nosotros... Y te juro que te mato. No pienso abandonar a nadie, ¿quedó claro?

—Por supuesto —dijo alzando ambas manos en señal de rendición—, ni siquiera pensaba hacerlo.

—Bien, y esto va para todos también —exclame, ellos solo asintieron y tragaron saliva—. De acuerdo, ahora vamos a por  esas muestras y la verdad del proyecto.

Nadie dijo nada, pero por las sonrisas formadas en sus rostros, supe que estaban listos para cualquier cosa y ninguno se iba a quedar atrás. Sin saber lo que nos esperaba el futuro.

Caminamos durante horas, escondiéndonos de los Zombies las veces que podíamos, y las que no, pues... Solamente cortabamos cabezas. Me sentía triste por ellos, tenían familias y que nosotros hiciéramos eso, no ayudaba mucho, pero no se podía hacer nada. El mundo ahora era así, solo me preguntaba que pasaba en otros lugares, ¿sería igual? O ¿peor? Deje atrás esas dudas, debía concentrarme en el ahora y en lo que buscábamos. Al final del día, llegamos al lugar indicado por Tomas, era un pequeño edificio a las afueras de Nueva York, este estaba en mal estado, pero sus puertas y paredes estaban bien.

La puerta de entrada era diferente a las que conocía, esta estaba hecha de un metal muy resistente y era automática. Ella te pedía una clave, la cual Tomas nos la dio. Puse la clave  en el panel y esta se abrió, todos pasamos y llegamos a una sala grande, la puerta misma se cerró, haciéndonos saltar del susto, luego avanzamos por el lugar, la habitación era muy grande, pero tenía un montón de muebles por todos lados y objetos de laboratorio. El lugar estaba bien ordenado, bueno, algunas cosas, pero todo estaba en buen estado, como si nunca se hubiera llegado los Zombies aquí. Había unas cuantas camillas por allí, hasta que una computadora me llamó la atención. En esta habían un montón de archivos, videos e imágenes. Me decidí a ver los archivos, uno de ellos decía experimento PV.

Le di click y al ver lo que habia dentro, ahogue un grito de espanto, los demás al escucharme gritar, rápidamente vinieron a verme, y cuando se fijaron en lo que estaba viendo,  se pusieron pálidos y algunos ni siquiera se movían. Nico fue el único que pudo hablar.

—Tiene que ser una broma, eso no puede ser posible.... Ellos... Ellos no crearon una cura, crearon un virus y...

—... Todo estaba planeado, no existe una cura —completó Carter con la mirada perdida y viendo a Nico, el cuál asintió al escuchar las palabras de él.

El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora