Luego de haber abandonado el campamento Mestizo, me dirigí sin rumbo fijo, no sabía a dónde iba, tampoco sabía que hacer. Claro que quería respuestas, pero con lo que vi hace unos momentos, no podía sacarme de mi cabeza aquellos cuerpos, sentía impotencia al no poder ayudarles. La calle estaba desolada, todo estaba solo y silencioso. Pronto comenzó hacer frío, tuve que abrazarme a mi mismo, porque no traía ningún abrigo. Vagando por las calles, llegué hasta una pequeña casa en la playa y me instalé ahí, para poder pasar la noche y ver que podía hacer. Tenía que averiguar si o si que estaba sucediendo y como rayos el Campamento Mestizo estaba destruido. Viví allí durante algunos días, hasta aquel día desafortunado, donde él me visitó por primera vez.

Entre corriendo a la cabaña de nuevo al escuchar unos gritos, en la entrada pude ver a Silena que quería entrar, pero se detenía, ¿porque? Ella se giró a verme cuando escucho un ruido detrás de ella, salto del susto al verme allí parado, luego sonrió tristemente y habló.

—No puedo entrar Luke, me siento demasiado culpable. Quiero, pero...

—Te entiendo, quédate aquí, yo veré que está pasando y te diré luego, ¿vale?

—Vale.

—Bien, cuida aquí. Yo me encargo de adentro.

Silena asintió y se puso a vigilar a los alrededores, fue allí donde abrí la puerta y entre en la cabaña, donde en la sala se  encontraba Percy despierto, pero se le miraba muy alterado. Estaba hablando con alguien, pero yo no sabía con quién. Entonces cuando me fui acercando, este se asustó y no tuve más remedio que hablar fuerte para que me escuchara.

—¡Percy! —grité con todas mis fuerzas, pero parecía que él no  podía oír. Así que me acerqué a él y lo tomé de sus hombros, para luego volver a gritarle—.¡Percy! ¡Mírame, cálmate! ¡Todo está bien!

Él pareció despertar de aquella ensoñación y me miró confundido.

—¿Luke...? ¿Qué...?

—¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? —pregunté preocupado.

—¿Qué?

—Percy, ¿cómo te sientes?

—Luke, ¿qué está pasando? —él estaba muy confundido.

—Te desmayaste cuando Silena estaba a punto de apuñalarte, por dicha la detuve antes.

—¿Dónde...dónde está ella?

—Está afuera, sentada y sintiéndose culpable por casi haberte matado. No ha querido entrar a ver cómo estabas, solo ha preguntado.

—¿Entonces no quiere entrar?

—No, ya le he ofrecido comida o le he pedido que te viera, pero no quiere.

Percy me creyó y cuando me acerqué más a él para revisarlo, pude ver sus ojos y estos transmitían un terror horrible. Tenía miedo, vi como su cuerpo temblaba inconscientemente y miraba con horror detrás mío. Le toqué su hombro y este se apartó con miedo, lo miré confundido y hablé.

—Percy, tranquilo. Soy yo.

—Aléjate, por favor.

No entendía que estaba sucediendo, ¿qué tenía?

—Percy...

—No lo volveré a decir, aléjate de mi.

Bien hasta aquí llegué, ¿qué hades le pasaba? ¿Será por lo que miró detrás mío? Yo no siento nada, me calme y volví hablar, tratando de que él estuviera tranquilo.

—¿Percy, de qué...?

Entonces volvió a mirar detrás mío y pegó un grito de horror, estaba demasiado asustado. Necesitaba calmarlo como sea, iba a volver hablar, cuando él lo hizo antes y sus palabras me asustaron.

—¡Aléjate! ¡Aléjate de él!

Gritó enojado y con miedo a la vez, Percy no dejaba de temblar y aquello que está detrás de mí, no ayuda en nada. Tragué en saliva y despacio me giré para ver que era lo que veía y cuando estaba girado completamente, pude observar que ahí no había nada. O Percy se volvió loco o algo realmente lo tiene asustado y si es así, creo saber de quien.

—Percy, ahí no hay nadie. Debes calmarte, no te voy hacer daño —le dije tranquilamente al volver a verlo. Pero no me hacía caso, luego unos segundos después su respiración se fue calmando poco a poco, hasta que de nuevo sus ojos se concentraron en algo que se encontraba a mi lado, abrió los ojos como platos y retrocedió asustado. Eso sí me dejó más confundido que nunca, pero estaba seguro que no me tenía miedo a mi, sino de lo que veía y era a Tártaro.

De un momento a otro Percy comenzó a gritar desgarradoramente y se llevó ambas manos a su cabeza negando una y otra vez, susurrando cosas y lágrimas de miedo salían de sus ojos, mientras su cuerpo no dejaba de temblar, luego se detuvo y cuando pensé que había terminado, soltó el grito más desgarrador que había escuchado en mi vida y luego todo fue silencio, cuando lo volví a ver, este se desplomó en el colchón y su respiración fue cada vez más lenta.

—¡Percy!

Fue lo que grité al acercarme a él y revisarlo. Tenía que averiguar que estaba pasando y tenía que saber si él le estaba haciendo algo, o si ya lo hizo. Tenía que salvar a Percy y haría cualquier cosa para que él se siente a salvo.

El FinWhere stories live. Discover now