actualidad
—Lo siento, hermanito —dijo Jeongin. La voz le salía amortiguada entre los labios hinchados y sangrantes. ¿Le faltaba un diente? Miré alrededor de la habitación, incapaz de creer que aquellos hombres —para dos de los cuales había cocinado y para uno de los cuales había hecho mucho más que cocinar— amenazaban en serio con matar a mi hermano. ¿De verdad estaba pasando aquello?
Chris me miró fijamente y me guiñó un ojo.
—Tu hermanito se ha portado muy mal —dijo—. Nos ha estado robando. ¿Sabes algo de esto?
Me apresuré a decir que no con la cabeza y una de las bolsas se me escurrió entre los dedos. Varias manzanas rodaron por el suelo y una de ellas fue a dar contra el pie de Sam. Él ni siquiera la miró y mantuvo esa expresión fría y pensativa que había visto en él ya tantas veces. Aquello me frustraba, me daban ganas de gritarle que mostrara alguna puta emoción de vez en cuando. Sabía que las tenía. A menos que lo que había creído ver hubiera sido otra mentira.
Oh, Dios mío.
Mi hermano estaba arrodillado a la mitad de nuestro horrible remolque, herido y a la espera de ser ejecutado, y yo solo pensaba en mí y en Sam. ¿Qué demonios me ocurría?
—No lo entiendo —dije rápidamente, sin despegar los ojos del rostro hinchado y maltratado de Jeongin, suplicando para mis adentros que estallara en risas de un momento a otro por la broma que sin duda era todo aquello.
Sin embargo, Jeongin no se echaba reír. Por el contrario, su respiración retumbaba en el cuarto como si fuera un efecto especial de alguna película de acción. ¿Estaba malherido?
—Se suponía que trabajaba para nosotros —dijo Chris—. Es muy bueno con ese pequeño ordenador portátil que tiene. Sin embargo, en vez de trabajar, ha estado jugando en el casino con nuestro puto dinero. Y ahora tiene las pelotas de decirme que se lo ha gastado y que no puede devolvérnoslo.
Chris subrayó sus últimas cuatro palabras con otros tantos golpes de la empuñadura de su revólver contra la nuca de Jeongin.
—¿Tienes cincuenta de los grandes? —me preguntó Sam. Yo negué de nuevo con la cabeza y sentí que me mareaba. Oh, mierda, ahora entendía por qué hacía poco Jeongin había intentado que le pidiera dinero prestado a Wooyoung. Pero... cincuenta de los grandes. ¿Cincuenta de los grandes? No podía creerlo.
—¿Ha robado cincuenta mil dólares? —dije con estupor.
—Ajá —respondió Sam—. Y si no los paga ahora mismo, no tiene muchas opciones..
—Pensaba que eran sus amigos —dije, mirando a uno y a otro, alternativamente.
—Eres una preciosidad —dijo Chris—, pero no entiendes nada de quiénes somos. Para nosotros está el club y el resto de la gente y este estúpido lameculos no forma parte del club. Si tú nos jodes, nosotros te jodemos a ti. Y más fuerte. Siempre.
La boca de Jeongin tembló y pude ver que las lágrimas asomaban a sus ojos. En aquel momento, una mancha oscura apareció en sus pantalones y se extendió de forma patética.
—¡Mierda! —exclamó el otro tipo—. Detesto a los que se mean encima.
Miró a Jeongin y sacudió la cabeza.
—Tu hermanito no se mea como tú ¿verdad, niñito? —dijo, asqueado.
—¿Van a matarnos? —pregunté a Chris mientras trataba de idear una salida. Tenía que hacer que me viera como un ser humano, tal y como dicen en las series de televisión que hay que hacer con los asesinos en serie. Tenía dos hijas. Yo misma había visto sus fotos. Era preciso que le hiciera pensar en su familia, en que era un ser humano y no una especie de Streatwolve-monstruo.
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› My property ꙳໋͙ HyunMin ⌕
General Fiction⸦⸧ Seungmin no necesita en su vida problemas como Sam. Pero el enorme, sexy y tatuado motociclista que se presenta en la casa de su hermano no está de acuerdo. Él quiere a Seungmin en su motocicleta y en su cama. Ahora. ५ adaptación boy love ©Sauri...
