CAPITULO TRECE: DECLARACIÓN.

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CAPÍTULO EDITADO EN 2023 :)


MARÍA.

Sabía que el hecho de que Javier tuviera la lista solamente significaba una cosa: se avecinaban problemas. No podía culparle por tener dudas, no únicamente por alguna cosa que hubiera escrita en aquella lista, sino por cualquier duda que pudiese surgirle respecto a mis acciones. Si yo estuviera en su posición también me estaría volviendo loca (siempre suponiendo que esos sentimientos que tanto grita por cada sitio que pasa sean reales).

Había decidido darle un voto de confianza, incluso aunque eso significase ponerme una pistola cargada apuntándome en la cabeza. Creer en sus palabras era firmar un trato con un genio y esperar que no te timase. ¿Pero quién me aseguraba que aquellos sentimientos no fuesen ciertos? Al igual que nadie podía asegurarme que fuesen falsos.

Fuesen o no reales, lo que estaba claro es que aquella lista había acabado siendo más perjudicial que beneficiosa. No solamente no había facilitado las cosas, sino que las había complicado aún más.

Y no, no estoy siendo melodramática, pero si Javier ya de por sí se aprovecha de cualquier situación para acercarse a mí (ya sea como enemigo o como amigo), darle un arma de fuego que pudiera usar no era la mejor idea para facilitarnos el camino a ambos. Aquella lista no lo apartaría de mi vida, sino que lo convencería aún más de que debía estar en ella.

Mi pie tamboreaba en el suelo de madera, siguiendo una melodía imaginaria y mis manos sudaban, mientras que las pasaba por mis muslos con nerviosismo. Mordí mi labio inferior y miré el suelo como si fuese la cosa más increíble que había visto jamás. Una parte de mí deseaba ansiosa que viniera el pelimoreno, hiciese sus preguntas y todo este mal rato pasase cuanto antes; mientras que otra parte de mí gritaba que corriera lo más lejos posible como si fuese una alarma de evacuación.

Aunque Javier vibrase en mi corazón de una manera que nadie más lo haría jamás, siempre encontraba la forma de complicarme la vida un poco más y la aprovechaba. ¿No podía simplemente hacer que las cosas fuesen más simples y sencillas?

El sonido de la puerta abriéndose lentamente consiguió llamar mi atención y que todos los pensamientos que revoloteaban a mi alrededor se esfumasen rápidamente. Miré hacia la puerta de mi habitación, dónde la figura del pelimoreno se vio alumbrada y dibujada por la luz de mi pequeña lámpara de la mesita de noche.

Javier se posicionó frente a mí, tras haber cerrado la puerta, y yo me levanté demasiado rápido de la cama, sufriendo y leve mareo que consiguió que mi vista se nublase durante algunos segundos. Noté que la lista venía con él, como si la necesitara por si alguna pregunta quedaba en el aire poder recordarla.

—¿Querías que te esperase hasta que me hiciera vieja? —cuestioné cortando el silencio que comenzaba a instaurarse entre nosotros.

—Ya te has negado a responderme las preguntas una vez, no estaba seguro de si venir a intentarlo una vez más y darme de nuevo contra un muro o darte la lista sin más. —alcé ambas cejas sorprendida por sus palabras.

—¿Y cuál es la decisión final? —no sabía qué respuesta prefería escuchar.

—Estoy parado frente a ti. —respondió señalándome con el ya arrugado papel—. Incluso sin futuro creo que necesito y me merezco saber la verdad.

Aquello era un poco subjetivo, es decir, Javier me había roto tantas veces el corazón que verdaderamente no le debía nada. Si me animaba a responder alguna de sus preguntas era porque, quizás así, era la única manera de cerrar la puerta de nuestro pasado de una vez por todas y pasar de página.

—Si al final he accedido a esto es porque quiero mi lista de vuelta y porque es la única manera de que lo nuestro tenga un final. —Javier negó suavemente con su cabeza y tomó asiento en mi cama.

Imité sus acciones y me senté junto a él. Las cosas habían cambiado notablemente desde que habíamos llegado, quizás todo lo que decía era verdad o quizás no, pero había algo diferente y eso no podía ignorarlo. Si Javier siguiese con el mismo comportamiento que tenía aquel día en el bar, ahora mismo estaríamos matándonos mutuamente.

—¿Por qué hiciste la lista? ¿Piensas que las cosas serían diferentes si nos diéramos tiempo?

¿Qué ganaba con mentirle? La lista ya era lo suficientemente explícita. Si ambos queríamos avanzar, necesitábamos saber la verdad. Debía arriesgarme y ser sincera aunque para él todo esto solamente fuese un juego.

—Puede que las cosas fuesen diferentes o quizás no. Puede que nos aferremos constantemente a que estamos destinados por pura esperanza, pero realmente a lo mejor no debamos estar en la vida del otro. —contesté encogiéndome de hombros—. Quizás solo somos un error.

—¿Para eso te ha servido escribirla? —preguntó alzando el papel levemente—. ¿Para que tu conclusión final sea que solo fuimos un error?

—La escribí para calmar los pensamientos y saber que la decisión que estaba tomando e iba a tomar era la correcta.

—¿Puedo saber cuál es tu decisión después de esta gran tesis? —cuestionó irónico.

—Darle una oportunidad a Daniel.

Como un baño de agua fría, la cara de Javier cambió por completo. No es que viniese especialmente emocionado, pero las pocas esperanzas que podías ver en sus ojos fueron arrebatadas en cuestión de segundos.

—Estaba en la lista por una razón...—intenté aclarar para suavizar el golpe. No quería darle las explicaciones del por qué tomaba ese camino, pero tampoco quería destrozarle emocionalmente.

—¿Puedes explicarme por qué siempre tienes que hacer lo contrario a lo que tu corazón quiere? —fruncí el ceño—. ¿Por qué siempre tienes que seguir a tu cabeza?

—Porque la última vez que seguí a mi corazón me lo acabaron rompiendo en pedazos. —se supone que la verdad siempre nos hace libre aunque duela ¿no?—. El pasado siempre nos perseguirá. Pienso que tú debes trabajar en ti mismo y gestionar cualquier movida que tengas, pero yo no me quedo atrás. Claro que tengo cosas que manejar y cosas criticables, como que no pueda avanzar sin dejar de mirar hacia atrás.

—¿Y tenemos que seguir adelante sin la persona a la que amamos simplemente porque tú has decidido sentenciarlo así? De hecho, tú cometes un error mayor, prefieres encontrar el amor en una persona que no amas. —lo miré con sorpresa.

—¿Con cuántas personas has estado tú después de que cortáramos? —pregunté retóricamente—. Da igual dónde pertenezca nuestro corazón, quererse no siempre es suficiente.

—Entonces no lo intentas conmigo porque no te merece la pena intentarlo, no porque no lo sientas.

—Aún no estoy segura de si esos sentimientos que juras tener son reales, pero mis sentimientos hacia ti siempre estarán dentro de mí. En mi corazón hay un hueco con tu nombre escrito, que brillará, arderá y vibrará por siempre. —expliqué con sinceridad—. Pero que te quiera no significa que vayamos a estar juntos automáticamente. El amor no es motor suficiente para avanzar, necesita muchas más cosas para que una relación con futuro siga adelante.

Javier me miró en silencio durante algunos segundos, aunque a mí me pareció una eternidad y noté como cada segundo se convertía en una hora, sabía que solamente estaba intentando procesar mis palabras y buscando las palabras adecuadas para decirme. Acababa de declararme, si todo aquello era una broma, era el momento de decir la verdad.

—Solo un demente dejaría ir a su alma gemela por segunda vez. —contestó firmemente—. Y créeme, soy idiota, pero aún no he llegado a perder la cabeza tanto. —añadió—. Si ambos nos queremos, es lo único que necesitamos, todos los demás inconvenientes que tú ves tienen solución. Una solución que buscaremos juntos.

Estoy acabada. 

Eres idiota, pero te quiero. (Terminada).Where stories live. Discover now