CAPITULO DIEZ: ¿DANIEL O JAVIER?

10.3K 485 16
                                    


NUEVO CAPÍTULO EDITADO EN 2023 ;)


MARÍA.


Mi vida no se iba a paralizar porque, repentinamente, los supuestos sentimientos de Javier hubiesen decidido salir a flote. Si quería conquistarme, espero que la suerte estuviese de su lado, porque me negaba a ser conquistada.

Había pasado demasiadas cosas entre nosotros como para caer tan fácilmente en cualquiera de sus mentiras.

Incluso, aunque fuese cierto, ¿no era demasiado tarde para nosotros? Nuestro momento ya había pasado; darnos una segunda oportunidad sería condenarnos a perder el tiempo. A seguir aferrándonos a algo que ya no existe; a unos recuerdos, a unos sentimientos y a un pensamiento totalmente idealizado. Al final acabaríamos odiándonos, desgastándonos y agotándonos.

A veces solamente debemos dejar que las cosas se vayan, por mucho que duelan.

Abrí distraídamente la puerta de mi habitación, ya que comenzaban a molestarme los insistentes golpes en ella, mientras que miraba mi reflejo en el espejo con entusiasmo y aprobación. Adoraba aquel bikini celeste con flores fucsias, ya que hacía que mi piel blanca resaltase aún más y ensalzaba mis curvas. Había decidido hacerme una coleta alta y añadí unas chanclas del mismo color que las flores del bikini.

La mejor manera para desconectar era pasar tiempo con la soledad.

—¿Dónde vas? —curioseó el invitado especial que había decido molestarme una vez más con su presencia y yo había decidido ignorar deliberadamente.

—La mejor inversión de mi vida. —contesté con seguridad señalando mi vestido y recogiendo algunas cosas en una pequeña bolsita de color beige.

—¿Dónde vas? —insistió de nuevo mientras que notaba su mirada llena de curiosidad y recelo sobre mí.

—Pensaba que ya no tenía que darle el parte a nadie sobre mis salidas. —contesté un tanto cortante. Ayer fui lo suficientemente clara con él; ya estaba cansada de juegos y lo que menos quería en mi vida era un tira y afloja.

—Los amigos comentan ese tipo de cosas. —enarqué una de mis cejas.

—¿Cuándo he accedido yo a ser tu amiga? Solamente hemos alzado la bandera blanca. —respondí mirándole fijamente—. Además, ¿crees que es buena idea tener como amiga a una persona por la que, supuestamente, sientes algo?

—No es algo hipotético, es la verdad. —puntualizó apoyándose sobre la pared y cruzando sus brazos—. Prefiero tenerte como amiga a perderte del todo.

—Aferrarte a algo o a alguien solamente va a hacerte más daño. —y lo sabía por propia experiencia, ya que durante demasiado tiempo me había aferrado a él y a su recuerdo; lo único que había conseguido era hacerme trizas el corazón.

—Y cometer el mismo error dos veces solamente demostraría que soy demasiado necio. —contradijo—. No me considero tan tonto. —cabeceé. Bueno, eso depende de a quién le preguntes...—. No puedo evitar preocuparme por ti.

—No necesito que nadie me proteja y mucho menos que alguien me controle.

—No intento controlarte, ni quiero ponerme una armadura y ser tu caballero andante, solamente quiero saber que estás bien. —algunas miradas cargadas de viejos momentos acabaron siendo intercambiadas y un intenso silencio cayó sobre nosotros.

—Es curioso que la persona que más daño me ha hecho la tenga delante ahora mismo. —la expresión del pelimoreno cambió drásticamente, obteniendo un tono taciturno y oscuro—. ¿Puedes protegerme de ti mismo? —añadí antes de compartir una última mirada y salir de mi habitación.

Si los sentimientos que Javier decía tener hacia mí eran reales, sabía que aquellas palabras eran como balas, pero debía hacer todo lo posible para evitar que aquel deseo que tenía no se cumpliese.

Ya nos rompimos el corazón una vez, no podemos destruirnos más.

***

Miré el lago que había frente a mí y suspiré profundamente. Si alguien me pidiera consejo, no sería la idónea para darlo ya que mi vida es puro caos, pero sí habría una cosa que siempre recomendaría: aprended a estar solos. La soledad siempre te otorgará claridad y hará que vuestra mente se despeje de todo el ruido que la vida os acaba causando.

Tenía los auriculares insertados en mis oídos. La música me llevaba a otro lugar y me hacía desconectar, cosa que era lo que más necesitaba en este momento. Estaba en total relax y tranquilidad, por eso mismo mi mente pudo pensar con claridad.

Ahora mismo tenía dos frentes abiertos: Javier y Daniel.

Me había cerrado en banda con Javier y, aunque hubiese cerrado mi corazón a mi amor del pasado, una parte de mí siempre querría que todo volviese a renacer. Mientras que una pequeña voz en mi interior gritaba por volver a ver a Daniel, aquel chico perfecto con el que simplemente todo parecía que iba a salir bien, había silencio, calma y paz.

Mi mente quería a Daniel mientras que mi corazón siempre le pertenecería a Javier.

Ni si quiera me hacía falta hacer una lista de pros y contras que fuese sumamente superficial, todo aquello iba más allá del físico, sino de cómo los dos me hacían sentir cuándo estábamos juntos. Y había algo que siempre jugaría en contra de Javier: habíamos vivido tantas tormentas juntos, habíamos pasado tantos malos ratos, nos habíamos odiado tanto... Esos sentimientos se habían quedado estancados entre nosotros, convirtiéndonos, como dijo ayer, en nuestros mejores enemigos y acabándonos destruyéndonos. ¿Por qué, entonces, mi corazón siempre acaba gritando su nombre? ¿Por qué siempre será su debilidad?

¿Por qué es tan difícil dejar ir a la persona a la que tu corazón grita su nombre?

¿El amor sano siempre será el que la cabeza te diga, pero también será el amor que te haga feliz?

Eres idiota, pero te quiero. (Terminada).Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon