CAPITULO DOCE: LA LISTA EN POSESIÓN DE JAVIER.

9.1K 468 3
                                    

NUEVO CAPÍTULO EDITADO EN 2023 :)


MARÍA.


Sabía que no era el mejor ejemplo a seguir, pero que la vida me estuviese castigando tanto karmicamente por ello me parecía una falta de respeto y, siendo honestos, también un poco abusivo.

Tenía a Javier frente a mí, con una poco conocida expresión en su rostro y mi lista en sus manos. Una lista que, debemos recordar, solamente era puramente informativa y aclarativa, pero para nada determinante en cualquiera que fuese mi decisión final.

Aún no tenía muy claro si los sentimientos de Javier hacia mí eran reales, pero si así era, tampoco quería hacerle daño, y leer las palabras que había escrito en aquel papel no estaba muy segura de si iba a hacerle mucho bien...

Negar que aquella lista era mía era una pérdida de tiempo, había evidencias por todo aquel trozo de papel que me apuntaban con flechas gigantes y fosforitas.

—No sé qué debo puntualizar primero, si el hecho de que hayas hecho una lista, de que me hayas incluido en ella, de que me hayas mentido sobre que no sientes nada por mí o de que hayas escrito todas las contras que has escrito de mí.—la verdad es que había demasiadas cosas por las que podía empezar, aunque si me preguntaba a mí prefería que no empezase por ninguna de ellas.

—Dámelo. —no estaba muy segura de si lo exigí o lo pedí. No solamente no estaba haciendo porque era de mi propiedad y no tenía derecho a leerlo o tenerlo sin mi consentimiento, sino porque tampoco quería que leyese algo que pudiera dolerle cuando eran simplemente mis propias cavilaciones.

—Creo que podrías darme algunas respuestas. —me acerqué a él y estiré mi mano para que posicionase la lista sobre ella.

—Ni si quiera deberías haberla leído, es algo privado.

—Si te sirve de consuelo, no la he leído entera, solamente mi parte. —rodé los ojos mientras que él le daba un manotazo a mi mano extendida para apartarla—. Aunque únicamente con los ''contras'' ya tengo demasiadas preguntas acumuladas.

—¿Sabes lo que es la intimidad o tengo que regalarte un diccionario para que empieces a buscar y a interiorizar significados?

—¿Sabes lo que es no ser tan descuidada y dejar tus cosas por ahí tiradas?

—¿Y eso te da derecho para cotillear? —alcé mis cejas levemente.

—Digamos que se puede encontrar más fácilmente un vacío legal. —de acuerdo, admito que fui un poco despistada por dejar mi lista por ahí, pero es como si alguien deja su diario en medio del salón, ¿es algo que se debe leer? Todos sabemos que la respuesta correcta es no—. Lo correcto y lo que hacemos no siempre va de la mano. —añadió como si pudiera leerme la mente.

—De todas formas, cada persona nos formamos una imagen de los demás que quizás coincidan o no. Pecamos muchas veces de prejuiciosos, juzgones y criticones. Eso no significa que todo lo que leas ahí sea real o sea mentira. —no quería darle mucha importancia a la lista porque verdaderamente la decisión ya estaba tomada.

—¿No crees que, igualmente, puedo tener curiosidad y querer hacerte algunas preguntas?

—Puedes, pero eso no significa que yo te las vaya a contestar. —dije cruzándome de brazos. Javier no iba a dar el brazo a torcer, lo conocía demasiado bien y aquellas palabras le habían afectado tanto para bien como para mal.

—Si sientes algo por mí, ¿por qué simplemente no lo dices? —alcé ambas cejas. Empezábamos fuerte—. Ni si quiera me estoy basando en la parte de los ''pros'', solamente con lo que has escrito en los ''contras'' se puede ver.

—Eso no cambiaría mi opinión sobre ti, ni sobre nosotros, ni mi decisión final. —Javier achicó los ojos en mi dirección.

—Leer esta lista ha sido como darme de golpe con una pared y que, después de estar en el suelo, comiencen a patearme. —dijo seriamente mientras que alzaba el papel entre sus manos—. No sabía que mis defectos fuesen los que se interponían entre nosotros.

—Todos tenemos defectos Javier, pero tú sigues sin darte cuenta que tú no simplemente tienes defectos, sino que necesitas un autoconocimiento y un tiempo para curarte lo que sea que te pase. —no le iba a decir nada que no hubiese leído ya.

—¿Debo perder todo lo que me hace feliz solamente porque necesito tener tiempo para mí?

—Ni si quiera sabes si yo soy lo que te hago feliz. —aclaré—. Para poder afirmar eso con total convicción primero debes darte tiempo.

—¿Desde cuándo tienes derecho a decirme lo que siento o dejo de sentir? Tú no tienes ese poder, ni esa autoridad. No puedes decir lo que siento porque no estás dentro de mí para saberlo.

—Pero sí puedo decidir involucrarme o no en una relación que acabará igual de descarrilada que en el pasado. —tenía razón, aquellas palabras no estaban escritas por quién verdaderamente debía escribirlas, pero eso no quitaba que no pudiese tener razón—. Y acabará arrastrándonos con ella hasta dejarnos sin respiración.

—¿No crees que eres tú la que estás jugando? —preguntó frunciendo levemente su ceño—. Jugando al gato y al ratón; fingiendo que no sientes nada por mí cuando verdaderamente sientes de la misma manera y con la misma intensidad como lo hago yo. Si simplemente hicieras lo que te dice el corazón, como has escrito aquí, y no complicases las cosas de esta manera, las cosas podrían funcionar entre nosotros.

—Ninguno de los dos estamos lo suficientemente curados como para comenzar una relación sana. —contesté. A veces querer a alguien no es suficiente para comenzar algo—. Y el pasado que nos precede no nos ayuda demasiado.

—Quizás, en vez de valuar lo que yo debería a hacer, deberías comenzar a perdonar. —alcé ambas cejas y solté una risa irónica.

—Es difícil perdonar a alguien que te destruyó por completo.

Ambos nos quedamos en silencio por algunos minutos, pesando sobre nuestras cabezas y deseando con que alguien viniese y lo cortase con un cuchillo. Nos mantuvimos en una guerra de miradas, aunque sabía que allí había mucho más escondido: había orgullo, rencor y demasiado dolor como para perdonar. El pasado siempre había caminado junto a nosotros y parecía como si fuese una lona que nunca se levantaría.

—Supongo que el pasado siempre se interpondrá entre nosotros, sin importar lo que podamos llegar a sentir el uno por el otro.

—Te he dicho que lo correcto y maduro es que nos demos tiempo y tratemos nuestras guerras y tormentas mentales por separado. Solo así podremos, quizás, algún día, ser amigos.

—Nunca podré ser solo amigo de quien estoy enamorado. —corté nuestro contacto visual.

—Y yo no puedo dar un paso más sin estar segura de que el puente no se va a desmoronar.

Javier, tras una última mirada, desapareció en una de las habitaciones de la cabaña con mi lista. Qué más da, sabía que mi corazón siempre le pertenecería pero yo ya había movido ficha; aquella lista era irrelevante.

Puede que, a pesar de nuestros sentimientos, ambos no hubiéramos perdido verdaderamente el uno al otro y para siempre.

Eres idiota, pero te quiero. (Terminada).Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα