30. Confianza

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   Esa noche había luna nueva, por lo que el bosque de Gravity Falls estaba sumido en total oscuridad, pero eso era lo último en las prioridades de Dipper, al menos hasta que tropezó con unas raíces, tan solo apretó los dientes preparándose para el impacto que nunca llegó del todo. 

   Sintió unos brazos humanos sostenerlo, sin embargo, un poco tarde. Ambos terminaron en el húmedo suelo boscoso, pero su caída fue amortiguada. Se incorporó y rápidamente se separó de aquella persona, pero se sorprendió al encontrar frente a él a el mismo triángulo dorado brillante al que ya se había acostumbrado.

   Dipper tan solo se quedó en silencio, ocultando su rostro mientras trataba de limpiar sus lágrimas. Mientras que el ser de caos se sumía en sus pensamientos, eso salió como él lo había deseado.

 –Vámonos. – El chico se giró hacia él hablando con un tono firme. –Dijiste que podías llevarme a cualquier lugar de Gravity Falls. Llévame, no quiero saber nada de mi familia en este momento. 

–¿Qué?– El ser se sorprendió un poco, el saco de carne tenía huesos duros de roer, esperaba que se derrumbara por completo, un tropiezo en sus planes... Quizá... 

–Dijiste que-

–¿Seguro?– Podría ayudar con un empuje suave a terminar el trabajo. Apoyado en su bastón extendió galantemente su mano, una clara invitación. Por una fracción de segundo Dipper vió parpadear la imagen de Bill, de un triángulo a una silueta vagamente humana y elegante que le sonreía ampliamente.

–S-sí– Aceptó aquella mano oscura casi por inercia.

 –De acuerdo, pero esta vez yo decido a dónde vamos~ – Respondió en un tono juguetón que resultaba algo inquietante, su ojo parecía sonreír. 

   Tras un segundo de teletransportación, Dipper se encontraba frente al cañón del pueblo. Miró a su alrededor sin mucho interés, era un lindo paisaje, impresionante incluso, pero al chico no le movía emociones, incluso podría decirse que estaba un poco decepcionado, pero Bill no había tenido ninguna obligación de cumplir sus demandas y estaba bastante alejado de los terrenos de la cabaña, así que decidió no comentar nada.

–Vamos, no pongas esa cara. – Flotó hasta una roca cercana y se posó en ella, el gesto le recordó vagamente a una mariposa y una media sonrisa sarcástica se hizo paso en el rostro del menor. –Te mostraré algo de otro mundo.

–Seguro para ti todo lo terrestre es "de otro mundo". –Le respondió Dipper con un tono casi burlón.

–Muy gracioso, Pino. – Lo miró un poco mal y después ordenó: –Mueve esta roca.

–No va en serio, ¿verdad? Con estos brazos no-

–Sabes que puedes. –respondió con un tono misteriosamente cargado y el corazón del castaño aumentó su ritmo. Bill sabía que él sabía, en realidad sólo lo sospechaba pero ahora se lo había confirmado. –Vamos saco de carne, no vamos a esperar aquí fuera todo el día.

   Dipper le dedicó una mirada molesta pero aún así obedeció y se acercó a la dichosa roca, esperaba que Bill se moviera de ella, pero todo lo contrario, se quedó quiero como estatua. Al momento de  agacharse a moverla sus miradas se encontraron, su visión de nubló y de nuevo vio la misma silueta que hizo que su corazón diera un vuelco. 

   Cerró los ojos y empujó, la roca se deslizó como mantequilla en sartén caliente. Lo que había debajo era un rectángulo de metal perfectamente pulido pero extrañamente no tenía brillo, además tenía un grabado geométrico, de inmediato sus ojos se iluminaron. Bill telekinéticamente abrió la escotilla, dejando ver el inicio de una escalerilla que descendía varios metros a la oscuridad.

Un cambio en la historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora