19. A1 B C3

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Estaban en casa de McGucket, la mayor parte del tiempo Dipper estuvo explicándole todo lo que conocía del diario, al menos todo lo que ya les había dicho a los demás, juntos repasaron el diario para estimular la mente del hombre, también Mabel trató de ayudar haciendo que Soos y Wendy actuaran junto con ella algunas secciones.

En ese momento Dipper se separó un poco del grupo, se echó sobre una pila de cajas de cartón y se quitó la gorra para después cepillar su cabello hacia atrás con la mano, estaba mentalmente cansado, había dado un paso enorme hacia la verdad, pero al mismo tiempo estaba tan lejos... mientras la memoria de McGucket no mejorara estaba igual de cerca de saber algo que al inicio del día. Tenía tantas preguntas para él, sobre aquella máquina que estaba ayudando a construir, qué es lo que no lo dejaba dormir por las noches, eso estaba relacionado con Bill, comparando lo que sabía de ambas partes.

Podrías al menos darme tu opinión. Estuviste terriblemente callado durante nuestra pequeña excursión al museo. ¿No te gusta la historia, Cipher?

–Últimamente eres insufrible, niño, ¿lo sabes? Antes me tenías un poco más de respeto. –Se proyectó frente a él acomodando su ya perfecto corbatín.

Ahora estás exagerando. Pero la verdad es que en ese tipo de situaciones sueles estar cerca.

–A veces me sorprende que seas demasiado observador para algunas cosas, pero para otras más obvias no.

¿A qué te refieres?

–¿Notaste el símbolo de la Sociedad del Ojo Cegado?

Ojos. Ojos por todas partes, tachados.

–Bueno, no es coincidencia. La recepción en ese lugar es terrible. Apenas puedo enterarme de algo por tus recuerdos.

Deja de meterte en mi mente. –pensó con un tono irritado.

–No estoy llendo mucho más allá. Tú me estás abriendo las puertas de tu mente al quitarte la gorra. No es justo que me reclames.

Ah... lo sé. Lo siento.

Se quedaron en silencio unos minutos hasta que Bill decidió hablar.

–Así que... alguien dio su primer beso ¿eh? –Dipper se sobresaltó y de inmediato su cara se tornó de un rojo intenso.

–¡Hahahahahaha! –Bill se retorcía de la risa mientras Dipper le gritaba cosas mentalmente.

–¡Dipper! – el mencionado se levantó de un salto, finalmente escuchando que era llamado por su gemela. –¿Te sientes bien? Tu cara está-

–¡Estoy perfectamente! – inspiró hondo y preguntó. –¿Qué pasa?

–Ya anocheció, Soos nos llevará de regreso a casa.

Se despidieron de los mayores y entraron a la cabaña, era pasada la media noche así que procuraron no hacer ruido para no despertar a Stan, Mabel subió a su habitación con Pato en brazos y Dipper se quedó en el comedor escribiendo todos los descubrimientos del día, mientras los tenía frescos, además de que aún no tenía sueño. Decidió mantener las luces apagadas y aprovechar la gran luna llena que podía verse desde la ventana.

No había pasado ni una hora cuando escuchó el sonido tenue de paso y algo arrastrándose, de inmediato cerró el diario y se ocultó bajo la mesa. Lo siguiente que escuchó fue el sonido de la puerta de la tienda de regalos y alguien entrando, sigilosamente fue gateando hasta la parte de la casa que veía a la tienda, aprovechó las sombras para no ser visto. Lo que vio era un hombre en un traje amarillo de seguridad y una máscara cubriéndolo, era imposible saber quién era, llevaba una carretilla con un bote grande de acero. Se quedó bien callado y por los siguientes 15 minutos vio al sujeto meter más botes, posteriormente cargó uno pero se le resbaló y cayó sobre su pie.

Un cambio en la historia.Where stories live. Discover now