FANFIC ILEMMA [EDITANDO]

Emma Morgan Mitchels (Pasado)

¡¡¡VOLVI!! Por un breve periodo de tiempo, pero volví y con una gran sorpresa, espero les guste mucho y que pena mi abandono. Como siempre sigan disfrutando mis amores. 

Recorderis: Alondra es la madre de Emma en este fanfic 

Fanfic: Continuación de Emma Morgan Mitchels

Estado del fanfic: Corregido 

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Pequeño Fragmento de la relación entre los padres de Emma:

Las embestidas eran salvajes y cada vez mas continuas, el calor tomaba la habitación y los cuerpos yacían enlazados sobre las desordenadas sabanas. El suave y largo cabello de Alondra se esparcía por la cama en una visión erótica y pasional, su cabeza se inclinaba hacia atrás dejando el cuello dispuesto a las fieras mordidas de su amante, las mejillas las tenía sonrosadas, la respiración agitada, las pestañas revoloteaban suavemente y el intenso azul cubierto por una capa de brillo permaneció oculto bajo los parpados, por su elegante cuello corrían gotas de sudor y sus pechos revoloteaban ante cada embate, frotando en el proceso los duros pezones con el pecho frente suyo. Las esbeltas piernas las tenía cruzadas detrás del hombre atrayéndolo a su cuerpo e impidiéndole escapar -tampoco es que este quisiera hacerlo-, mientras sus finas uñas se paseaban con coquetería sobre la amplia espalda, dejando finas líneas rojas a su paso. Los gemidos predominaban sobre el sonido de las pieles chocando y esa voz dulce entonaba una serie de incoherentes, pero sugerentes palabras. El clímax llego rápido y cuando menos se dio cuenta ya estaba en una nueva posición, siendo follada con mucha más fuerza a través de los restos de su orgasmo, generando una hipersensibilidad que causaba más placer y la volvía loca, se sentía arder en el fuego del infierno.

Reece Morgan sonreía satisfecho, ver como esa pequeña mujer se deshacía en su toque y llevarla al límite, era su más grande orgullo. Amaba ver su cara contraída por el placer, le encantaba sentir esa piel cremosa acariciar su cuerpo, pero que esas cálidas paredes de tan apretado coño le dieran la bienvenida, que acogieran su miembro y lo mantuvieran caliente era su maldita perdición. El ego se le inflaba cada vez que veía su apariencia desaliñada, tan diferente a la imagen inmaculada y de perfecta señorita que se veía obligada a mostrar al mundo. Y es que por ser una Mitchels jamás podía mostrarse inferior a la dama moralmente recta, la hija, hermana o madre perfecta que se supone que todas ellas eran.

Solo él era dueño de su cuerpo, solo él había visto su faceta alocada, llena de vida y alta elocuencia. Solo el había poseído ese cuerpo de perdición y debería darle vergüenza corromper a una jovencita como aquella, pero no tenia nada que lamentar. Alondra podría tener 18 años, pero eso no quitaba que fuera SU mujer, no desmentía el hecho de que la había poseído hasta el cansancio y que aun así se veía llegar a su lugar buscando más. Se sentía como un adicto a la droga que era su cuerpo, su ternura y su calor. Otro espasmo avasallo el cuerpo que presionaba contra la cama y esta se tensó corriéndose otra vez, mientras apretaba su polla con tan cálido canal, casi que con miedo de que se fuere y, por ende, obligándolo a correrse también, llenándola hasta el borde con su semilla.

El la volvió mujer, le arrebato esa inocencia de niña que tan joven cuerpo aun poseía y sabia muy bien que ella seria incapaz de entregarse a otro, por lo que no veía necesario usar el fastidioso condón. Se levanto poco después de acabar y se arrodillo frente a tan hermoso rostro, regalándole una sonrisa encantadora y acariciando su húmedo cabello, observando como la somnolencia quería tomarla. Se miraron fijamente por un tiempo, en una comunicación silenciosa que se vio interrumpida por el rington de un teléfono móvil. Reconociéndolo de inmediato, el joven doctor se levanto y con una sonrisa enorme, como si de un niño se tratara, contesto. La pelinegra no sabe bien de que estaban hablando y cuando trato de concentrarse en la conversación, el Morgan mayor colgó tomando su ropa con rapidez y prácticamente corriendo a la ducha.