EMMA EN LA BRATVA PT.2

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Mijaíl estaba sentado a la cabeza de la mesa, a su derecha estaba sentada Darya su esposa aquella mujer pelirroja de actitud fogosa y un asiento a su lado estaba vacío a la espera de su ocupante quien de seguro estaba haciendo un revuelo en la habitación. A su izquierda estaban sentados los gemelos Jasha y Faddei seguidos de Alek el menor de sus hijos.

El gran hombre golpea los dedos contra la mesa, una señal clara de impaciencia. Estaba ansioso y emocionado a partes iguales, de un tiempo para acá han sido muy pocas las ocasiones en las que puede ver a su hija quien fue coronada como reina del hielo, pero para él siempre ha sido la reina de su mundo y corazón, le molesta de sobremanera sentirse relegado de sus funciones como padre y confidente, en serio que en algunas ocasiones maldice el haber aceptado la locura de su mujer, porque aquella pequeña niña a la que aceptó en su hogar, a quien le dio la bienvenida, en pocos días se convirtió en el motivo de sus alegrías, en la princesa que mima y cuida. En la razón de sus desvelos, género en él unos sentimientos a los que no acostumbraba, es el motivo de la muerte de más de uno solo por verla con ojos indecentes y de una gran tortura a otros por tratar de sobrepasarse con ella.

- ¡Buenos días familia! -su voz suena antes de que aparezca y cuando lo hace ilumina el entorno y desencadena sonrisas en respuesta- ¿Cómo amanecieron? -pregunta mientras va dejando besos y abrazos que son muy bien recibidos, no importa que los gemelos sean 2 años mayor a ella, aun así, se comportan como críos en su presencia, como un par de niños en una juguetería.

-Bien princesa ¿Cómo dormiste? Siempre he dicho que no hay nada como el hogar, deberías quedarte mucho más ¿no crees?

-Tranquilo papá, encontraré la manera de pasar más tiempo aquí. Me faltan muy pocos contratos que terminar antes de poder tomarme unas vacaciones y cuando lo haga te aseguro que me tendrás aquí, desearás que me vuelva a ir en breve.

-Jamás desearía que mi princesa se vaya de mi casa, si por mi fuera te convertiría en una niña y te tendría aquí a toda hora.

-Aww papi, ¿sabes que te amo verdad? -sonríe y le da muchos besos en su cara, por fin se sienta en su puesto al lado de su madre; entre risas y locas ocurrencias se pasan el desayuno. Una vez acaban la pelinegra se levanta y se dirige al perchero donde toma su bolso.

-Alto ahí señorita, ¿a dónde se supone que vas? y sobre todo así vestida

-Tengo una cita con Camille, iremos al spa y de compras ¿Quieres que te traiga algo? puedo pasar por candy pop's y encargar tu pastel favorito

-Eso me encantaría princesa, pero no estoy dispuesto a aceptar que te vayas así vestida, estas prácticamente desnuda con eso puesto.

-Papi deja de ser tan celoso, esta es la moda y mi forma de vestir. Además, solo saldré con camile, no me veré con nadie más así que estate tranquilo.

-Estos días las cosas andan peligrosas Emma, no quiero que nada te pase y la forma más segura de tenerte a salvo es quedándote en casa.

-Papi no puedo quedarme aquí siempre, además tengo todo un bloque de voyevikis protegiéndome. Nada malo podría llegar a pasarme, confía en mí ¿sí? -le hace una carita de pucheros y de niña mimada, es imposible para él resistirse a esa carita.

-Está bien, pero te quiero aquí antes de las 10. Serás mayor de edad, pero sigues viviendo en mi casa y con mis reglas.

-Okay papi, te amo mucho no lo olvides- feliz la pelinegra se sube a la camioneta y parte rumbo a su zona de encuentro.

Sin saber que deja a un padre preocupado por su bienestar.

-Ella estará bien, sabe cómo defenderse.

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