Minho conoce a Jisung en un huerto abandonado. Parece no ser para tanto pero pasa el tiempo y no puede evitar que aquel chico le invada con amor hasta los huesos.
No había forma de sentirse dominado por la razón en ese momento. Jisung lo había mirado con una sonrisa pequeña y casi imperceptible pero minho la había interpretado como una gran burla.
Con un rápido movimiento había tachado repetidas veces el garabato.
Su pecho subía y bajaba como si hubiera corrido un maratón.
— ¿Te imaginas si hubiera sido el fundador del psicoanálisis?
Minho encontró fastidiosa la forma en la que hablaba sin encontrarse alterado. Incluso ahora el castaño se encontraba con la mirada sumergida en la pantalla de su celular.
— Mi padre cree que eso de la psicología es una pérdida de tiempo y dinero
Jisung hablaba como si estuviera seguro de que alguien lo escuchaba atentamente. Su dedo no paraba de deslizarse por la pantalla con suma delicadeza mientras buscaba en Internet: ¿Cómo iniciar una conversación?.
— ¿Tienes un celular? — preguntó Minho con un tono de voz burlon.
— ¿Tú no? — replicó sin apartar la vista de la pantalla. Buscaba en foros las tantas formas de hablarle a alguien sin darse cuenta que ya estaba flotando en aguas de conversación.
— En realidad no creí que los hippies usaran tecnología — nuevamente habló con ese tono de voz.
Jisung abandonó toda actividad de navegación por Internet y levantó la cabeza para mirarlo directamente a los ojos.
— ¿Me veo como un hippie?
Minho recargo su espalda en el respaldo de la silla, cruzó los brazos sobre su pecho y asintió con un cabeceo lento.
— Supongo que es lo que todos dicen... — contestó Jisung con voz ahogada al mismo tiempo que comenzó a hundirse en su lugar. Su cuerpo parecía derretirse sobre la silla.
— ¿Lo eres? — se atrevió a preguntar nuevamente.
Jisung negó repetidas veces con la cabeza.
Seguían mirándose a los ojos.
— ¿Yo que parezco?
— Un bravucón.
La respuesta no le sorprendió ni un poco. Estaba consciente de sus fintas y de que se esforzaba en mantener aquella imagen.
— Pues si lo soy
— ¿Te rompieron el corazón?
— No
— ¿Tus padres estan separados y vives constantemente deseando que el universo te regrese todo lo que te robo? — preguntó con prisa.
— No y... definitivamente, no
El cuerpo de Jisung comenzó a entrar en confianza nuevamente. Su torso se impulsó hacia adelante en busca de más conversación.
— ¿Tu grupo de amigos es una banda?
— Solo tengo un amigo y digamos que ambos somos una mancuerna de busca problemas
— Yo también tenia un amigo pero dejo de hablarme
Minho quería preguntar al respecto pero el semblante repentinamente serio de Jisung lo detuvo.
— ¿No te gusta que te llamen hippie? — una negación con la cabeza le bastó para entender. — Bien, no voy a llamarte así nuevamente.
— ¿Tienes una chaqueta de cuero sintético?
Las preguntas volvieron a fluir.
— Sip
El sonido de la última letra en su respuesta hizo que Jisung relajará el semblante.
Minho sintió un burbujeo en el estómago ante tal respuesta. Estaba sintiendo como el ambiente se envolvía en intimidad y eso lo alteró.
— ¡Aquí hace un calor del infierno!
El sobre salto en su voz retumbó en cada espacio de la biblioteca provocando que varias personas hicieran Ssshh.
Jisung sonrió con amplitud ante la respuesta del pelinegro.
— Los inviernos son crudos aquí y no me molestaría en verte con una chaqueta de ese estilo. Me la colocarias sobre los hombros y luego caminaremos juntos mientras metes tu mano en la bolsa trasera de mis jeans — chillo emocionado.
Minho abrió más de lo normal los ojos y la quijada. La voz en su cabeza repetía la palabra coqueteo múltiples veces.
— Estoy bromeando — se apresuró Jisung en cuanto se dio cuenta de lo repentino que había sido.
La hermana de Jisung solía decirle que era demasiado coqueto algunas veces. Él entendió aquello como un punto a favor pero parecía que su nuevo amigo no entendía de coqueteos.
— ¿O no? — decidió aventurarse después de un largo silencio. Su cuerpo se impulso sobre la mesa, la silla donde se mantenía sentado también se inclinó sobre las dos patas delanteras.
Minho uso su mecanismo de defensa favorito y soltó una carcajada brusca.
— Tú... tú definitivamente me estás fastidiando — afirmó.
Podía sentir la nuca caliente y antes de darse cuenta, ya había hundido la cara en su cuaderno.
La risa de su acompañante se dejo oír y no pudo hacer más que levantar la cabeza sin despegar la cara del cuaderno y por el espiral del mismo observar la reluciente sonrisa del castaño.
— ¿Sabías que estoy a punto de golpearte?
— ¿Enserio? — Pareció pensarlo un momento — tengo una petición...
Su entrecejo se arrugó.
— ¿Podrías no golpearme en los ojos? Ya sabes, no sería capaz de mirar tu bonita cara en días...
Su respiración se volvió irregular, tanto que la sintió rebotar en sus oídos. Jisung había susurrado aquello último con una voz rasposa y cruda.
Minho no sabía que estaba pasando y tampoco sabía si le gustaba o no.
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