No necesito sus felicitaciones. No podrían importarme menos. Necesito regresar a mi hogar, a mi vida con Prim, Peeta y mamá. Pero no. Tengo la sensación de que esta fiesta recién empieza...

- Ahora, deberán enfrentarse a las peligrosas calles de la ciudad de Chicago; tendrán que atravesar la ciudad hasta llegar al edificio central de Erudición, en donde encontrarán una trans-plana que los devolverá directo a sus sagas - explica -. No será fácil, dado que las calles están plagadas de vainas, trampas, criaturas misteriosas y todo tipo de obstáculos que deberán sortear si quieren regresar a casa.

Sus palabras me caen pesadas como una piedra. Después de todo el esfuerzo que tuvimos que realizar en el laberinto, la simple idea de volver a entrar en acción me tira abajo. No estoy segura de que mi cuerpo y mente puedan llegar a soportar tanto estrés una vez más. Realmente creí que íbamos a volver.

Que tonta fui. Por supuesto que no nos la van a poner fácil. Ahora que nos hemos aliado para avanzar en conjunto, la única forma de obtener acción y muertes es poniéndonos a prueba ante trampas y monstruos letales. Solo los más aptos serán los sobrevivientes. Después de todo, estos son los Juegos.

- Les deseamos la mejor de las suertes a todos y espero que continúen luchando con valentía y honor para representar a su saga - finaliza, y los hologramas se dispersan.

Un incómodo silencio se instala. Estoy segura de que los demás tributos sienten el mismo vacío que yo estoy experimentando en este momento; el mismo odio hacia las despiadadas intenciones de los autores, que nos someten a semejantes pruebas tan inhumanas.

- Bien - dice Tris, rompiendo el hielo de una vez por todas, mientras despega la vista del edificio en el cual aparecieron los hologramas -. Ya sé que todos tienen ganas de abandonar todo en este preciso momento. Créanme, yo me siento de la misma forma aunque que me encuentre en mi ciudad natal.

Hace una pausa para inspirar y luego sigue hablando, mientras gesticula con las manos.

- Esto no va a ser fácil, puedo asegurarlo, pero no debemos decaer. Si permanecer unidos nos sacó del laberinto, entonces también nos sacará de aquí. Tobias y yo conocemos bien este lugar. Existen amplias probabilidades de que todos salgamos con vida.

Sus palabras tienen la intención de animarme, pero no lo logran en lo más mínimo. Escuchar una vez más el discurso esperanzador de que "todo es posible" y "no hay que rendirnos" solo me impulsa más a abandonarlo todo. Estoy harta de seguir aguantando y aguantando. Ni siquiera alcanzamos a salvar a ni Teresa ni a Peter en el laberinto. Solo es cuestión de tiempo para que suceda lo mismo con el resto de nosotros.

- Tris, mira - dice Tobias, en un tono lo suficientemente fuerte como para que todos lo escuchemos. El chico señala con el dedo hacia el horizonte.

Oigo un sonido a la distancia, que va adquiriendo intensidad gradualmente, de un traqueteo metálico. Trac, trac, trac, trac. Me doy vuelta para contemplar como un pequeño punto negro comienza a aumentar de tamaño hasta que distingo la familiar figura de un tren, que se aproxima a toda velocidad.

- ¡Rápido, corran! - dice Tris, y sale disparada en dirección a las vías, seguida de Tobias -. Tenemos que alcanzarlo - añade.

Al principio, no distingo si es una broma o está hablando en serio pero, dado que ella es la que se ubica mejor en esta ciudad, decido hacerle caso y los demás tributos hacen lo mismo. Me detengo al llegar a las vías y analizo el lugar con la mirada, en busca de una estación en la cual el tren pueda descargar. Pero, para mi sorpresa, no la encuentro.

- ¿Cuándo y dónde va a detenerse? - pregunta Hermione, como si pudiera leerme el pensamiento.

Tobias le dedica una sonrisa divertida.

- No lo hará.

¿Qué? ¿Está bromeando? ¿Cómo haremos para abordar el tren si no se detiene?

Cuando el vehículo está a punto de alcanzarnos, Tobias y Tris se echan a correr en dirección paralela a la vía y el grupo los sigue por detrás.

El tren nos alcanza y las cargas pasan zumbando a mi lado. Observo como la pareja de nativos aumentan la velocidad y, de un salto, se introducen en el interior del vehículo. Estoy tan conmocionada que casi dejo de correr. Algunos tributos, como Edward y Bella, deciden imitarlos y comienzan a saltar al tren en movimiento.

Obligo a mis piernas a moverse más rápido, con un creciente miedo en mi pecho de no llegar a lograrlo. Uno a uno van subiendo, primero Jace, Clary y Thomas, seguidos de Susan, Percy y Annabeth.

Solo quedamos cuatro corriendo en tierra firme. Peeta estira el brazo y consigue agarrarse de una saliente; acto seguido, se impulsa e ingresa en el vagón. Luego se asoma y me tiende la mano para ofrecerme ayuda. Me agarro con firmeza a su brazo y me propulso con fuerza hacia adentro.

Entre los dos ayudamos a Hermione y Harry a subir. Una vez que nos hallamos todos adentro, Tobias y Tris observan las expresiones de los demás tributos con diversión.

- ¿Es una costumbre local saltar hacia trenes en movimiento o estoy demasiado confundido? - pregunta Percy, inspirando grandes bocanadas para recuperar el aire.

- Si, ya lo hemos hecho un par de veces - responde Tris -. Terminarán por acostumbrarse.

De repente, el tren se sacude con violencia, borrando la sonrisa del rostro de la muchacha. Todos nos sumimos en un silencio espectral, mirando en todas las direcciones para descubrir el origen del brusco movimiento.

De repente, una criatura ingresa por una de las aperturas en los vagones. Al principio, creo que es un pájaro gigante, similar a un buitre, pero luego distingo su rostro y me sorprendo al ver que se trata de una mujer.

Antes de que alguien pueda reaccionar a tiempo, el ser atrapa con sus garras a Harry y lo secuestra, llevándoselo volando fuera del tren.

Los Juegos LiterariosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang