#12 Perdidos en el tiempo

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—En las noches: Nunca cerraba esa puerta de entrada — informo entre los brazos de Bruno con su llanto un tanto más controlado. Pero sin soltarlo. Aferrándose, con el miedo latente de volver a perderlo.

—Por tus padres.

—No — corrigió —, nunca cerré esa puerta... esperándote, esperando a que un día... regresaras. Y espere, a veces pacientemente mientras que otras... no dormía en toda la noche, me recostaba en el sillón con una manta, esperando... aunque el tiempo transcurrió, tuve que cerrar esa puerta, aunque no quisiera.

Omitiendo una realidad: No cerraba esa puerta... esperando volver a ver al hombre que amo. Esperando. Día tras noche. Nuevos amaneces, nuevos anocheceres, cambios de estaciones, Bruno no aparecía, aunque ocasionalmente estaba en sus sueños, brincando del sofá o cama, creyendo que él hombre estaba ahí.

Corriendo a través de toda su residencia hasta cansarse & dejarse caer al suelo en un nuevo llanto. Bruno no volvería. Su mente la torturaba con frases que su corazón deseaba ignorar, se derrumbaba constantemente, comenzando a hablar con los cuadros o fotos de sus padres conjunto a otros parientes, con todos, a veces escribiendo cartas, cartas ocultas en el fondo de un baúl de recuerdos de un amor perdido en el tiempo. 

¿Un día volverá su amor? 

—Pero estas bien — el suave tono en el habla de (t/n) le brindaba a Bruno cierta debilidad. Tembloroso, la mujer se distancio con cuidado, sus manos tocando el rostro de él con una sonrisa posándose en su rostro lleno de lágrimas que descendían cuales estrellas fugases de felicidad. 

De calma. 

—¿Realmente... estuviste esperándome, estos diez años? — susurro él de vuelta sin apartar su mirar de (t/n). Tragando saliva. Notoriamente ruborizado, sus ojos bailando entre los ojos (c/o) de (t/n) & esos labios... las ideas tentadoras, él se mantuvo estático, las lágrimas ya no descendían en su rostro, sus ojos verdes brillaban al verla tan cerca, similar a los años perdidos en el tiempo. 

—Sin falta.

Una sonrisa se ilumino en Bruno al oírla decir eso: Esperándolo todos esos años. Sin falta. Esperando. Su corazón latía con felicidad al saber como la mujer que seguía amando de la misma forma no lo olvido, ni lo detestaba como el resto, su forma de pensar en él no se vio alterada.

& antes de comentar mucho más se vio sorprendido en cuanto (t/n) lo acerco lo suficiente. Creyendo que sus sueños se cumplirían. Al final fue casi eso. Casi, no lo mismo, pero sintio mariposas en el pecho cuando los labios de (t/n) besaron sus mejillas, barbilla dejando por último su nariz, soltando una risa que se complemento a la de (t/n). 

Con sueños nuevos
Ya solo falta hacer lo necesario
En el mundo que sigue cambiando

Bruno estaba al cien por ciento seguro que las emociones de (t/n) en realidad eran exactas a las de él. Sus abrazos tan cálidos como una manta en noches tormentosas. Como una fogata otorgándote calor confortable del cual deseabas permanecer tumbado eternamente. Ese viento primaveral sacudiendo tu cabello conjunto a esas coloridas flores. Como las olas del mar salvajes, este amor era incierto. 

Pero ante ellos tenía sentido & era domable solo entre los conocedores. 

& estando perdidos en el tiempo no estarían esperando el inesperado como pronto regreso de Mirabel. Ambos demasiado sorprendidos. La puerta se abrió de forma ruidosa, Bruno en un acto instintivo atino a sostener con fuerza a (t/n), rodeándola, ella siquiera siendo capaz de moverse, su cabeza apoyada de costado contra el pecho de Bruno, escuchando perfectamente los latidos acelerados de su corazón. 

Dos Oruguitas {Bruno Madrigal & Lectora} Encanto - FinalizadaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora