Capítulo 24.

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Durante años, atentar contra un integrante de la familia real se ajusticiaba con la muerte. Quien cometiera tal delito no podía escapar de ese triste destino, incluso si antes se llevaba a cabo un juicio corto, pues el crimen era considerado uno de los más graves.

La decepción en la mirada de los reyes Bang no se comparaba con el miedo en la expresión facial de Do Woon. El joven pelinegro experimentó tantos sentimientos a la vez, pero sólo pudo liberarlos en forma de llanto cuando escuchó las últimas palabras que el príncipe Felix le dirigió antes de que su castigo fuera definitivo:

—Sé que llegaste a creer que no soy una buena pareja para el príncipe Christopher, que nunca lo sería, que sólo ocasionaría problemas. Sé lo que hiciste, lo sé todo... —Lo miraba fijamente mientras hablaba—. Y te perdono.

Nadie cuestionó a Felix. La decisión de dejar que Do Woon siguiera con vida era suya. No obstante, el mayor sí tuvo que despedirse de su cargo en el palacio y empezar a residir en Oost Ventus como un prisionero.

Un mes y medio después de que Do Woon fuera sentenciado a vivir así, las cosas finalmente se encontraron en calma otra vez, tanto en Mirare como en el pueblo de Christopher. Y con los sentimientos de los príncipes siendo más claros, su manera de trabajar como futuro equipo de gobernadores mejoró.

Christopher ya entendía por qué le fascinaba tener al rubio cerca y verlo tan sonriente. Quería a su esposo, pero no sólo eso, sino que también con cada día que pasaba se enamoraba más de él. Recordó las palabras que una vez le dijo el príncipe Soo Bin y se dio cuenta de la razón que tenía cuando le aseguró que con el tiempo podría apreciar cosas únicas en el pecoso.

—¡Oye!

—¡Te estás quedando dormido! —Se burló el menor, salpicando un poco de agua de la bañera hacia el rostro de su esposo.

Una noche, Christopher simplemente pensó que compartir un baño de agua caliente con Felix antes de ir a dormir sería una buena idea, sin contar que eso al final se convertiría en una actividad más de su día a día. Era agradable conversar mientras se ayudaban a lavarse el cabello o a tallarse la espalda.

—No hagas eso —el castaño se defendió inútilmente con una mano, riendo de manera suave a la vez que su esposo seguía lanzándole agua—. No pude dormir mucho. Estoy emocionado por el día tan importante que se acerca.

El rubio le sonrió y de inmediato acortó la distancia entre ellos para compartir un beso tierno.

El amor que crecía entre ellos merecía mostrarse. Christopher no podía pedirle a Felix que se volviera a casar con él, pero sí que renovaran sus votos, y por supuesto, el contrario había aceptado aquello con mucho gusto.

—Yo también me siento emocionado —susurró Felix contra los labios ajenos.

Días después, la gente de Mirare estuvo lista para recibirlos. La ceremonia sería breve, pero vendría una larga celebración después de ésta, y a diferencia del día en el cual tuvieron que casarse para proteger a sus hermanas, ambos príncipes se veían muy felices.

Luciendo sus trajes más elegantes y con sus coronas puestas, dieron la bienvenida a todos los invitados y luego se retiraron a una sala para descansar un poco antes del gran momento.

Pasear por el palacio de la familia Lee hacía que Christopher pensara en la primera vez que sus ojos se encontraron con los de Felix. Volteó a verlo y sonrió con ternura, dándose cuenta de lo mucho que habían cambiado las cosas entre ellos y sabiendo qué era exactamente lo que le prometería ante todos.

En la cocina, Hyun Jin no dejaba de dar indicaciones y moverse por todo el lugar para asegurarse de que los platillos que servirían más tarde estuvieran quedando bien. Seung Min sospechaba que sería un pésimo momento para hacerle una visita sorpresa al pelinegro, pero aun así decidió entrar, notando el casi instantáneo cambio de humor del chef y formando una débil sonrisa en sus labios mientras se acercaba a él.

Gobernar un corazón [ChanLix] [HyunMin]Where stories live. Discover now