Capítulo 11.

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Hyun Jin y Seung Min siempre despertaban con unos cuantos minutos de diferencia, empezando a alistarse para cumplir con sus deberes desde muy temprano. El pelinegro sentía que descansaba mucho mejor desde que el más bajo compartía la cama con él. Además, era agradable poder encontrarse al final de cada día, compartir calor corporal y conversar hasta quedarse dormidos.

—Seung Min, ¿qué te gustaría comer hoy?

—¿Puedo elegir? —Lo miró un tanto sorprendido.

—Hay quienes creen que la reina Lee es la encargada de elegir el menú para la servidumbre, pero... —Se señaló—. Estás viendo al que en verdad se encarga de eso ahora mismo —sonrió—. Así que, dime, ¿qué quieres comer hoy?

—¿Es en serio? Lo que comemos a diario... ¿Tú lo decides?

—¿Creías que sólo lo cocinaba con mis ayudantes? —Rio bajito—. Bueno, es cierto que estoy limitado a los ingredientes que tenemos en el palacio, a veces se me olvida que debo salir por algunas cosas —admitió—. ¡Ah, eso es otro tema! En fin. Si pudieras escoger cualquier cosa para comer, ¿qué sería?

El castaño se detuvo a pensarlo un poco. Rara vez era libre de elegir algo como eso, por lo que no estaba muy seguro sobre cómo contestar.

—Pescado... —Habló con cierta timidez—. Me gustaría comer cualquier cosa deliciosa que tenga pescado.

—¿Eso es todo? —Sonrió de lado—. Bien. Ya sé qué prepararé hoy.

Hyun Jin se acercó al contrario y dejó un beso en su mejilla antes de desearle una mañana agradable y salir de la habitación.

Últimamente los latidos del corazón de Seung Min se aceleraban cuando el cocinero hacía cosas como abrazarlo de manera repentina y sin razón, apoyar la barbilla sobre su hombro, decirle que se veía bien, acariciarle la espalda para relajarlo o besar su mejilla con cariño. Era evidente que ambos tenían sentimientos profundos y sinceros por el otro, pero aún no eran capaces de admitirlo, por lo que sólo disfrutaban de los tiernos momentos que podían compartir.

El príncipe Felix llegó a Mirare esa misma tarde, siendo acompañado por los reyes Bang. Mientras éstos se reunían con su madre, el rubio fue a buscar a Seung Min, ansioso por verlo. Lo abrazó con fuerza tan pronto como lo encontró, interrumpiendo su trabajo.

—¡Alteza! —Exclamó el sorprendido castaño, aunque no podía negar que volver a ver al pecoso le daba mucho gusto—. Se le ha extrañado mucho por aquí.

—No podré quedarme durante mucho tiempo, pero no te imaginas lo feliz que me siento por poder estar en casa de nuevo —sonrió—. Te extrañé.

—Y nosotros lo extrañamos a usted.

Aprovechó al máximo cada día que pudo pasar ahí. Encontró tiempo para dar un paseo por el pueblo y obsequiar flores, jugar con su hermana Olivia y ponerse al día con Seung Min. Incluso le contó sobre las veces en las que escapó del palacio de la familia Bang y lo mucho que se había divertido.

Cuando los reyes Bang se fueron, se le informó al príncipe rubio que podría quedarse ahí unos días más. Sorprendentemente, dedicó éstos a buscar un regalo para su esposo, pues hasta cierto punto se sentía en deuda por la cadena que le había dado y pensó que tal vez algo de su parte podría ser del agrado del mayor.

El momento de despedirse y regresar a Oost Ventus llegó eventualmente. Felix llevaba su obsequio protegido dentro de una cajita color carmesí con algunos adornos plateados. La sola idea de poder entregárselo pronto al príncipe Christopher lo emocionaba bastante, en especial porque ansiaba ver su reacción. Se había esforzado en elegir algo bueno para él y tenía la esperanza de que aquel brazalete chapado en oro blanco y con pequeños rubíes le gustara.

Gobernar un corazón [ChanLix] [HyunMin]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin