Capítulo 2.

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—Alteza, ¿necesita algo más?

El mismo chico de cabello castaño que había anunciado la llegada de los reyes de Oost Ventus había llevado un pañuelo de seda limpio al príncipe Felix.

—No, Seung Min, gracias —intentó sonreírle con amabilidad, pero no consiguió más que formar una curiosa mueca antes de usar el pañuelo para secar las lágrimas que no dejaban de resbalar por sus mejillas.

—¿Quiere que le pida a alguien que venga?

—En realidad, quiero estar a solas —respondió.

Seung Min comprendió al instante y se retiró, no sin antes hacer una leve reverencia. Siempre había cosas por hacer en el palacio, por lo que no tardó en ocuparse pronto, aunque se quedó preocupado por el príncipe rubio. Los primeros recuerdos de su vida estaban en ese palacio, su madre y él habían vivido ahí como parte de la servidumbre, por lo que desde siempre se le enseñó que su deber era cuidar a Felix y asegurarse de que éste estuviera bien en todo momento. Cuando no eran más que unos niños de seis años, el príncipe y él jugaban en los pasillos, salones y jardines, pero se empezó a tomar su labor más en serio al crecer y aun más cuando su madre falleció.

—¡Seung Min! —Una jovencita de largo cabello castaño rojizo se acercó corriendo a él, sacándolo de sus pensamientos sin querer—. Por fin te encuentro —suspiró—. El chef Hwang me pidió que te trajera esto.

La chica extendió una servilleta hacia él, con la cual estaba envuelto un pequeño macarrón de color violeta. Seung Min sonrió y lo agarró al instante entre dos de sus dedos.

—Gracias, Yu Na.

—Le habría gustado dártelo personalmente —agregó—, pero hoy fue una tarde bastante ocupada en la cocina. Tuvieron que preparar la comida para la familia real Bang y la reina Lee tuvo ciertas exigencias.

—Ya lo imagino...

—Fue pura suerte que el chef Hwang me alcanzara cuando yo terminaba de lavar los platos.

—¿Descansarás ahora?

—Sí, tengo que volver a trabajar en la noche —estiró sus brazos un poco—. Debería aprovechar para una siesta. Nos vemos, Seung Min.

Felix también había optado por acostarse un rato. Sus padres estaban felices, pero su vida cambiaría por completo en máximo dos semanas y a nadie parecía importarle. Ni siquiera conocía bien al príncipe Christopher y aun así se casaría con él para que su hermana menor no tuviera que pasar por el mismo hostigamiento que él. En esos momentos se sentía demasiado solo y, era curioso, pues al mismo tiempo quería estarlo, pero también quería hablar con alguien y... ¡Qué confuso era todo en su cabeza!

Tres días después, los reyes Lee terminaban de acordar un par de cosas importantes con los reyes Bang. Llegaron al acuerdo de que un poco de convivencia previa a la ceremonia de matrimonio sería ideal para que sus hijos se conocieran mejor, por eso se volvió una orden que el príncipe Christopher se quedara unos días en el palacio de la familia Lee mientras sus padres y la princesa Hannah regresaban a Oost Ventus.

—Ryu Jin.

—A sus órdenes, Majestad.

—Preparen una habitación para mi hijo y su futuro esposo —dijo la reina Lee.

—Se preparará enseguida, Majestad.

Después de la cena, los príncipes fueron guiados a una habitación en el tercer piso del ala este del palacio. Christopher y Felix no habían intercambiado más que unas pocas frases hasta ese momento, donde la convivencia forzada creaba un ambiente un tanto incómodo.

Gobernar un corazón [ChanLix] [HyunMin]Where stories live. Discover now