Capítulo 1.

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Más de treinta mil personas se habían reunido para presenciar la hermosa boda de Mark Tuan, príncipe de Obumbrō, con Jackson Wang, príncipe de Lullen. Durante mucho tiempo, su amor fue señalado como algo extraño sólo porque eran hombres, pero ellos lucharon hasta quedarse sin aliento, y fue precisamente gracias a su unión que las relaciones entre dos personas del mismo sexo comenzaron a ser vistas como algo normal en casi todos los reinos del mapa.

La reina de Oost Ventus creyó que eso bastaría para que su hijo por fin decidiera casarse, pero no sucedió así. Sin embargo, la perseverante mujer seguía buscando cómo convencerlo, aunque su esposo ya le había dicho un montón de veces que no se esforzara demasiado para no terminar con un futuro rey enfurecido.

—Mark Tuan se casó con Jackson Wang, sí. ¿Por qué estás mencionando esa boda otra vez? No lo entiendo.

—Oh, es que la recuerdo muy bien, fue preciosa. ¿No opinas lo mismo, hijo? —Preguntó la reina Bang, alzando su taza de té y bebiendo un poco, disfrutando de estar acompañada en su jardín favorito—. No puedo evitar ponerme a pensar en cómo será la tuya.

El príncipe frunció el ceño ligeramente. Estaba cansado de insistir, pero no por ello dejaría de hacerlo.

—Madre, yo no pienso casarme —respondió mientras pasaba sus dedos entre su cabello lacio, corto y café oscuro, tratando de mantener la calma—. ¿Cuántas veces tendré que decirlo?

—Christopher Bang —la voz de la reina se había vuelto más seria de un momento a otro—. Ya tienes veintidós años, casi veintitrés. ¿Tienes idea de cuántos se han casado a tu edad o incluso antes?

—¿Por qué quieres que me case? ¿Mi padre tiene la intención de abdicar y no me lo han contado?

—No es eso —suspiró la mayor—. Desearía que lo comprendieras.

—Y yo desearía que tú me comprendieras a mí —dejó su taza de té medio llena encima de la mesa y se levantó—. Me retiro, madre. Fue un placer acompañarte esta tarde.

Esa misma noche, los reyes de Oost Ventus tuvieron una larga conversación. Christopher no quería casarse, huía de la idea cada vez más, diciendo que deseaba ser libre y otras cosas que los mayores no podían entender por haber sido criados de manera estricta.

Tras pensarlo mucho, el rey encontró una solución y sólo pudo esperar que Christopher se alegrara con esa noticia.

A la mañana siguiente, cuando se sentaron a desayunar en el enorme comedor, el rey anunció de buen humor que viajarían a Mirare, un reino a varios kilómetros del suyo. Ya había ordenado que una elegante carroza fuera preparada para él y su familia, pues estaba decidido que partirían al mediodía.

—Padre, ¿se puede saber cuál es nuestro motivo para realizar tal viaje de manera tan súbita? —Cuestionó el castaño, empezando a presentir que algo no estaba bien.

—No seas impaciente, hijo —pidió el rey con simpleza.

—He escuchado que el príncipe de Mirare es muy apuesto —comentó sonriente la dulce princesa Hannah Bang, hermana menor de Christopher, jugando un poco con su largo cabello negro—. ¿Es eso cierto, madre?

—Lo sabrás cuando lleguemos —fue la respuesta de la reina.

La princesa fue la primera en retirarse de la mesa, caminando emocionada hacia el exterior del gran comedor mientras le pedía a miembros de la servidumbre que prepararan un baño con burbujas para ella y que le dejaran listo sobre su cama uno de sus mejores vestidos, agregando que le gustaría lucir algo celeste ese día.

—Christopher —la voz de su padre logró sacarlo de sus pensamientos—, espero que sea de tu agrado enterarte de que mi reina y yo hemos decidido que no tendrás que casarte si no es tu deseo.

Gobernar un corazón [ChanLix] [HyunMin]Where stories live. Discover now