9 - Tu fuego I

436 28 1
                                    

17/01/22 - Contexto: Después del wipe

------------------

Al ver el póster publicitario en la puerta de la tienda de ropa, se quedó mirándolo unos segundos, algo en una persona en particular del grupo de hombres le parecía extrañamente familiar.

Después de que un hombre pasara por su lado murmurando malhumorado por ver interrumpido su paso, reaccionó y entró también a la tienda. Compró un nuevo juego de ropa, que le era sumamente necesario luego de haber regresado a la ciudad con solo lo puesto.

En su sede, que ahora usaba de hogar, tampoco tenía muchas pertenencias personales, y eso poco le importaba, ya que luego de la inevitable venta del hogar que antes compartían, ya no podía sentir apego por nada material, lo había perdido todo, incluso el único lugar en donde quedaba un poco de su presencia.

Recordó como sin dudarlo, luego de recibir el ascenso a director del FBI, no dudó en utilizar sus nuevos recursos para tratar de encontrar a Horacio. Y ahora regresaba a Los Santos luego del viaje de búsqueda que hacía al menos una vez al mes.

Sus compañeros, que andaban desperdigados por distintas ciudades, no le habían tenido ninguna novedad en meses, y eso hacía que cada vez su esperanza de encontrarlo se esfumara.

Desganado se acercó a la caja para pagar y justo antes de irse observó el anuncio que le daba sentido al póster de la puerta.

"Calendario Benéfico de Bomberos. Ayuda a los animales"

Sin saber por qué tomó uno y lo agregaron a su cuenta total. Se encaminó en un taxi a la sede en donde, como siempre, fue recibido con respeto y cordialidad, rápidamente fue informado de lo sucedido en esos tres días de ausencia y tan solo después de dos horas de leer informes y firmar papeleo, pudo sentarse tranquilamente en uno de sus muebles.

Con las cortinas corridas y la puerta cerrada, se permitió recostarse y cerrar los ojos por unos momentos. Como siempre, recordó como en alguna ocasión encontró a Horacio en esa misma posición, estresado y cargado de todos sus problemas personales.

En ese momento no lo había entendido por completo, recién al tomar el cargo pudo sentir todo lo que había tenido que soportar, por eso, se repitió muchas veces, no podía culparlo por irse, y menos por el bienestar de su madre. Cualquiera en su sano juicio dejaría ese cargo, solo que él no podía hacerlo, no hasta encontrarlo.

Se dio la vuelta dejando caer uno de sus brazos al suelo cansado, y con sus dedos tocó la bolsa de papel en donde estaba la ropa que se había cambiado en la tienda, se acordó del calendario y lo sacó.

Pasó las primeras seis hojas viendo sin interés las fotografías de los bomberos acompañados con animales de todo tipo, hasta que llegó a la séptima y tuvo que sentarse de golpe por la impresión.

¿No podía ser cierto? ¿O si? ¿Qué tipo de coincidencia podía ser esa?

En la fotografía se veía un hombre de espaldas, con un pequeño gato en el hombro, usando un casco y los tirantes rojos cruzando por el centro de un tatuaje de mariposa que conocía muy bien, tanto por que tenía el mismo, o porque se lo había visto a Horacio incontables veces por su costumbre de andar sin camiseta.

Trató de ponerle aún tipo de sentido a eso, no podía ser que luego de meses de búsqueda, ese hombre haya estado en la misma ciudad, y trabajando en algo en lo que hubiese sido usual cruzarse alguna vez. No podía ser él, tenía que ser alguien más.

A menos que... ¿Qué tal si llevaba poco tiempo en el cuerpo de bomberos? ¿Qué tal si hubiera regresado a la ciudad luego de meses? eran tantas las posibilidades que todo podía ser posible.

Nuevamente se enfocó en la espalda tatuada y trató de distinguir los detalles. Ese hombre parecía tener la misma tonalidad de piel, al igual que Horacio tenía pintadas en ella pecas y lunares, pero todo eso era posible en cualquier otra persona, hasta que llegó a la cintura.

Esa coincidencia ya no tendría sentido, ese tatuaje de aleta de tiburón se veía un poco desgastado, pero era el mismo, solo Horacio podría tener esa combinación de tatuajes y sus lunares, tenía que ser él.

Abrazó el calendario contra su pecho, como si pudiera abrazarlo a él, hacerle sentir que lo había extrañado, que le alegraba de verlo bien, y que no lo culpaba por ninguna de sus decisiones. Permitiéndose expresar sus esperanzas en palabras, habló tanto para sí mismo como para él.

─ Al fin te encontré Horacio.

-------------

continuará...

OjaláOnde histórias criam vida. Descubra agora