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Un arcoíris después de la lluvia

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Un arcoíris después de la lluvia.

De esa forma se sintió amarte, Gianna Jhalessi.

Como rosas que florecieron a pesar del frío, llorando con colores abundantes.

Ese diez de abril me enamoré de ti, mirando al cielo resplandeciente.

—O—

Soy el hombre más famoso del mundo.

No por las cosas que me gustaría ser. No por mi música o por la gira que está por venir en menos de lo que la gente espera, sino porque no es cosa de todos los días ver a un cantante dejar a su novia en el altar para volar al otro lado del mundo con la mujer que realmente ama en un momento de locura sublime. Eso es algo para la trama de las películas de fantasía, pero supongo que siempre fui del tipo romántico empedernido.

O eso según mi padre y mi conciencia.

Es irónico que las malas acciones son lo que terminan lanzándonos bajo la luz del estrellato y no los logros positivos en los que ponemos sangre, sudor y lágrimas. En lugar de estar siendo alabado por la discografía y el proceso de escritura detrás del último álbum que hemos lanzado al mundo, las críticas sobre mi falta de respeto y compromiso es lo único que parece querer ser escuchado. No es que no quiera asumir mi responsabilidad por mis acciones, simplemente no me encuentro en el estado emocional para encargarme de responderle chismes a las personas.

Alguien me llamó el amor de su vida una vez, otra persona me calificó como lo peor que le ha pasado en su existencia. No tiene que importarme lo que digan las personas de mí a este punto de mi vida, no cuando he estado acostumbrado a ser el centro de atención por las cosas más mínimas e insignificantes.

Hay que dejarlo ir según mi padre.

Después de todo, ninguna de las personas que me critica sabe la realidad de las cosas o lo que sucede detrás de cámaras.

Cuando amas demasiado a alguien, solo se espera que cometas un centenar de errores para mantenerlos a tu lado.

Eso es lo que me digo a mí mismo mientras la veo dormir en el asiento de al lado. Cubierta por una de las mantas azules que la azafata nos ha entregado como pequeño regalo por nuestro vuelo, luce joven y tranquila comparada a su usual presencia. Con el rostro libre de una pizca de maquillaje, sus mejillas se encuentran enrojecidas del rosado más dulce que parece una rosa en pleno florecimiento.

Hay música en mis oídos cada vez que la miro.

Dulces melodías que se perdieron y no lograron conectar que de repente saben tomarse de la mano para interpretar la armonía más hermosa jamás creada. Ella es la clave que falta en todas las canciones que parecen vacías y poco creativas.

El mundo puede odiarla. La gente puede quedarse con él.

Nosotros podemos crear el nuestro.

La verdad es que pueda que no sea la persona más valiente, fuerte o inteligente. Pero la realidad es que el niño en mí, ese que habita en aquel lugar secreto en mi corazón, siempre ha sabido que nuestro amor encontraría un camino a como dé lugar, no importa cuán difícil o imposible luciera.

Euforia Where stories live. Discover now