-Yo no te voy a dar nada. Llego a mi departamento y tú verás cómo regresas.- respondí recargando mi cuerpo sobre el asiento con los ojos cerrados porque sabía que mi buen corazón no le haría eso.

El conductor iba en su propio mundo y ni nos escuchó.

Era lo bueno de vivir en Londres.

A nadie le importaba tu vida.

-Sólo le marco a los chicos y van por mí. Qué bueno que vivimos en el siglo XXI.- dijo con una sonrisa orgullosa.

Cerré más los ojos cuando su aroma inundó mis fosas nasales.

Ese maldito aroma que antes me hacía pensar que estaba aquí cuando lo notaba en cualquier parte y lo esperaba con tantas ganas.

Ahora sólo deseaba no volverlo a oler jamás.

Por suerte, Yoshua se quedó callado todo el camino mientras observaba las geniales vistas que la ciudad le ofrecía conforme la atravesábamos hasta llegar a mi departamento.

No pude evitar fijarme en el pequeño tatuaje que tenía en el dorso de la mano.

Era un reloj de arena de color negro en la piel por debajo de su pulgar.

Lo noté porque tenía su mano descansado sobre su pierna a mi lado mientras contemplaba la ciudad.

Tuve que quitar la mirada cuando recuerdos de sus manos tocándome me hicieron estremecer.

Contrólate, Nadia.

Solté un suspiro centrándome en la música que el conductor tenía de fondo y juro que el camino se me hizo eterno por el silencio que teníamos.

-¿Qué hicieron estos días?-le pregunté para interrumpir ese silencio y me miró sorprendido.

-Fuimos al estudio donde grabaron Harry Potter, visitamos la Torre de Londres con más calma, el edificio The Shard con su vista preciosa de la ciudad y el Palacio de Buckingham.- me respondió asintiendo con la cabeza cada que lo hacía.

-¿Y la pasaron bien?-le pregunté en respuesta al mirar por la ventana también.

¿Y a mí por qué me importaba? Esa era la verdadera pregunta.

Yoshua asintió de nuevo sin dudarlo.

-Bastante, Alex casi se hace del baño durante la ida al estudio.- dijo riéndose y yo sonreí un poco para no verme tan amargada.

-¿No han ido al Ojo de Londres?- le pregunté alzando una ceja y ahora negó.

-No, pero estoy disponible por si me quieres llevar.- sugirió sin dejar de sonreír coqueto.

Idiota.

-Le pasaré el recado a Jed.- dije sabiendo que él era el que planeaba todo el tour para los chicos.

Aunque podía llevarlo ahora mismo porque tan sólo estaba a unos metros de mi departamento.

-Hemos llegado.- nos avisó el chofer y le pagué la cantidad acordada para salirme del taxi sin mucha prisa.

-Muchas gracias, buenas noches.- le dije al cerrar la puerta y después de unos segundos, volvimos a ser Yoshua y yo.

-Parece que nuestro tiempo juntos terminó.- dijo haciendo una mueca que no me hacía sentir mal.

-Parece que sí.- respondí controlándome para no decirle ninguna respuesta grosera.

Ambos nos quedamos mirándonos sin saber qué decir y me di la vuelta rápidamente.

Oh no, Yoshua.Where stories live. Discover now