27: Juguetes...(¡¿qué demonios?!)

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—YanYan, vamos al cine.

Esa fue la primer oración que Liu Xiuyan escuchó de su hermana mayor el sábado, cuando terminó de hacer el desayuno y se encontró a dos de sus hermanas mirándolo desde la puerta. Era perturbador, considerando que Liu Xiuyan tenía más de quince minutos en la cocina y nunca las oyó llegar. Pero así era la familia Liu, todos extraños y talentosos a su manera. Liu Xiuyan tenía buena memoria; sus hermanas podían desplazarse sin hacer el más mínimo ruido. Tal vez había una ligera injusticia en los dones genéticos, pero el protagonista no tenía tiempo de pensar en ello.

Sus hermanas esperaban una respuesta que, Liu Xiuyan sabía, debía ser entregada en los próximos treinta minutos o sus hermanas asumirían que era positiva. Ellas tenían toda la dominancia que a Liu Xiuyan le faltaba desde nacimiento.

Ir al cine.

Eh, ir al cine sonaba como una buena idea. Así podía enseñarle más del mundo moderno a Mo Ting. Sabía que el principito estaría muy curioso.

—Bien— accedió sin muchas dudas.

—¿No deberías preguntarle a tu príncipe increíble?— inquirió Liu Qing burlona.

Liu Xiuyan sintió el rubor apoderarse de sus mejillas al recordar el incidente de la noche anterior. Ah, sus hermanas lo habían escuchando mientras hacía cosas inapropiadas con el principito. Y precisamente había dicho en un tono demasiado alto que Mo Ting era increíble por… bueno, por razones que el protagonista prefería no discutir frente a sus hermanas burlonas. Iba a fingir ignorancia.

Liu Xiuyan se despidió de sus hermanas y regresó a la habitación donde había dejado al principito esperando por su desayuno. Cerró la puerta con los pies, acercándose al curioso Mo Ting que leía algo en la computadora. No sé molestó en preguntar, sabiendo que tal vez le perturbaría saberlo. Sí, Mo Ting hacía un uso muy raro del Internet.

El protagonista dejó el plato sobre el escritorio antes de sentarse junto a Mo Ting, poniendo una mano en su hombro para llamarle la atención. Con eso el principito volteó a verlo, sonriente.

—Gracias, cariño— le besó la mejilla.

Liu Xiuyan ignoró las mariposas en su estómago.

Comieron en otro de sus cómodos silencios, Liu Xiuyan ignorando el sonido de las teclas. No quería saber qué estaba buscando el principito en internet.

—Ah, mis hermanas quieren ir al cine— soltó de repente, al recordar su conversación. — Dije que sí.

—Hmm.

Esa era una respuesta demasiado callada para ser el principito.

—¿Q-Qué planeas?

Mo Ting le dió una sonrisa traviesa que envío escalofríos a través del protagonista.

—Ya lo verás. Será una tarde muy divertida.

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Liu Xiuyan había dicho que no podían ver ninguna película con escenas sexuales o de terror porque solo le darían ideas extrañas al principito. Y juzgando su antiguo comportamiento, no quería saber qué otra cosa se le podría ocurrir. De solo pensar en aquellos inventos que el principito creaba casa día para fastidiarlo más, Liu Xiuyan no podía contener su fastidio. Y con lo que sucedía ahora…

—¿Listo para salir?— preguntó Mo Ting tras amarrarse las agujetas. Era su vigésimo intento y el primero exitoso.

—…sí— respondió el protagonista con un humor terriblemente amargo.

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