Capítulo 11:

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La castaña, de pelo cobrizo, desconocía quien era el chico de pelo rosa que estaba anunciando las salidas, pero confiaba ciegamente en su mejor amigo. Él le había dicho que tenía experiencias en las carreras y que solía frecuentar las que organizaba Kim Doyoung así que ella confió en sus palabras.

Le vio dar la salida de la última ronda de concursantes. Todos pilotos y aficionados a los coches que se movían entre olas de dinero. Había gente de múltiples partes del sudeste asiático y ella conocía muy bien a algunos de los peces gordos de ahí. Con coches descomunales y relojes ostentosos en las muñecas, compitiendo con sus novias de diez años menos en los asientos de los copilotos mientras vestían trajes como si fuera el mismísimo día de su boda. Le parecían repulsivos.

Todos los hombres en sus caros coches seguían ese patrón. Todos los concursantes, menos Yangjin.

—¡¿Has visto eso?! —Exclamó zarandeando a su amigo. —¡Ella!

—¡Sí! ¡Es...!

—No me lo puedo creer. ¿Qué está haciendo aquí? —Dejó al chico plantado tras interrumpirle sin remordimiento alguno y, tambaleando sobre sus altas botas de peligroso tacón arremetió contra la persona encargada de todo ese albedrío de carreras. Quería preguntar si conocía bien a las personas que había dejado inscribirse, porque aquel nombre no dejaba de resonar en su mente de manera peligrosa y aquella melena pelirroja acompañada de esas finas facciones, era un recuerdo vivo para la castaña.

Entre el montón de peces gordos y capos de la mafia de Shanghái a los que conocía demasiado bien se camuflaba la persona de la que menos podrían sospechar. Sus carreras nunca eran temas banales y, ante la amenaza que suponían para la policía, solían librarse en diferentes países cada mes. La anterior fue en Shanghái, de la mano de Zhong Chenle y sus conocidos y esta vez, la capital coreana era la ciudad elegida para celebrar el encuentro.

—¡Karina! —Tiró del filo de su corto vestido de lentejuelas y la morena de melena despampanante se giró ante el toque. —¿Sabes a quién has dejado participar?

—¿De qué hablas? Todo el que me ha pagado puede conducir. Toda esta gente está forrada de dinero y yo ahora, también. —La organizadora rio y dio un trago de la copa en la que bebía caro champán. ¿De dónde habían sacado champán?

—Ese tal Yangjin. —Insistió. —¿Le has visto? —Karina negó.

—¿El conductor del Aston Martin nuevo? ¿Qué pasa con él? —Preguntó la chica. No podía evitar que, ante la expresión de preocupación de la chica que tenía en frente, no podía evitar sentirse un poco ansiosa y nerviosa a la vez, desesperada por saber si, en su carrera, había participado algún psicópata o algún agente de policía encubierto por inverosímil que sonara. —Bueno, si ha apagado la tasa de la carrera, por mí puede hacer lo que quiera.

—No, unnie. —Habló la más joven. —Yangjin es... Una mujer. —Karina abrió los ojos sorprendida. —¿No te has fijado?

—¿Una mujer? —La expresión en el rostro de Karina cambió. Ahora estaba segura de que no se arrepentía de haberla dejado participar, aunque hubiera encargado esa tarea a su amigo Na Jaemin. —Ahora las cosas empiezan a ponerse interesantes.

—¡Karina, escúchame! ¡No es interesante! ¡Es Yang Jinsoul! —Karina, al oír aquello, comenzó a toser atragantándose con el brebaje de su copa de cristal. ¿Qué llevaba el champán que se había encargado Jongin de traer? ¡Comenzaba a subírsele a la cabeza!

—¿Q-qué? ¿La hija del puto presidente en mi carrera? —Titubeó. La más joven quiso continuar la explicación de lo que acababa de ver, pero sintió un tirón del brazo que, sumado a los vítores de la gente, le hizo imposible terminar de hablar con Karina.

—¡Ay! ¡Joder Jaehyun! —Protestó ante el gesto del castaño.

—¡Shh, calla! ¡Mira, están por llegar! —Tanto ella como Karina y Jaehyun -además de todos los espectadores del evento en sí- centraron su vista en la última recta cercana a la línea de meta, donde el mismo Aston Martin de la chica, sacaba una ventaja enorme al coche más cercano a ella conducido por las habilidades de Xiao Dejun al volante. —¿Qué coño está haciendo? —Escasos metros antes de la línea de meta, la conductora del Aston Martin hizo derrapar su vehículo y ponerlo completamente del revés, para llegar a la línea de meta marcha atrás, vacilando ante su rival de coche blanco que en un vago y escaso intento por acelerar, no pudo cruzar la meta antes que el Aston Martin negro. —¡Joder! ¿De qué coño va?

Karina no pudo evitar reírse y aplaudir eufórica como el resto, sobre todo al ver la cara de Jaehyun que parecía que acababa de presenciar una actividad tan horripilante, que su cara de espanto iba a quedarse grabada en la memoria de todos y todas las presentes.

—¡Qué pasada! ¡No me lo puedo creer! —Karina se rio y le puso una mano por encima de los desnudos hombros a su dongsaeng. —¿Has visto eso, tía? ¡Ha vacilado a Xiaojun en toda su cara!

—¿Quién se cree que es? —Continuó protestando Jaehyun. —En realidad, solo ha ganado por su coche por que ha conducido como el puto culo.

—Vamos, vamos, Jaehyun. Esa Yangjin te ha dejado con los huevos de corbata, admítelo. —Vaciló su mejor amiga. —Al menos, no es el Yangjin de Jindai con el que competirás, ¿no? —Ella y Karina continuaron riendo y Jaehyun, comenzando a enfadarse más que nunca, gruño.

—¡Joder! ¡Sí que es! ¡Sí que es el Yangjin de Jindai! —Protestó. Las dos chicas silenciaron sus risas y levantaron las cabezas, viendo como la chica pelirroja vestida de negro alardeaba ante el publico sobre el techo de su coche. —Es Yang Jinsoul joder. La he encontrado hoy en las oficinas de Bittermon, ella tiene que ser el Yangjin de Jindai, no me queda duda.

—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo es eso posible? —Habló la castaña. —Es... Ese Yangjin es un hombre. No puede correr.

—Pues me apostaría mis dos piernas, a que es precisamente ella. —Espetó mientras apretaba los dientes. —Me piro a casa. No voy a ser participe de carreras de aficionados de mierda, mañana tengo que entrenar y si pillo a Yang Jinsoul defraudando a la FIA, se lo diré a la escudería. —Después del encuentro de aquella misma tarde, no tenía la mejor percepción sobre Yang Jinsoul.

—¡Vamos, Jaehyun, joder! —Protestó Karina. —¡¿Tanto te jode que una mujer sepa conducir?! —El castaño se alejó, desapareciendo entre la multitud y Karina, sin comprender su estúpida reacción gritó, haciendo a la mayoría de personas ahí cerca girarse hasta donde estaban las dos chicas: —¡¿Tienes miedo de que una mujer conduzca mejor que tú?! ¡Aguafiestas! —Se escuchó un fuerte eco de voces después de sus palabras y Jaehyun, subiéndose en su coche, aceleró y desapareció del recinto sin ser visto por la multitud. —¡Cretino!

—¡Eh, vamos Karina! Si Jae tiene razón y Jinsoul es Yangjin podría caerles una buena y... —La voz de la castaña se vio interrumpida cuando la gente comenzó a apartarse ante los pasos decididos de la chica pelirroja en su dirección.

—¿Ning Yizhuo? —Preguntó Jinsoul con las llaves de su coche en la mano. —¿Qué coño haces aquí?

—Podría... Podría preguntarte lo mismo Yang Jin... —Ante la mirada de miedo en los ojos castaños de la pelirroja, Yizhuo prefirió callar antes de delatar a la única mujer ante la que parecía haberse visto intimidado el fanfarrón de su mejor amigo. —Yangjin. —La pelirroja sonrió y trotando, acortó la distancia entre ellas. —Solo Yangjin. —Las dos, sonrientes, se quedaron mirándose unos segundos antes de que Jinsoul diera el primer paso.

—Cuanto tiempo joder Ningning. —Abrazó sin vacilar a la chica castaña y ambas, viejas conocidas, se estrecharon entre los brazos de la otra. —No pensaba que volvería a verte. Y menos aquí.

—Ya ves, Jins. —Dijo la china. —La vida da muchas vueltas. Tampoco imaginaba verte patear el culo de todo este montón de estiércol subida en un Aston Martin. —Jinsoul la volvió a abrazar y se rieron juntas. El reencuentro entre las dos chicas pasó inadvertido para todos y todas menos para Karina, que al margen, miraba alegre como Ningning se había reencontrado con su vieja mejor amiga.

Lemonade [Jung Jaehyun; NCT]Where stories live. Discover now