5 días después de navidad
-¡Ya te dije que te largues de aquí! -¡Y yo ya te dije que necesitamos hablar con Michelangelo!
Mike se echó hacia atrás para intentar ver hacia la puerta desde la cocina.
Como no pudo apagó la estufa y salió rápidamente para evitar que su mejor amigo asesinara a quien sea que estuviera en la puerta.
Puso sus manos en la cintura de Gerd y jaló para que quedara detrás de él.
-S-señor M-Marshall.-el chico dejó caer su boca en sorpresa. -Hola, Michelangelo, es un placer verte.
El hombre no venía solo pues lo acompañaba su esposa y sus hijos.
-Adelante.
Los cuatro entraron mientras Gerd cerraba la puerta y Mike los escoltaba al interior. Ellos se sentaron en un sofá y el chico frente a ellos.
-Michelangelo primero que todo te debo una disculpa. Jamás tuve que haber consentido que tú y mis hijos fueran utilizados como moneda de cambio.-Marshall le dio una avergonzada sonrisa antes de continuar.-Y en segundo, no querría a nadie más que a ti para que estés con mi Richie. -¡Papá! ¿Qué te dije de ese apodo? -Lo siento, lo siento.-se rio mientras se sobaba el golpe en su nuca cortesía de su esposa.-La cosa es, Michelangelo, que actúe mal y... -Y lo que el cabezota de mi esposo quiere decirte es que nos sentimos terrible porque sintieras que tenías que irte. -Señor y señora Gautier, no me fui por ustedes, sino porque no quería destruir a su familia. -¿Entonces ya te gusto?-preguntó Izán emocionado. -¡No seas idiota, el único que le gusta es Gabriel!-gritó Gerd.
Mike se sonrojó profundamente avergonzado pero asintió y por primera vez vio al susodicho.
Gabriel iba vestido con ropa arrugada, tenía ojeras por no dormir y los ojos rojos como si hubiera estado llorando recientemente.
-Y-yo te e-extrañaba.-dijo con la voz entrecortada.
Mike comenzó a sollozar, se puso de pie y se acercó a él para atraparlo en un fuerte abrazo.
-Lo siento, estrellita, lo siento. No tuve que haberme ido.
Gabriel se echó hacia atrás para tomarlo por el rostro.
-No, yo lo siento.-dijo mientras se veían fijamente el uno al otro.-Perdóname por haber tardado en actuar como un hombre.
Mike le acarició la mejilla mientras ambos lloraban.
-¡Ya besénse!-gritó Gerd, cruzado de brazos
-¡Sí, ya háganlo!-lo acompañó Izán.
Los dos se dieron una mirada venenosa para acto seguido darse un asentimiento.
Gabriel sonrió y jaló a Mike hacia él para besarlo.
Fue como si miles de estrellas brillaran sobre ellos y dentro de ellos y a su alrededor.
Se separaron un momento después, juntaron sus frentes y se sonrieron.
-No sabes cómo extrañé eso, Pimpón.
-Yo también, por favor procuremos no volver a alejarnos.
-Apoyo eso.-agregó Chelsea acercándose a ellos para atraparlos en un abrazo.-No quiero que vuelvan a sufrir.
-Secundo la moción.
Marshall se acercó y también los apretó en un fuerte abrazo.
Gerd e Izán se dieron una mirada de disgusto y ambos se quedaron en sus respectivos lugares.
Al separarse Chelsea tomó una de las manos de Mike.
-Y tampoco tienen que casarse pronto.
-¿Qué?-chilló Marshall indignado.-¡Yo quiero que se casen!
-¡Yo también, tonto! Pero cuando ellos decidan hacerlo.
-Le prometo que en cuanto pueda voy a cambiar mi apellido a Gautier.
La mujer se rio emocionada y volvió a darle un abrazo.
Luego ella, su esposo y su hijo menor se fueron dejando a los otros tres a solas.
Gerd tomó del brazo a su mejor amigo y lo jaló para hablar a solas con él.
-Vine para pasar una noche muy femenina en la que habláramos de nuestros sentimientos, comiéramos un montón de comida chatarra y viéramos películas asquerosas de navidad, pero considerando que llegó tu príncipe azul, me largo.
Mike se rio y le dio un fuerte abrazo.
-Y espero que el que tengas un novio no signifique que vas a cambiarme o a contarle nuestras intimidades.
-¡Por supuesto que no!-dijo antes de posar.-Nuestras intimidades son sólo nuestras.
-Ahora me voy para que tengan un montón de sexo.
-¡April!
-Pero antes de irme llama a ese novio tuyo.
-¡Estrellita!
El mayor se acercó rápidamente a donde estaban. El menor le apuntó con su dedo índice.
-Si le haces daño te rompo las piernas.-Gabriel asintió, con una cara de miedo. Gerd le dio una sonrisa tenebrosa.-De acuerdo, ¡Pásenla genial! ¡Y los veo mañana en la fiesta de fin de año en mi casa!
-Okey, pórtate bien.
Finalmente se quedaron a solas, Mike se giró y tomó a Gabriel por la bufanda para atraerlo a él y besarlo.
El mayor lo tomó por la cintura para cargarlo; en seguida el otro puso sus piernas alrededor de la del contrario.
Él comenzó a caminar-y con las indicaciones del menor-; llegó a la habitación en donde dejó caer a Mike en la cama.
-¿Debería quitarme la ropa?
El chico asintió, comenzando a quitarse su propia ropa.
Gabriel le sonrió coquetamente y empezó a hacer eso, y pasaron toda la noche haciendo el amor.
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Un cuento navideño
Romance¿Alguna vez has escuchado sobre el cuento de la mágica campana de navidad? Bueno, ciertamente Gerd Manrik, sí. Su madre solía contárselo cada noche antes de irse a dormir y, por ende, él había tomado especial cariño al mismo y a esa época del año...