Capítulo 29

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5 días después de navidad

-¡Ya te dije que te largues de aquí!                                                                                                                                  -¡Y yo ya te dije que necesitamos hablar con Michelangelo!

Mike se echó hacia atrás para intentar ver hacia la puerta desde la cocina.

Como no pudo apagó la estufa y salió rápidamente para evitar que su mejor amigo asesinara a quien sea que estuviera en la puerta.

Puso sus manos en la cintura de Gerd y jaló para que quedara detrás de él.

-S-señor M-Marshall.-el chico dejó caer su boca en sorpresa.                                                                            -Hola, Michelangelo, es un placer verte.

El hombre no venía solo pues lo acompañaba su esposa y sus hijos.

-Adelante.

Los cuatro entraron mientras Gerd cerraba la puerta y Mike los escoltaba al interior. Ellos se sentaron en un sofá y el chico frente a ellos.

-Michelangelo primero que todo te debo una disculpa. Jamás tuve que haber consentido que tú y mis hijos fueran utilizados como moneda de cambio.-Marshall le dio una avergonzada sonrisa antes de continuar.-Y en segundo, no querría a nadie más que a ti para que estés con mi Richie.   -¡Papá! ¿Qué te dije de ese apodo?                                                                                                                               -Lo siento, lo siento.-se rio mientras se sobaba el golpe en su nuca cortesía de su esposa.-La cosa es, Michelangelo, que actúe mal y...                                                                                                                    -Y lo que el cabezota de mi esposo quiere decirte es que nos sentimos terrible porque sintieras que tenías que irte.                                                                                                                                                               -Señor y señora Gautier, no me fui por ustedes, sino porque no quería destruir a su familia.            -¿Entonces ya te gusto?-preguntó Izán emocionado.                                                                                            -¡No seas idiota, el único que le gusta es Gabriel!-gritó Gerd.

Mike se sonrojó profundamente avergonzado pero asintió y por primera vez vio al susodicho.

Gabriel iba vestido con ropa arrugada, tenía ojeras por no dormir y los ojos rojos como si hubiera estado llorando recientemente.

-Y-yo te e-extrañaba.-dijo con la voz entrecortada.

Mike comenzó a sollozar, se puso de pie y se acercó a él para atraparlo en un fuerte abrazo.

-Lo siento, estrellita, lo siento. No tuve que haberme ido.

Gabriel se echó hacia atrás para tomarlo por el rostro.

-No, yo lo siento.-dijo mientras se veían fijamente el uno al otro.-Perdóname por haber tardado en actuar como un hombre.

Mike le acarició la mejilla mientras ambos lloraban.

-¡Ya besénse!-gritó Gerd, cruzado de brazos

-¡Sí, ya háganlo!-lo acompañó Izán.

Los dos se dieron una mirada venenosa para acto seguido darse un asentimiento.

Gabriel sonrió y jaló a Mike hacia él para besarlo.

Fue como si miles de estrellas brillaran sobre ellos y dentro de ellos y a su alrededor.

Se separaron un momento después, juntaron sus frentes y se sonrieron.

-No sabes cómo extrañé eso, Pimpón.

-Yo también, por favor procuremos no volver a alejarnos.

-Apoyo eso.-agregó Chelsea acercándose a ellos para atraparlos en un abrazo.-No quiero que vuelvan a sufrir.

-Secundo la moción.

Marshall se acercó y también los apretó en un fuerte abrazo.

Gerd e Izán se dieron una mirada de disgusto y ambos se quedaron en sus respectivos lugares.

Al separarse Chelsea tomó una de las manos de Mike.

-Y tampoco tienen que casarse pronto.

-¿Qué?-chilló Marshall indignado.-¡Yo quiero que se casen!

-¡Yo también, tonto! Pero cuando ellos decidan hacerlo.

-Le prometo que en cuanto pueda voy a cambiar mi apellido a Gautier.

La mujer se rio emocionada y volvió a darle un abrazo.

Luego ella, su esposo y su hijo menor se fueron dejando a los otros tres a solas.

Gerd tomó del brazo a su mejor amigo y lo jaló para hablar a solas con él.

-Vine para pasar una noche muy femenina en la que habláramos de nuestros sentimientos, comiéramos un montón de comida chatarra y viéramos películas asquerosas de navidad, pero considerando que llegó tu príncipe azul, me largo.

Mike se rio y le dio un fuerte abrazo.

-Y espero que el que tengas un novio no signifique que vas a cambiarme o a contarle nuestras intimidades.

-¡Por supuesto que no!-dijo antes de posar.-Nuestras intimidades son sólo nuestras.

-Ahora me voy para que tengan un montón de sexo.

-¡April!

-Pero antes de irme llama a ese novio tuyo.

-¡Estrellita!

El mayor se acercó rápidamente a donde estaban. El menor le apuntó con su dedo índice.

-Si le haces daño te rompo las piernas.-Gabriel asintió, con una cara de miedo. Gerd le dio una sonrisa tenebrosa.-De acuerdo, ¡Pásenla genial! ¡Y los veo mañana en la fiesta de fin de año en mi casa!

-Okey, pórtate bien.

Finalmente se quedaron a solas, Mike se giró y tomó a Gabriel por la bufanda para atraerlo a él y besarlo.

El mayor lo tomó por la cintura para cargarlo; en seguida el otro puso sus piernas alrededor de la del contrario.

Él comenzó a caminar-y con las indicaciones del menor-; llegó a la habitación en donde dejó caer a Mike en la cama.

-¿Debería quitarme la ropa?

El chico asintió, comenzando a quitarse su propia ropa.

Gabriel le sonrió coquetamente y empezó a hacer eso, y pasaron toda la noche haciendo el amor.

Un cuento navideñoWhere stories live. Discover now