Capítulo 26

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1 día después de navidad

-¡Y yo soy el que quiere encargarse de la empresa familiar, papá!-gritó Izán llenándose de la valentía repentina de su hermano mayor.-¡Pero el único que te importa es él!

El hombre se agarró el cabello jalando de este.

-Mis propios hijos...

-Seguimos siendo tus hijos papá.-argumentó Gabriel acercándose a él.-El mismo Richard y el mismo cabeza hueca de Izán.

El nombrado se acercó a él, empujó al mayor para tener la atención de su padre y entonces se inclinó para abrazarlo. Pero Marshall se alejó de ambos y se echó hacia atrás; dirigiendo su atención a Mike.

-¡Todo esto empezó desde que inicié mis negocios con tus padres!

-Señor Gautier, lamento mucho que esto haya salido así, pero me gusta su hijo.

-¡El incorrecto!

-¡Marshall!-gritó su mujer.-¿Cómo puedes decir algo así? ¡Michelangelo es un gran chico, es dulce, educado, desinteresado y muchas cosas buenas más!

-Pero, cariño...

-¡Nada!-ella chilló.-¡Jamás tuve que permitir que usaras a nuestros hijos para tus negocios! ¡Y mira todo lo que ha pasado! ¡Nuestros hijos no son felices! No se sienten suficientes, y ¡Míralos! ¡Nuestros niños están llorando!

Y así era, los hermanos Gautier estaban sollozando, también Mike lo hacía.

-Lamento mucho haber arruinado sus vacaciones navideñas, señor y señora Gautier.-trató de ahogar sus sollozos mientras intercalaba sus miradas entre uno y otro.-Yo jamás quise que esto pasara así, yo... Y-yo les dije a mis padres que no iba a casarme con nadie por un negocio, no quise herir a Izán ni a ustedes. Pero mis manos estaban atadas, soy una propiedad más para mis padres y como tal fue que me hicieron a venir a este viaje. Incluso mi madre les mintió sobre mí.

-Cariño...

-Pero no me arrepiento de haber venido.-en ese momento giró su rostro para ver el rostro lleno de lágrimas de Gabriel.-Porque pude pasar tiempo con su hijo mayor del que realmente me he enamorado.

No pudo seguir viendo a ninguno de los Gautier se dio media vuelta y entró corriendo a la cabaña en donde se encerró en la habitación de invitados.

Rápidamente recogió todas sus cosas guardándolas en sus maletas, también lanzó el libro que Marshall le regaló dentro.

Con todo listo tomó su celular y le marcó a la persona más incondicional en su vida.

-Por favor ven a buscarme.

-Salgo en seguida.

Mike salió arrastrando sus maletas y sobre una de estas el lienzo que Gabriel le había regalado. Se paró en la puerta, esperando que él llegara pronto.

-¿A dónde vas?

El chico se giró para encontrarse con Izán, quien ya había dejado de llorar.

-Me voy a casa.

-Pero Mike podemos arreglar esto.

Él negó con la cabeza.

-Tu papá me odia, y por ende no va a permitir que salga con Gabriel.

-Te ayudaré.

Mike sonrió nostálgico y se inclinó para abrazarlo, el chico le devolvió el abrazo.

-Los finales felices no existen, Izán. Mucho menos para mí.

Entonces el menor escuchó la corneta de un coche en el que había pasado horas, se giró y se encontró con que Gerd ya se había bajado del auto y caminaba hacia ellos.

Iba todo de negro, con cadenas en los pantalones y las botas, guantes de cuero, un gorro negro también pero la bufanda en su cuello era de color rosa pálido.

Mike sonrió, se la había regalado hacía dos años.

-¿Que te hicieron, Michelangelo?

El chico se lanzó contra su mejor amigo quien lo apretó en un fuerte abrazo.

-Sólo quiero irme.

Gerd tomó las maletas y en un abrir y cerrar de ojos las guardó en su auto. Puso el cuadro en el asiento trasero y regresó a donde estaba Mike.

-Vamos.

El susodicho le dio una sonrisa y un asentimiento a Izán quien le dio una triste en respuesta.

Estaba a punto de cerrar la puerta del auto cuando vio correr a Gabriel hacia él.

-¡Michelangelo!

Se salió del auto y un momento después estaba atrapado entre los brazos del mayor. No pudo evitar sollozar, igual que Gabriel.

-N-no te v-vayas.-tartamudeó mientras trataba de sorber sus mocos.-N-no puede t-terminar a-así.

Mike se echó hacia atrás y le acarició el rostro.

-Eres lo mejor que me ha pasado, estrellita. Pero no voy a destruir a tu familia.-se inclinó para besarlo mientras sentía el sabor a sal de las lágrimas de ambos.-G-gracias por todo lo que vivimos juntos.

Seguidamente se alejó, se subió al auto y cerró la puerta.

-¡Michelangelo!

Escuchó el grito de Gabriel que rompió su corazón mientras Gerd manejaba para alejarse de allí.

Sollozó como nunca antes en su vida.

Su mejor amigo puso una mano en su pierna para consolarlo.

-¿La única consecuencia negativa de tocar la campana?-dijo, mientras su propio corazón se rompía por el llanto de su alma gemela.-Es que se te puede romper el corazón.

Un cuento navideñoWhere stories live. Discover now