Capítulo 7

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9 días para navidad

Luego de eso, Mike consiguió escabullirse de alguna manera a su antigua habitación.

Realmente deseaba quedarse con Gabriel, pero el señor Gautier se había acercado hasta donde estaban y le había dicho a su hijo mayor que lo necesitaba dentro para que conociera a su futura esposa, que era naturalmente, otra heredera igual que ellos.

El chico se había disculpado con él casi con lágrimas en los ojos y se alejó con su padre.

Entonces fue ahí que aprovechó para escapar, seguramente sus padres se darían cuenta de que había abandonado a Izán Gautier y la fiesta, pero poco le importaba.

Se encerró, y se desnudó rápidamente dispuesto a tomar una ducha, que terminó por convertirse en un baño.

Se sumergió en la tina llena de agua caliente y dejó salir un profundo suspiro antes de echarse a llorar, no podía creer que tanto sus padres como los Gautier estuvieran tan locos como para respetar costumbres tan arcaicas como lo son los matrimonios arreglados.

Él definitivamente prefería suicidarse antes que tener una vida de lujos con Izán pero sin felicidad o amor alguno.
Cuando decidió que ya se veía lo suficiente arrugado, salió, se secó y tal como todo lo demás sus cajones seguían llenos de su antigua ropa.

Tomó uno de sus pijamas de estampado de Mickey Mouse y se lo puso, la camisa le quedaba un poco pequeña, lo que causaba que se le viera un poco de la panza y el mono se había encogido-o él había crecido-, y le llegaba a los tobillos.

Una minúscula parte de él realmente estaba feliz de estar de vuelta en la mansión de sus padres, con todas sus cosas y con los lujos que eso conlleva.
Pero el resto de sí mismo, realmente odiaba estar en ese lugar, no quería seguir debiéndoles cosas a sus padres.
Pero es lo que había, a fin de cuentas.

8 días para navidad

Se despertó debido a los gritos de su madre, se sentó en su cama y entró en seguida en modo de ataque.

-¡No puedo creer que hayas aparecido vestido de esa forma en la fiesta! ¡Me avergonzaste muchísimo!
-Como siempre, madre.-gruñó, poniéndose de pie-Cada cosa que hago, cada gusto personal que tengo, es una vergüenza para ti.
-¡Sí! ¡Porque no son cosas normales!
Mike de repente recordó porque se había ido de su casa y lo mucho que odiaba a sus padres.
-¿Ah, entonces yo soy el anormal?-rugió, fulminándola con la mirada.-¡Eres tú quien quiere obligarme a casarme con un desconocido! ¡Tú eres la anormal!
-Respeta.
-El respeto es algo que se gana, Greta.-gruñó.

Su madre se acercó dispuesta a darle una bofetada, pero él atajó su mano en el aire y la presionó fuertemente.

-Nunca más voy a permitir que abusen de mí.-la mano de su madre tembló.
-¡Nos necesitas!
Él se río venenosamente.-No. Tú me necesitas.
-Maldito sea el día en que naciste.
-Yo también te odio, mamá.-reunió todo su veneno en esa oración.-Ahora, te pido que te retires, porque tengo que arreglar las cosas para irme al viaje que no me consultaste que haría.
-¿Vas a ir?

La voz de su madre había cambiado a una totalmente suave, casi sumisa y esperanzada. Mike sintió ganas de vomitar.

-Por supuesto, es un viaje gratis.
-Bueno, estoy segura de que con lo fácil que eres te terminarás "enamorando" de Izán.-ella incluso hizo las comillas.-Después de todo te metiste con tu guardaespaldas.

Mike se quedó con la boca abierta de par en par, no podía creer que su mamá realmente había dicho eso, peor aún, esto era otra traición de Aren.

Jamás iba a perdonarlo.

Suspirando se puso a revisar su clóset solo para darse cuenta de que casi nada le servía, muy a duras penas sus zapatos.

Así que llenó una maleta con la mayoría de estos, luego se puso la ropa con la que había llegado-antes de ir de compras con su ex-, tomó su cartera y se dirigió a hacerle un severo daño a su tarjeta de crédito como no lo hacía en años, después de todo eran sus padres los que la pagaban.

Un cuento navideñoWhere stories live. Discover now