Capítulo 6

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9 días para navidad

-Uh, ¿Michelangelo estás bien?-increpó su madre, con su dulce voz llena de veneno.
-Ah, sí, sí.-murmuró.-Un placer conocerlos a todos.

Mike no sabía porque, pero cuando sus ojos se encontraron con los de Gabriel fue como si una corriente eléctrica hubiera llenado la habitación.

Y por un momento parecía que el contrario había sentido lo mismo; entonces un pensamiento llenó su cabeza lo que le hizo fruncir el ceño y alejar la mirada rápidamente.

Decepción llenó el cuerpo de Mike, realmente había sentido un flechazo en cuanto vio al hijo mayor de los Gautier.

Después de eso, su madre dijo alguna estupidez y su padre dijo algo acerca de dejar solos a la “parejita”, y se llevó a Marshall, Chelsea y Gabriel lejos.

Resignándose, Mike observó al hijo menor de los Gautier, de repente con ganas de salir huyendo.

-¿Nos conocemos de algún lado?
-Creo que no, aunque si me parece haberte visto antes.
-Espera, ¿acaso no eres el chico en la cafetería cuyo novio emo me amenazó?

De repente la cabeza del menor hizo click, ¡claro que había visto antes a Izán!

Era el idiota que le había coqueteado en la cafetería hace algunos días.

-Gerd no es emo.-gruñó.
El otro puso una mirada coqueta.-¿Pero sí tu novio?

A regañadientes tuvo que admitir que no, que no lo era.

Y después había sido condenado a escuchar las tonterías que salían de la boca del otro, parecía que su único tema de conversación era o los deportes, o autos o dinero. Lo cual estaba realmente comenzando a hartarlo.

Además, la mirada de Izán se había desviado un montón de veces a cuanta falda hubiera entrado en su campo de visión. Era verdaderamente incómodo.

-¿Sabes que tenemos que casarnos, verdad?-Mike asintió, enfurruñado.-Lo bueno es que al menos eres atractivo. Aunque dime, ¿qué hay de mí? ¿piensas que soy atractivo?
Suspiró y puso los ojos en blanco.-No necesitas mis comentarios para alimentar tu ya elevado ego así que voy a quedarme callado y tranquilo.
Izán se echó a reír.-Eres gracioso, supongo que al menos las risas no faltarán, ¿eh?
Mike ignoró aquello para hacerle una pregunta.-¿Qué edad tienes?
-Ah, veintiuno. ¿Y tú?
-Diecinueve.
La boca del mayor se abrió en sorpresa.-¿Y ya estas graduado de la universidad? ¿Qué, acaso eres superdotado o algo así?
Mike puso una cara de incertidumbre.-¿De qué estás hablando? Apenas y terminé la secundaria.
-Pero tus padres…
-Mira, probablemente casi nada de lo que mis padres te hayan dicho es verdad, ¿okay?
-Oh, entonces ¿eso significa que no estás muy entusiasmado por irte a nuestra cabaña a pasar navidad?
-¿Qué?
-Uhm, sí.-Izán lucía verdaderamente incómodo.-Mis padres y los tuyos tienen todo planeado, hasta donde sé, tienes que irte con nosotros mañana mismo.

Mike no podía creer lo que estaba escuchando.

¿Es que acaso sus padres habían perdido la cabeza por completo?

Sin excusarse apropiadamente, se alejó casi corriendo de su supuesto prometido. Necesitaba aire. Salió al jardín respirando aire fresco.

Subió la mirada para encontrarse con que había unas cuantas estrellas, naturalmente el cielo debía estar lleno de ellas, pero había tanta luz que era muy difícil verlas.

Tenía unas fuertes ganas de echarse a llorar, pero no podía. En cambio, se sentó en una de las bancas de cemento y trató de relajarse. Entonces fue cuando sintió a alguien sentándose a su lado.

-Hey, ¿estás bien?

La voz de Gabriel era grave, pero rica y melodiosa. Era hermosa y cuando sus oídos la escucharon por primera vez fue como si su cerebro se hubiera desconectado.

Por eso simplemente se quedó atontado viéndolo fijamente.

El otro levantó su mano pasándola rápidamente delante de sus ojos.

-Sí, sí, sí estoy bien.-respondió, rojo hasta la médula.
-¿Qué, mi hermano ya dijo alguna de sus estupideces?-preguntó, burlón y un poco venenoso.
-De hecho, sólo habló de todo el dinero que tiene tu familia, de béisbol o basket o algo así y de autos.

Gabriel se echó a reír, y sí su voz era melodiosa, pues su risa era… era suave, dulce pero también enérgica.

Y realmente era la cosa más hermosa que había escuchado en su vida.

-Y lo peor es que mis padres quieren que me case con él.

La risa del otro se cortó bruscamente, su cara se volvió una mueca y alejó la mirada. Mike maldijo en su interior.

-Lamento que te obliguen a casarte con el idiota de Izán.
-Tranqui.-se río.-Yo nunca dije que fuera a aceptar lo que me están imponiendo.
-Chico listo.

Se sonrieron mutuamente, y luego se quedaron un rato en silencio.

Pero lejos de ser incómodo, era todo lo contrario.

Realmente no se sentía como que había que llenar cada momento con palabrería.

Y seguidamente se contaron algunas cosas el uno al otro; el color favorito de Gabriel era el amarillo, su animal favorito el gato, le gustaban las películas de terror y era alérgico a las fresas, además de que su fruta favorita era la banana.

El color favorito de Mike naturalmente era el rosa, era alérgico a los gatos y a los perros-especialmente a los perros-, detestaba las películas de terror y su fruta favorita era la fresa, y también la banana.

El corazón del chico saltó en su pecho, no sabía porque, pero se sentía verdaderamente atraído por este Gautier en específico.

Y por un momento, mientras se perdía en los ojos del otro, se preguntó si acaso el cuento que lo contaban a su mejor amigo para dormir, era algo real.

Porque definitivamente se moría porque lo fuera.

Un cuento navideñoWhere stories live. Discover now