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ÚLTIMAMENTE LAS COSAS avanzaban muy rápido, cosa que no le agradaba a Victoria

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ÚLTIMAMENTE LAS COSAS avanzaban muy rápido, cosa que no le agradaba a Victoria. Había sabido por medio de Cam que nada salió como lo esperado en la propuesta. Al final de la noche, Mariano estaba con la nariz hinchada, Pepa con una nube gigante, Camilo con cabeza de bebé y un mostacho, y Luisa sin fuerza alguna.

Todo debido a que Mirabel se había infiltrado a la torre del tío Bruno y había encontrado la profecía prohibida. Claramente esto Vicky lo sabía por ser cercana, pero no podían preocupar más de lo que estaba al pueblo, por lo que por este tiempo se había vuelto una Madrigal y ayudó buscando a su amiga.

—Estoy preocupada, ¿sabes? Mira nunca había hecho cosas así.

—Mirabel tiene la necesidad de enorgullecer a la familia, de ayudarla, pero no sé. Creo que sí fue lejos esta vez.

—Camilo, ¿podemos hacer algo para ayudarla?

—No lo creo... Sólo podemos buscarla.

Ambos habían suspirado para luego seguir exclamando su nombre y buscando algún resultado. Vicky ojeó al Madrigal y de un momento a otro su cabeza había cambiado a la de un bebé.

—Debemos encontrarla. Rápido.

—¡Mirabel!— gritaba Camilo con un tono distorsionado por el cambio repentino.

—¡Mira, sólo queremos saber que estás bien!— exclamó la García hacia la nada. Un momento se quedó mirando unos jarrones del segundo piso.

—¿Qué pasa, Vickita?

—¿No crees que...? Olvídalo.

Creía que los había visto moverse, pero no. Siguieron buscando aunque la chica se detuvo en el cuadro de un matrimonio.
—¿Quienes son ellos?

—Son mis abuelos, ella es la abuela Alma y él es el abuelo Pedro. ¿Sabes? él se sacrificó para que todo esto fuera posible.

Victoria lo miró con tristeza, sabía por lo que pasaba. —Lo creas o no, mi tía abuela falleció por culpa personas violentas. Mis abuelos recién se habían casado y en la ciudad había mucha violencia. La familia estaba escasa de dinero por lo que vivían juntos. Un día, unos saqueadores entraron y mi tía Sandra trató de distraerlos para que no entraran a la habitación de mis abuelos, aunque en su intento la torturaron...

—No es necesario que——

—Quiero contarte esto, Camilo— le miró a los ojos—. Igualmente entraron a quitarle las pocas pertenencias de valor que tenían mis abuelos, golpeándolos en el acto. Ellos alcanzaron a escapar antes que se quemara la casa... A lo que voy, es que entiendo tu dolor, ¿sabes? Y que puedes, todos pueden contar con nosotros para lo que necesiten.

BONHOMÍA   ::   camilo madrigalDove le storie prendono vita. Scoprilo ora