XXVII.

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El apartamento olía como un jardín de rosas, Jisung juraba que podía perderse en aquel aroma...

Sus instintos manejaban su mente, pero debía estar centrado en averiguar donde estaba Chenle.

—¿Chenle? —Preguntó, las paredes hicieron eco.

—Jisung... —Jadeó el Omega en el suelo del pasillo.

Estaba sudando, las mejillas estaban sonrojadas y su cabello a causa del sudor mojado.

—Mierda —Dijo Jisung yendo a recogerlo.

—No tengo supresores, no me ha llegado el celo en un tiempo. —Murmuró con culpabilidad, tanta que comenzaba a llorar— Soy desagradable, estoy sudando.

Jadeó retorciéndose en el suelo. Jisung lo recogió entre sus brazos.

—¿Por qué no tomas una ducha? Iré a comprar supresores.

—O-odio decir esto pero no te vayas... Llama a Renjun hyung, él sabe cuáles son.

Como le había enseñado Mark —quien estudiaba medicina—, acarició la cadera del Omega y lo dejó frotarse contra su mano.

Lo sentó en su regazo, sacó el celular del bolsillo de su pantalón y marcó el número de Renjun.

Es Jeno —Habló uno de los alfas de Renjun.

—Hyung —Gruñó Jisung—... ¿Sabe dónde está Renjun hyung?

Oh... Estaba en el baño hace un momento. —La voz le sonaba decaída, el menor supuso por qué.

¿Jeno? ¿Quién está al teléfono? Sigue viendo la película con Jaemin, ya voy para allá —La voz de Renjun sonó de fondo.

Luego de una pequeña conversación, el Omega lo atendió.

¿Qué pasa, Jisung? —Preguntó amablemente.

—Chenle está en celo.

Oh... —Sonaron dos voces—. Es tu hora, Jisung —Habló Jaemin.

¿No tiene supresores? —Preguntó Renjun con un “auch” que provino de Jaemin.

—No... Ayuda, hyung.

Sintió la humedad contra su mano, el lobo dentro de él buscaba complacer al pequeño Omega.

—No quiere que lo deje.

Supongo que quieres mi ayuda. No hay problema, llegaré en un ratito.

Colgó la llamada.

—Jisung... —Gimió oliendo su aroma.

El nombrado, ya desesperado, lo llevó al baño. Le quitó la ropa y con cuidado —y quejas del mayor en el proceso— lo metió a la bañera.

—Ah... Fría —Jadeó el Omega temblando— Necesito...

Llevó las manos a su miembro erecto, gimió con frustración.

—Debes... Hacerlo de la otra manera —Recomendó Jisung.

Chenle lo miró confundido.

—Mis dedos son muy cortos... No me satisfacen.

Sintió la cara calentarse.

Su lobo interno aullaba de alegría ante la oportunidad que se presentó.

Se concentró en echarle agua.

Chenle se giró, derramando un poco de agua que cayó en el menor.

Levantó su trasero e insertó un dígito, el cual entró con facilidad gracias a la preparación del celo.

—No son grandes... —Gimió frustrado, luego miró las manos de Jisung. Se lamió los labios.

Lograban calentarlo más.

Dedos tan largos y gruesos que masajearían su próstata y glándulas omega con facilidad, las venas se le marcaban hasta las muñecas y más allá... Sus uñas estaban bien cuidadas.

Gimió una vez más.

Jisung lo notó y no pudo sonrojarse más.

Desvió la mirada a los dedos del Omega, tres entraban y salían con rapidez de su agujero palpitante.

Inconscientemente, llevó la mano y alejó la de Chenle, metió un dedo en el interior caliente del contrario.

—¡Ah!

Hipnotizado por la vista, exploró su interior removiéndolo, luego metió otro para masajear las paredes internas. Chenle se retorcía, ofreciéndose.

—Dios lobo... —Murmuró Jisung metiendo y sacando los dedos.

Chenle agarró los extremos de la bañera y empezó a autopenetrarse.

El agua salpicaba hacía afuera y a la pared ante los fuertes movimientos. Un jugoso fluido bañó la mano de Jisung.

«Tómalo, es tuyo» Decía el lobo.

No supo cuando o quién de los dos hizo el primer movimiento, de repente estaba dentro de la bañera, con el Omega encima de él buscando sus labios.

El beso fué desgarrador, hambriento, tanto que dolía.

—Alfa... Tómame.

Aunque el lobo de Jisung amó esas palabras, en lo personal las odió y lo hizo sentir incómodo.

No te tomaré aquí, Omega.

Chenle sollozó contra su pecho.

—Soy bueno alfa, soy buen Omega.

—Eres perfecto, LeLe pero me sentiría culpable de que nuestra primera vez sea contigo estando inconsciente.

Tocaron el timbre, Jisung lo sostuvo y los sacó de ahí. Dejó a Chenle en la habitación y fué a abrir la puerta.

Renjun lo miró de arriba a abajo, notando que estaba mojado.

—¿Chenle está bien?

—Fué difícil.

—Lo supuse, debe estar dolorido.

Le entregó los supresores y se fué.

—Tengo los supresores —Dijo Jisung llegando con un vaso de agua a la habitación.

El Omega estaba llorando.

—Alfa no me quiere. No soy bueno para alfa.

El lobo de Jisung gruñía molesto por lo que provocó.

—Eres bueno para mí, te quiero tal y como eres. —Le entregó la pastilla, el Omega miró la pequeña cápsula con desconfianza antes de meterla a su boca.

El más alto lo ayudó a tomar el agua, en cuestión de minutos Chenle estaba de vuelta.

—Siento haberte hecho pasar un mal rato, debiste haberte sentido incómodo. Yo en celo es... Difícil. Odio decir que necesito a un alfa.

Jisung rió entre dientes.

—Lo sé. Creo que debemos hablar.

Chenle lo miró preocupado.

—¿Recuerdas lo que pasó en el baño?

Sus mejillas se encendieron.

—Tengo buena conexión con mi lobo, en parte estoy consciente cuando llega el calor —Rió entre dientes—. No me ibas a violar, Jisung, pero fué lindo de tu parte querer hacerlo cuando esté más presente y no por calor.

Vió la expresión asustadiza de Jisung.

—No debes tener miedo. Eres mi alfa y no me harías daño.

Le acarició el cabello.

—Prometo no decepcionarte.

—No lo has hecho hasta ahora.

—No lo haría jamás.

Chenle sonrió.

—Creo que necesito ayuda con el calor.

A Sweet Omega | JiChenWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu