VII.

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Entre amar u odiar, a veces es complicado. Entre el odio y el amor solo hay un paso, del amor al odio es simplemente igual. Intentar odiar a quien ganó nuestro corazón es terminar amándolo, un mounstro que pide alimentarse.

—Quiero iniciar la universidad. —Exigió el pelirosado a su madre.

—¿Por qué? Sólo debes encontrar a tu alfa y él te mantendrá. —Respondió su madre con la vista en la computadora.

—No quiero depender de nadie si puedo hacerlo yo.

Vió como su madre desviaba la atención de él a su computadora.

—¿Mamá?

—¿Mmm?

—¿Me escuchas?

—Lo siento, repite lo que dijiste.

—No quiero depender de nadie si puedo hacerlo yo. Soy Omega pero no quiero ser un inútil.

—No eres inútil. —Murmuró la alfa.

—¿Por qué Jisung puede estudiar y yo no?

Jiah rodó los ojos.

—Es un alfa, su deber es cuidar y mantener.

—¡Es injusto!

—¿Por qué quieres iniciar la universidad? Te graduaste de preparatoria, eso es un logro para los omegas.

—Quiero ser más útil.

—No serás demasiado inteligente pero tienes una cara bonita.

Odiaba estos comentarios.

—Al menos una carrera sencilla.

Jiah suspiró quitándose los lentes.

—Si quieres estudiar, yo escogeré la profesión. Pero estudiarás desde casa.

Ahí comenzó toda una conversación sobre el por qué quería estudiar y las profesiones más sencillas. Al final se quedaron con Psicología, veterinario o educación; no era muy fan de éstas pero podía servirle de algo. Seguramente preguntarán sobre esta repentina decisión, pues simplemente está harto de vivir bajo el manto de sus padres y esperar a ese alfa que lo cuidará de todo.

Esa tarde habló con Jisung por teléfono sobre la gran noticia, al alfa le emocionó pues no muchos omegas eran de estudiar... No por pereza, sino por la presión de sus familias a ser: “bonitos y amas de casa”. Contando todas sus clases solo habían siete omegas, entre más de ochenta alumnos, ¡Ochenta jodidos alumnos! Por lo que si estaba ansioso debido al inicio del mayor.

El viernes Chenle visitó la ciudad para un día de compras, habían abierto una nueva boutique de su marca favorita y ya que estaba algo perdido, no desperdició la oportunidad de llamar al alfa.

—Claro que puedes acompañarme. —Decía Zhong con una sonrisa mientras entraba a la tienda.

—Esto es demasiado... —Murmuró Jisung observando los precios.

—Me gusta esta camisa.

$350 una camisa, ¿Como una camisa tan simple costaba todo ese dinero?

El omega sacó una black card de su billetera y fue a pagar un total de cinco productos, ninguno menor a $200.

El alfa veía boquiabierto como hablaban de aquellas cantidades de dinero como si fuera algo tan barato como $1.

—Me siento pobre contigo.

Zhong se encogió de hombros y sonrió.

—La tarjeta no es mía, en caso de dudas. Es de mi papá.

Lo ayudó con algunas de las bolsas al ver que el mayor tenía problemas con estas.

A Sweet Omega | JiChenWhere stories live. Discover now