V.

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Pasó una semana estando en casa de los Jung, cuando creyó que era hora de regresar le avisó esto a sus nuevos amigos.

—Estoy nervioso...

No te preocupes, todo estará bien —Shotaro sonrió en busca de más optimismo.

Chenle se sintió más tranquilo con eso y sonrió tímido.

Cuando llegó al  pueblo sintió miradas chocando con la suya; recriminatorias en su mayoría, sin embargo, sintió una en específico que hizo a su lobo saltar de emoción... Sintió su corazón detenerse.

Jisung, no se supone que el alfa debía estar en días de semana en el pueblo.

El alfa pareció olfatearlo y lo encontró con la mirada, casi enseguida estaba en sus brazos.

—Jisungie —Susurraba Chenle perdiéndose en el aroma del menor: —Lo siento —Sollozó—No debí hacerlo.

Jisung bajó su rostro, era frío y carente de emociones.

—¡Aquí está! —Exclamó y en menos de un minuto, Chenle estaba rodeado de personas, otra vez.

Al estar en el bosque fuera de la civilización, estaba seguro de que desarrolló algún tipo de agorafobia. Se sentía ansioso al estar rodeado entre tantos aromas. 

—¡¿Qué te pasaba por la cabeza al hacernos eso?! —Exclamó su madre enojada.

Chenle se encogió en su lugar, si fuera el de antes se escondería al cuidado de Jisung pero por alguna razón ahora se sentía... Solo.

—¡¿Sabes cuánto te busqué?! ¡Respóndeme! ¡¿Sabes por todo lo que hicimos para encontrarte?!

Su lobo interno yacía completamente sumiso, bajando la cola, luchando por salir y ocultarse.

—Y-yo... Lo siento.

—¡¿De qué sirve?!

—Entré en pánico —Murmuró.

—¿Pánico? ¡Tú no sabes lo que es tener pánico! ¡Una semana! ¡Una jodida semana creyendo lo peor! —Sollozó la alfa. —¡No lo hagas otra vez!

La mayor lo abrazó, luego se unió su padre. Hendery los veía desde la lejanía, sin embargo, no se acercó.

—Estás castigado —Dijo su padre tranquilamente.

[...]

Jisung sintió una presión en su pecho desde el primer momento en el que Chenle desapareció, se culpó de lo sucedido y lo buscó en todo sitio, incluso preguntó por él en la ciudad. De hecho, la única vez que fue era para buscarlo. Y luego estaba frente a él, abrazándolo mientras sollozaba: “Lo siento”. Su lobo quería tranquilizarlo, no le importaba pero su humano se sentía lastimado, su orgullo no le permitió devolver el abrazo.

Pasó días, inventando alguna excusa por la cual lo llamó “su Omega”, pasó por malos ratos y ahora estaba aquí, frente a él con Jisung como un estúpido.

Los ojos del omega volvieron a él mientras seguía abrazando a sus padres, ya no debía estar ahí. Ahí estaba Chenle.

Dió media vuelta y se alejó de él.

«No debes esperar nada de nadie» le había dicho en más de una ocasión esa persona.

—Seguramente entró en pánico, es un omega, directamente sé más comprensivo.

A Sweet Omega | JiChenWhere stories live. Discover now