23.

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PRIMER DÍA

• Jessica Allen •

El primer día de clases siempre conlleva muchas emociones. No todas buenas, no todas malas... pero es que hoy... Solo fue levantarme de la cama y empezar con el pie izquierdo.

Primero, por mi culpa llegamos algo tarde—ya que era la encargada de levantar a todo el mundo esta mañana—. Sí, fue culpa mía, ¿pero, por qué ponen tanta responsabilidad en mi?

En fin, no se enfadaron pero algo de mal humor si tenían.

Segundo, nos cambiaron de clase. Era pequeña, fea y ridículamente irregular. Pero, por lo menos me tocó con mis dos mejores amigos en la misma clase, sin embargo, casi me da un infarto al ver que por unos fallos técnicos iban a sepárame de ellos por el resto del año.

Menos mal, no fue así.

Tercero, nuestra tutora por el resto del año era nada más y nada menos que: la Sra.Mary. Sí, mi querida y muy amada profesora de historia. ¡El mundo estaba al tanto de mi amor infinito por esta asignatura!

Odio historia.

Mientras pensaba en mi suerte, sonó el timbre para el cambio de clases. Pensé en pasarme rápidamente por la biblioteca, tenía ganas de saludar a Marisol, creo que me animaría un poco verla después de tantas semanas.

Así que me puse en marcha, gire a la derecha y... sentí un fuerte empujón, el cual me llevó directamente al suelo.

¡Auch!

—¡Mierda!—dijo una voz femenina.—A ver si tienes más cuidado.

Parpadeé atónita.

Aún me encontraba en el suelo, así que me costó ver con quien había chocado. Mire hacia mi lado izquierdo y pude visualizar a la chica de pelo negro y ojos conocidos.

¿...Mónica?

—Lo siento...—me disculpé igualmente—Estaba un poco...

—Ya, ya. Pérdida en tu mundo. Lo sé, reconozco esa cara—no lo dijo de mala forma, estaba desenfadada—Aunque no lo creas, en nuestros años de amistad si logre conocerte, no mucho diría yo, pero algo sí.

Sí, es Mónica.

La miré. Parecía la Mónica que alguna vez me ayudó a limpiarme los pantalones llenos de hormigas cuando teníamos seis años, y no la Mónica insufrible que se burlaba de la muerte de mi...

—Ya, eh... tengo que ir a clase—me sentía rara por este reencuentro tan inusual. Mire el pasillo en busca de orientación—Me iré por allí...

—Bien, ten más cuidado.—sugirió.

Resoplé en bajo, poniéndome de pie y la observé repasándola con la mirada. Tenía el pelo más corto y la piel más bronceada.

Sí que aprovecho el verano.

—Sí Mónica; vale...—la voz me sonaba calculadora y muy lenta al pronunciarla.

Cuando me sentí lista para seguir mi camino y pensé en lo que estaba apunto de hacer; que era... ¿Qué iba hacer?

Ah, sí, Marisol.

Me lo pensé un par de veces y concluí que ya había perdido el tiempo necesario en este momento, así que mi fui directa a clases.

Luego me pasaré por allí.

••••

Al final no me pasé por la biblioteca, así que dejé que Marc nos llevara a Alison y a mi en su coche a nuestro apartamento; y no esperé ni tres segundos en entrar en mi habitación y tirarme en la cama para soltar por la nariz todo el aire contenido, entre cansada y frustrada.

TÚ Y YOWhere stories live. Discover now